10 de Agosto de 2015. En el agua.
El dolor es una reacción ante algo que te lastima, como cortarte, como caerte y de más.
Entre todas esas razones por las cuales viene el dolor, hay una en particular, el dolor que siento ante tu ausencia, es un dolor terrible, y no tanto físicamente, pero si internamente, ese dolor que tiene tu alma por la falta de aquel ser amado, es un tormento.
Cuando sé perfectamente que no me amas, y que siempre me vas a ignorar, y que ante todos seremos un par de desconocidos sin intereses en común, eso duele.
Me destruyes tú y el dolor que siento por ti, porque no es un dolor insignificante que con una píldora se quitara, más bien es un dolor que no se puede curar con medicina, necesito más bien, que estés una vez más conmigo para curar esa herida del alma.
Y no creo que sea tan fácil para quitarse con alcohol, el alcohol sólo disminuirá el dolor un mínimo, lo que necesitas es la verdadera cura, él.
Somos tan diferentes, soy una luna, y él, el que no dedica ni un minuto a verla, soy un sol, y él, el que odia el calor, soy una flor, y él, alérgico, soy agua, y él repugna el agua porque cree que es insípida y horrenda; somos de diferentes universos.
Quizá en la tierra haya otro parecido a él, y quizá él, sea alguien compatible conmigo, alguien que no me haga sufrir, pero yo no quiero a alguien más, porque en él, encuentro la vida, encuentro lo que me gusta; me podrán decir [masoquista], pero, así soy, me gustan los retos, me gusta la mala vida, y después de tanto sufrimiento, aún espero por él.
Yo no quiero a nadie más, en él lo tengo todo, y con él me conformo.
Pues mi amor hacia él es incondicional, es indestructible, es eterno.
La única similitud que tenemos, es que él es un demonio, y yo un ángel, pero cuando sea, me metarmofizo a un ángel caído, así que ahí ya seremos similares.
Lo único que no quiero, que él encuentre a alguien compatible a él.
Rómpeme, mi amor.
