12 de Agosto de 2015. Patio.
No hablaba de una falta en especial, hablo de cualquier tipo de falta, de la falta que me haces cuando no estás, y de la falta que cometes cuando lo estas, de la falta de sensibilidad que tienes, tanto de la falta de piedad que sientes por mí, desde que te conocí no sabía que era llorar, contigo lo aprendí, fue duro, antes de ti, sólo uno me había importado, ahora contigo, el sentimiento que predomina no es la importancia, ósea sí, pero el que prevalece es el amor, y más que nada, ya no me acuerdo de cómo era un vida sin ti, sin dolor, sin sufrimiento, sin felicidad prolongada, ya no me acuerdo, recuerdo haber guardado un suéter sólo porque tu perfume lo impregnó, no recuerdo una vida sin ti, mi amor.
La falta de amor que le haces a mí alma, me haces trizas, amarte es mi necesidad, me refugio en la esperanza de que el amor sea mutuo algún día, vivo desesperada.
Sobrevivo porque aún hay algunas cosas/personas que lo ameritan, lo merecen, sino ya me habrías matado con tu indiferencia, no sé si ya deba superarte o debo seguir con este tormento, le daré un tiempo limitado y prolongado, me encargaré de que te enamores de mí, si no lo obtengo, serás libre de mí, no sabrás más de mí, ni de lo fue de mí, ni yo me empeñaré en seguir aferrada a un inútil y absurdo amor, apartir de hoy, iré contando el progreso, sólo tengo 30 días.
Y si te superó, no significará que te olvide, o algo similar, significará que te dejo ir, pero te seguiré amando, y seguiré diciendo que fuiste el mejor amor que he tenido en mi corta vida.
Al finalizar la plática, concluimos con que me haces falta, y que te necesito más que otro.
Me haces falta, y mi alma me lo dice abrumada.
