¿Italia?

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En medio de la madrugada volvimos a la habitacion, cuando comenzaba a sentirse el frio y a caer el rocio.
Nos dormimos en medio de las sabanas, muy juntos, abrazados, tal como debia ser.
Cuando desperte, André me miraba con tranquilidad, abri los ojos gigantes, sorprendida. Rio mientras acariciaba mi rostro.
-Amor...¿Lista para el ultimo destino de nuestra luna de miel?
Sonrei contenta de que el ensueño en el que estabamos aun no fuera a terminar. Me abrace a su pecho mientras asentia adormilada.
Nos levantamos con cierta pereza para hacer las maletas y tomar desyuno, fue alli que dimos la noticia de nuestra partida.
Los abuelos de Andre nos hicieron un paquete con dulces y otras meriendas para el camino, mientras nos despediamos de la prima de Andre y el futuro bebé.
Nos despedimos con ciertas ganas de quedarnos, pero la emocion de descubrir que tenia mi esposo preparado me carcomia por dentro.
Teniamos al menos tres dias mas de luna de miel y la ilusion de tener a André solo para mi me llenaba el.corazon de alegria. Esa alegria bobalicona que se te graba en el rostro con una inmensa sonrisa.
Comenzamos el viaje aun sin rumbo aparente, cuando llegamos a un aereopuerto, a estas alturas ya no me sorprendia. Tomamos un vuelo hacia ¡Italia!
Siempre habia querido ir alli y comer pasta-aunque suene ignorante- pero era un pequeño deseo que tenia.
El vuelo no duro mas de unas horas, horas en las que me apoye en el hombro de mi amado para dormirme, despertando temiendo que hubiera babeado su hombro.
Por fortuna solo me mantuve alli descansando, mientras el hacia lo mismo. Ambos teniamos en que los ojos arden pidiendo descanso, mientras el cuerpo aum quiere disfrutar.
Cuando llegamos a Italia ya era hora de la cena, mi estomago lo sabia y rugia pidiendome comida. Para mi descanso y completa alegria, André habia tambien alquilado un auto y eso me tranquilizaba.
Ya habiamis devorado por mero gusto las delicias que nos habian preparado los abuelos de André, por lo que me conformaba con retozar en el auto, mientras me revolvia en medio del asiento, buscando el sol en cada ventanal del auto.
En poco mas de media hora estuvimos en el hotel, y en otra media hora estuvimos instalados en una preciosa habitacion con enormes ventanales por los que se filtraba como deliciosa capa eterea la luz solar.
No aguante mas y me lance sobre la cama, en la que rebote reoetidas veces antes de sentir los rayos del astro rey sobre mi, sobre mi torso, sobre mi cuello... fue tarde cuando descubri que no era el sol quien cubria de besos mi piel, era mi esposo que se erguia sobre mi. No se si serian los brillos dorados del atardecer o el encanto propio de Italia, pero... mi esposo se veia tan... tan para mi, en un acople perfecto.
Me sentia encantada por Italia, encantada por el sol, encantada por el esposo que me abrazaba mientras me besaba dulcemente. Era un placer sentir el calor que emanaba de todo este ensueño.
Cada beso que André me regalaba era una muestra de cuanto me amaba... me hacia sentir tan hermosa, unica en todo el mundo, la unica en su mundo. Asi fue que perdi el control entre sus brazos, el sentido, y todo mi ser...
Cuando volvi en mi, me encontre abrazada al amor de mi vida, viendole dormir, descansar envuelto entre las suaves sabanas.

No quise despertarle, por lo que me levante con cuidado, apresurada por la necesidad de cubrir mi desnudez. Me vesti con rapidez, para acercarme al balcon que daba a la ya oscura noche. Las estrellas en Roma tenian cierto brillo que no pude encontrar en Francia, sera que alla me encantaba sentirme tan libre y la noche que me dedique a ver las estrellas fue luegi de entregarme a los brazos de mi amante esposo.
Arrastre un banco hacia el balcon para sentarme a la luz de la luna, disfrutando la oscuridad salpicada de destellantes estrellas. Sostuve el rostro entre las manos para ver como caminaba tambien la gente por las calles de la ciudad que brillaban con cierto encanto bohemio, si en la villa de la familia de André pude disfrutar de la tranquilidad del campo aaqui queria probar la vida nocturna, qie esperaba, estuviera llena de euforia y encantos.
Me mantuve alli hasta que los brazos de mi esposo me rodearon. Ya no estaba cansada, y el parecia tampoco estarlo.
-Quisiera conocer la ciudad-Murmure.
-¿No quieres esperar a la mañana?
-Quiero ver la vida nocturna.
Algo debio haber visto en mi mirada porque no se rehuso, le ayude con la camisa y el con el cierre del vestido. Ya pareciamos casados, hueno lo estabamos, si que no habia opcion.
Cuando salimos del hotel me agarre fuerte de su mano y fuimos en busca de un restaurante donde poder saciar el apetito que nos consumia.
Llegamos a uno bastante sencillo, pero atrayente. Nos sentamos en una de las vacias mesas, y mi deseo de pasta no se hizo esperar.
El mesero rio al escuchar mi pedido y sonrio con cierto agrado. Mi esposo pidio lo mismo, quizas tambien tenia esa curiosidad de saborear la pasta italiana, y juzgar por uno mismo si los rumores eran ciertos.
Sonreimos con gran complicidad. Nos habia encantado la pasta y el postre estaba en camino, cannoli siciliano. Sonaba tan delicioso... y asi mismo sabian, tenian texturas crujientes y esponjosas, un dulzor que no agobiaba ni anestesiaba los labios. Todo sabia como debia, los pistachos, el chocolate, todo...
Caminamos por las calles iluminadas, donde brillaban letreros, atracciones y discoteques.
Pero cuando vi la fuente de Trevi me estremeci al verla iluminada y en pleno esplendor a tal hora de la noche.
Era fantastica la magia que revoloteaba a su alrededor. Tome unas monedas de mi bolsillo y nos acercamos a lanzarlas, mientras pediamos un deseo...
La magia seguia alli, mientras caminabamos, parecia habersenos pegado. Nos sentamos en una plaza cualquiera mientras nos abrazabamos. Vimos la luna hasta que comenzo a esconderse y vimos tambien al sol salir, fue entonces que nos rendimos a los brazos del Morfeo, cuando volvimos a la bien hecha habitacion que nos esperaba en el hotel...

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora