Era uno de esos dias realmente frios en el medio del invierno que te hacen desear dormir unas horas mas en medio de las calidas sabanas, bueno, eso es lo que desearia mucha gente... mucha gente menos yo.
Aunque suene una locura en un dia como este, me levante -como era mi costumbre- a las seis de la madrugada. Ya se que piensan, seis de la madrugada ¿para que tan temprano? Bueno... cuando una tiene que entrenar cada dia al menos unas tres horas, es dificil negarse a la costumbre.
Mis padres aun no se levantaban-cosa igualmente comun-. Mamá no tenia nada planeado para hoy, salvo salir con sus amigas como una adolescente y papá tenia que levantarse dentro de unas horas para ir a su empresa y fingir que trabajaba. Todo lo contrario a mi.
Primero lo primero, desayuno. A pesar del frio, tome un tazon en el cual puse fruta que mi nana picaba para mi todas las noches- y que debo admitir lo hacia muy bien-y lo acompañe con un delicioso aunque frio, jugo de arandano natural que ella misma se encargaba de prepararme.
Mi nana-como me gustaba decirle- era mi queridisima abuela, la unica que me apoyaba en las madrugadas a pesar de ser rendida muchas veces por el sueño cuando queria acompañarme a desayunar. No la culpaba, a su edad ya no puedo abusar de su buena voluntad de querer desayunar con la madrugadora de la casa.Corri al baño, me lave y sali con el cabello trenzado, preparada para el entrenamiento.
Estuve una hora haciendo biclicleta y otros ejercicios que se me demandaba hacer al menos en la mañana para mejorar mi resistencia-esta era la parte aburrida de mi vida- y al terminar... por fin tome mis adorados patines que yo misma me habia comprado dos años atras.
Tome la bicicleta en la que me movilizaba cada dia y me encamine a la pista de hielo que -gracias a Dios- no estaba muy lejos de casa.
Tenia una hora de patinaje libre en la mañana y la aprovecharia con todas mia ganas. Tome el reproductor de musica y lo puse a todo vlumen, dejandome llevar por un poco de dulce musica clasica para calentar.
El hielo bajo mis patines y el placer que me traia saltar en el eran unicos, a esta hora aun nadie ha patinado aqui, siempre soy la primera en arruinar la hermosa textura del hielo que deja Sam el conserje que se encarga del Zamboni.Quise patalear cuando la alarma de mi telefono me anuncio que era hora de ducharme para ir a la universidad. Aun asi me di el tiempo de dedicarme a una delicada cancion que amaba y que estaba proxima a presentar como mi rutina en el torneo organizado por la ciudad que buscaba-por primera vez- ganar: la cancion del cello una melodia compuesta por Bach pero que the piano Guys habian modificado.
Tome mis cosas y corri a tomar una relajante ducha.Cuando entraba al salon ya estaba cinco minutos retrasada pero di saltos de alegria- en mi interior claro esta- cuando vi que el profesor estaba aun mas retrasado que yo.
Mis compañeros eran bastante agradables pero no podia evitar trabarme cuando me hablaban, mis capacidades de sociabilizar eran completamente nulas. Una parte de mi agradecia que mi carrera fuera nutricion y dietetica ya que la mayoria de la clase eran mujeres pero al mismo tiempo eso me aterraba... todos saben que las mujeres son mas chismosas y malhabladas que los hombres...
En mi seccion tenia solo dos amigos Jane y Thomas que lo habian sido tambien en el colegio. Jane era de esas rubias despampanantes que te quitan el aliento y Thomas pues... solo Thomas, o Tomy como nos gustaba decirle, era mas reservado, de cabello negro y piel palida.
Yo pues... meh no tenemos porque hablar tanto de mi ¿no?
Bueno, volviendo a las clases no hay mucho que decir, no era algo a lo que buscara dedicarme toda la vida, si no mas bien un respaldo por si llegase a lesionarme tanto patinando que no pudiera hacerlo mas y tuviera que dedicarme a ello para sustentarme. Aunque eso no significaba que no me gustara, realmente me gustaba, solo que... mucho menos que el patinaje.
Luego de las seis horas de clases que teniamos aquel dia, fuimos los tres a almorzar.
Esa era otra parte triste de ser patinadora. Tenia que comer solo cosas sanas y bajas en grasas, y ver a Thomas comiendo sus hamburguesas favoritas era una tortura que a veces -obviamente que en secreto- me ganaba y me rendia a la tentacion de un poco de comida chatarra.
Esta no era de esas ocasiones, cuando una competencia se acercaba no habia posibilidad siquiera de una mordidita de ese placer culinario.
Luego de mi ensalada y la comida chatarra que mis amigos ingirieron sn culpa alguna, me acompañaron a la pista de hielo donde habria de entregarme otra vez al placer de maniobrar hermosas piruetas en medio del espacio congelado.
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Huellas en el hielo
Teen FictionEl patinaje siempre ha sido mi vida... me encanta, me relaja, me... en fin, enserio adoro patinar. Mis padres siempre me dicen que soy una loca por no sociabilizar en la escuela, pero eso no es lo realmente importante...¡Solo quieren que me case ya...