De vuelta al hielo

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Me levante con energia luego de ver una pelicula, ventile el departamento, lo asee y todo antes de medio dia.
Lorde se acerco a mi una vez hube terminado todo, ya habia desayunado si que no maullaba. Camino con coqueteria entre mis piernas mientras levantaba su lomo. Era curioso ver a este gatito rubio de ojos verdes apegarse a mi. Jamas habia tenido una mascota, por lo que no tenia la menor idea de como cuidarlo, si que me sente en el sofá esperando a que el gayo saltara a mis piernas-se demoro un poco pero lo hizo- y se acurrucara contra mis pantalones. Fui acariciando primero su lomo de sedoso pelo, luego fui acercandome a su cabeza, pero la verdad creo que a el no le gusto mucho porque aparto mi mano con su pata; luego me acerque a su cuello con el miedo de ser rasguñada y comence a rascar su cuello con lentitud. Me sorprendi al notar que ronrroneaba y se acoplaba al movimiento de mi mano, sonrei al notar que ya me estaba ganando su cariño, seria terrible tener que convivir con un gato que me odia y que podria rasguñarme cada mañana.
Me acerque al refrigerador para prepararme la ensalada que seria mi almuerzo, agradeci que André mantenia surtido el refrigerador; rei al encontrar unos postres preparados al frente de todo, tenia una nota:
"Para mi pequeña golosa, don bajos en grasas y azucares si que no creo que Rosa se moleste.
Con amor
Tu esposo André"
Aun sentia que André tenia esa sensacion de culpa, notaba el miedo que tenia al abrazarme, al siquiera tomar mi mano... esperaba que pronto el pudiera volver a verme sin esa tristeza en los ojos.
Me sente a la mesa viendo una de esas series nuevas que transmitian a esta hora, claro que luego de haber alimentado a Lorde, que ahora ronrrobeaba entre mis pies.
A pesar de no querer dejar solo a Lorde sali un rato del departamento, necesitaba ir a la pista de patinaje, saber si aun tenia esa magia...
Camine hasta la casa de mis padres, donde Nana me recibio cariñosa. Le pedi que me acompañara a la pista de patinaje, no queria ir sola y ella era justo la persona que necesitaba.
Fuimos caminando hasta la pista, donde Rosa terminaba la rutina de los mas pequeños que aun estaban aprendiendo. Ella tambien me recibio con alegria y Miguel-que estaba en el grupo con los niños- tambien se acerco a abrazarme.
Esperamos hasta que se fueron a los camerinos, pero Miguel se quedo conmigo, ya habia aprendido mucho-no me extraño, pues Rosa lo entrenaba con dureza- si que era tiempo que fueramos pensando si podriamos hacer alguna rutina juntos.
Mientras Miguel descansaba yo me fui moviendo por el hielo, se sentia mas suave de lo que recordaba, estuve nerviosa cuando me fui posicionando para realizar un salto. Todos los nervios desaparecieron cuando me vi en el aire y luego fui recibida con cuidado por el hielo, mi viejo amigo, siempre tan confiable.
Rosa habia comentado que me habia descuidado un poco, devia demostrarle que no era asi, que seguia siendo la mejor.
Repeti la rutina de las nacionales con perfeccion, estaba tan feliz de sentirme de nuevo en mi mundo, mi hogar. Salte una y otra vez, mientras Miguel entraba en la pista, no habia notado que ya habia ido xreciendo, su voz comenzaba a cambiar, y sus facciones se habian endurecido para mostrar al hombre en el que se estaba convirtiendo.
Rosa nos dio instrucciones para comenzar a movernos en conjunto, todo iba bien hasta que ntentamos un salto, caimos con estrepito al hielo. A pesar del miedo de Miguel a que me hubiera lastimado, yo me levantaba riendo, era gracioso volver a aprender volver a sentirme inexperta en mi zona de dominio.

Nos costo mucho lograr un salto en conjunto, y sincronizarnos para otras piruetas;pero para cuando Miguel tuvo que irse con Rosa habiamos tenido un avance, era algo.
Alli me deleite saltando por el hielo, sintiendo la libertad que creia perdida, los cambios en mi vida siempre habian sido bruscos e instantaneos, pero ninguno habia sido tan importante como el casarme con André. Era ese cambio en mi vida el que me hacia sentir tan perdida ahora... pero sentia que de alguna manera eso era bueno, m futuro era incierto y eso era lo mas maravilloso, podia ser quien quisiera, llevar el rumbo que mejor me pareciera y eso era una extraña pero deliciosa libertad.
Casi oscurecia cuando recibi una llamada de mi esposo:
-Hola amor.
-Pequeña mia, ¿Que le gustaria cenar? Voy en camino a casa y pense en llamarte para saber si querias algo especial.
-Pues am... volvi a la dieta, si que algo muy bajo en grasas seria lo mejor.
Escuche su risa a traves del telefono mientras retorcia un mechon de cabello entre mis dedos.
-Esta bien cariño.
-Am, ¿Puedo llevarme mi bicicleta al departamento?
-Porsupuesto, en el subterraneo hay un especio donde se dejan las bicicletas.
-Gracias, nos vemos en un rato mas.
Colgue sintiendo cosquillas en el estomago, aun siendo mi esposo y viviendo con el sentia estas mariposas que no dejaban de rondar cuando pensaba, hablaba o me encontraba con el.

Salimos de la pista de patinaje caminando hasta llegar a casa, salude rapidamente y me despedi pr ir en mi bicicleta al departmento. Fue rara l sensacion de salir de mi casa, de despedirme de mis padres, ¿a todas las esposas les pasra igual?, realmente eso espero.
Pedalee en la tibia noche hasta que vi el edificio ya frente a mi rostro, busque el estacionamiento de bicicletas en el subterraneo y ate con la cadena el frio metal del cuerpo de mi bicicleta, agotada de mi peso.
Mi rostro estaba tibio, podia sentirlo en cada pestañeo, en cada respiracion que emergia caliente de mis pulmones afiebrados.
Cuando subi al ascensor, fui llevada hacia el departamento a una velocidad vertiginosa. Cuando entre encontre a Lorde entre mis piernas y a André sentado en el sofá.
Me sente a su lado, me beso con dulzura.
-¿Donde estabas?-Murmuro.
-Fui a la pista, tenia que practicar.
-Dime que no te caiste.
-No voy a mentirte...
Deje la frase inconclusa mientras me acurrucaba en su pecho buscando su calor. Me acerque a sus labios con deseo, con esas ganas de fundirme en ellos. Nos besamos hasta que el aliento se nos hizo insuficiente.
-Tengo que ducharme-Susurre con la voz entrecortada.
-Mas tarde...
Fui tomada entre sus brazos, siendo llevada a la habitacion. Me beso con adoracion mientras me depositaba con dulzura en la cama. El fuego crecia entre ambos hasta hacerse insoportable, necesitaba tenerle ya.
Fuimos llevados por el amor hasta el extasis, con adoracion, pasion... solo amor.
Cuando recobre la conciencia estaba entre sus brazos, descansando sobre su pecho. Nos miramos un segundo antes de entrar a la ducha, ponernos los pijamas y dirigirnos a la cocina, donde Lorde reclamaba su cena con duertes maullidos de gato necesitado.

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora