La vie en rose

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Nos mantuvimos sobre la cama hasta que André decidio que era tiempo que cenara mientras el avisaba que habia sido encontrada.
Me quede en medio de la cama viendo con mas detalle la habitacion. Tenia las paredes de madera barnizadas, los ventanales eran enormes y eran cubridos de cortinas acordes a los colores de la habitacion. El piso era de madera y estaba cubierto de algunas alfombras, desde aqui podia ver el baño cuya puerta se mantenia abierta, en lo que podia ver de su interior encontre una blancura impecable que me agradaba bastante.
Mi mano sangraba por lo que luego de cenar y sin ver a André llegar, me levante buscando un botiquin, alcohol o algo para detener la hemorragia, al parecer era una herida mas profunda de lo que habria pensado e incluso parecia mas un corte que un rasguño.
Al no encontrar nada a mano sali de la habitacion, descalza y cubierta solamente por el vestido que traia puesto. Camine hacia la cocina donde supuse que podria encontrar algo o alguien que pudiera ayudarme. Mientras me acercaba logre escuchar unas voces...
-Agradeceria que no tocaras ese tema, abuela- Era la voz de André.
-Pero ¿Como no va a darte al menos un heredero?-Replico la voz de su abuela.
Mi corazon se detuvo, no podia moverme, queria correr de ahi, pero estaba anclada al piso.
-No lo sabes...
-¿Acaso es infertil?
-Ella sufrio un accidente, entiendelo-La voz de mi esposo se volvio intensa y algo agresiva- Por la culpa de una rival que la empujo... nadie se lo esperaba, ni ella tuvo el tiempo de reaccionar...
Un suspiro ahogado resono y solo pude correr, espantada por los pasos que resonaron entre las paredes.
Una vez que hube entrado en la habitacion me lance a la cama, temblorosa, como si hubiera corrido una maraton...
Tome mi bolso de mano de donde saque mi perfume y unos pañuelos. En ese momento entraba André...
-¿Comiste?
-Si
Se me acerco sonriendo y se sento a mi lado en la cama, el me habia defendido, el me aceptaba con todo lo que yo era... y eso aceleraba, mas bien tenia desbocado mi corazon.
Humedeci con perfume unos pañuelos y comence a limpiar, mordiendome las ganas de chillar por el ardor.
-¿Que haces?
-Am... yo...
No pude responder pues tomo mi mano, notando la herida que ya estaba mas limpia y se notaba que no era tan profunda.
-¿Como te hiciste esto?-Murmuro arrugando el entrecejo.
-Me cai- Respondi encogiendome de hombros mientras el tomaba mi mano y comenzaba a limpiar.
-¿Te duele?
-Un poco, pero no pasa nada.
Cuando estuvo limpia tomo una venda de un botiquin que oportunamente tenia escondido en su maleta y la puso en mi mano.
-Amor... no huyas de mi otra vez- Susurro con tristeza, mirandome fijamente.
Eso fue... su mirada penetrante tan... triste. Estaba dolido de mi actitud. No aguante mas y me abrace a el con fuerza.
-Lo lamento... yo no... no quise preocuparte.
-Lo se, pero... tu y yo somos una familia, familia de dos pero familia al fin y al cabo... lo que te afecte a mi me afecta tambien.
Recibi un abrazo efusivo en respuesta, estabamos tan... unidos en cierto punto... ambos habiamos sufrido, ambos...
Nos pusimos los pijamas y nos recostamos abrazados, hasta que nos dormimos...

Cuando despertamos nos sonreimos... hoy seria un nuevo dia, estaba segura de ello.
Nos duchamos y salimos a la cocina, luego de dejar todo en su orden y lugar respectivo.
Alli nos esperaban para desayunar, si que nos unimos agradeciendo que no nos habiamos levantado tarde, lo que menos queria era darles motivos de queja sobre mi.
Mis padres siempre me habian dicho lo importante que era la imagen, sobretodo tomando en cuenta el prestigio del que aun entonces gozaban mis padres. Era yo solo esa imagen que ellos necesitaban... pero ahora solo era yo...
Ayudamos a limpiar, como era costumbre al llegar a un hogar ajeno. Pero se me quitaron los utensilios de las manos, cuando quise tomar la escoba me la quitaron para detenerme. Habian personas trabajando alli, pero solo en limpieza. La comida era siempre de la mano de la abuela de André. Por eso es que cuando llego la hora de preparar el almuerzo, me acerque a ella en secreto, mientras mi esposo iba al pueblo a buscar a su abuelo que se habia quedado un poco mas para ayudar en las tareas que habiamos dejado inconclusas. La prima de André se encontraba haciendo esos ejercicios que hacen las embarazadas, preparandose junto a su esposo para el dia en que serian padres.
Era yo quien estaba separada de todo, no sabia que hacer ni donde dirigirme...por eso fui a la cocina buscando ese candor hogareño que tanto habia extrañado de mi propio hogar.
-¿Puedo ayudar?
-Claro, mi niña, vamos a cocinar un poco.
El olor a campo de aqui me agradaba, estaba tan a gusto en medio de todo este verdor, en el candor de las manos corrugadas de la abuela que se encontraba a mi lado.
Me entrego unos tomates con un cuchillo. Le mire con cara interrogante, mientras ella se movia con agilidad tomando las verduras y poniendolas en un colador para ponerlas bajo el chorro de agua.
-Haremos ratatouille, solo picalos en rodajas...
Los puse en un bowl y los lave con cuidado. Tenian ese olor exquisito a verdura fresca- de fruta en caso de los tomates-, segun me habian dicho, la abuela de André tenia su propio huerto y lo cultivaba con esmero cada mañana.
Luego de hacer la salsa, pusimos las verduras en torno a un molde y lo pusimos al horno.
-¿Me puede mostrar su huerto?
No supe como habia pronunciado esas palabras, solo... yo solo... queria probar ese verdor, sentir ese olor, vivir esa realidad...
Me llevo de la mano hacia un sendero que recordaba, era el mismo de ayer...
Cuando lo note, sonrei. Pero nos detuvimos cuando entramos a un sendero que ignore el dia anterior. Despues de unos minutos estabamos en otro claro a unos metros del sauce donde me habia columpiado, el que resaltaba por su altura de entre los demas.
Los colores de las hortalizas eran demasiado hermosos, la vida que alli se desarrollaba era magnifica... era otro encuentro que me llegaba al corazon. Parecera algo tonto, pero... estar ahi con ese olor a verdura fresca en la nariz, era maravilloso.
Todo estaba sucediendo, todo maravillosamente...
Volvimos luego de que la abuela de André me permitiera regar algunas de sus plantas que iban recien germinando segun intentaba explicarme. La ratatouille estaba lista y en su punto justo cuando la sacamos del horno.
Aun faltaban dos horas para almorzar, por lo que la abuela de André me llamo a un rincon de la cocina, casi como queriendo contarme un secreto.
-Haremos el postre favorito de André, Crême brulé.
Me conto casi en susurros que la ratataouille y la crême brule siempre habian sido los platos favoritos de André, y que se los preparaba cada vez que venia a visitarla. Algo me conmovio de su forma de hablar... lo contaba tan feliz rememorando... pero se contuvo cuando llego al momento en que André tuvo que irse a vivir a Estados Unidos... parecia que tenia un sollozo en medio de la garganta que no queria o mas bien no podia liberar...
Mezclamos los ingredientes, pues decia que era importante que me supiera la receta al reves y al derecho. Lo cierto es que no demoramos mucho, y nos dispusimos a crear la crujiente capa de caramelo que coronaria el postre.
Estuve contenta del resultado, pues fue justo a tiempo. Exactamente en el momento que el abuelo de andré y el mismo entraban en la casa. Asi fue que nos sentamos todos juntos a la mesa mientras degustabamos la deliciosa comida.
Luego del almuerzo salimos a caminar a los alrededores. André se me acerco entrelazando nuestros dedos, todo me parecia tan bello a su lado...
-La vie en rose- Le murmure al oido, la unica frase en frances que sabia pronunciar.
Me sonrio, miemtras se acercaba a mis labios con deliciosa paciencia. Estabamos tan felices en un pequeño mundo, una burbuja...
Caminamos por verdes senderos, guiados por los dueños de casa, viendo curiosos arboles y coloridas flores, en torno a las cuales las aves hacian carreras. Llegamos a un claro donde corria un riachuelo de cristalinas y frias aguas, donde descansamos y nos dedicamos a ver el hermoso paisaje que se erguia al horozonte... en mi ciudad no habia nada parecido...
Maravillada veia todo con absoluto deleite, con los ojos brillantes de impresion... ahi estabamos ambos envueltos por la luz dorada del astro rey, mientras nos manteniamos abrazados sentados sobre un curioso tronco de arbol que se torcia casi al nivel del suelo cubierto de verde hierba... el sol comenzaba a ocultarse cuando volvimos a la casa para cenar.
A eso de las nueve nos encontrabamos recostados sobre la cama, acalorados por las altas temperaturas a las que aun no podia acostumbrarme. André tomo mi mano mientras me llevaba hacia afuera...
Las luces de la casa estaban apagadas, estabamos solo los dos despiertos o eso aparentaba. Nos fuimos descalzos a traves del sendero que me era ya conocido hasta llegar al claro dnde se erigia el sauce en cuyas ramas colgaba el columpio que me sostuvo aquel dia.
Nos recostamos en la fresca hierba mientras observamos la luna que se erguia a lo lejos, pero lo curioso era que podia sentir casi como si pudiera estrecharla entre mis brazos...
Me abrace a André, mientras escuchaba el acelerado ritmo de su corazon, y eso me ponoa contenta, saber que aun siendo su esposa podia acelerar su corazon de aquella intensa y misteriosa manera.
Senti ese calor nuevo que nacia desde mi interior... estaba entrando en panico, queria besarle, pero estaba tan hechizada por las estrellas y la luna que nos miraban que no pude siquiera despegar los labios cuando senti la presion que los suyos hacian contra los mios.
Senti el abrazo intenso que me envolvia... mientras el susurraba...
-La vie en rose...
Era cierto, la vida estaba en rosa, y en violeta, y en verde, y en azul... en todos los colores... en todo... porque el estaba a mi lado...
Es asi que nos dejamos llevar en medio de la pasion que nos invadia... solo se que cuando desperte... me encanto saber que seguia abrazada a el.


Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora