Huellas en el hielo

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Pasaron asi los meses, mi barriga habia crecido hasta serme incmoda pero a la vez agradable. Hacia una semana habia cumplido siete meses de embarazo y estaba mas que feliz de poder estar mas segura de mi maternidad.
Aquel dia Miguel me llamo para que fuera a su primera presentacion en una competencia. Estuve hablando con André sobre ello y dijo que no habia problema pero que el se quedaria a mi lado a cada momento.
Esa mañana nos levantamos con cierto animo, habia la vitalidad podia respirarse, luego de tanto tiempo por fin volveria al hielo.
Nos subimos al auto para llegar a la competencia que ya estaba por comenzar.
André me ayudo a subir los escalones que nos llevarian a los asientos, la verdad era que estaba fatigada, sentia un dolor punzante en el vientre bajo pero eso no me sacaria de el momento mas importante de un patinador, su debut.
-¿Te sientes bien?-Dijo preocupado.
Un jadeo de dolor le hizo voltearse a mi con preocupacion.
-Tenemos que ir al hospital-Dijo seriamente.
-No, solo es el bebé que se esta moviendo- Urmure tratando de calmarlo.
Sin embargo el dolor se volvia mas intenso, a la vez que un movimiento extraño dentro de mi vientre comenzo a molestarme.
Habian pasado varios participantes e incluso Miguel habia encantado a los jueces con su rutina. Ya no aguantaba mas el dolor.
-Vamonos.
Esa palabra fue suficiente para que André me sacara de alli y me llevara rapidamente al hospital. Cuando me levante del asiento pude sentir un flujo extraño. Fui llevada por una enfermera a una sala de urgencia donde me revisaron.
-Ha roto la fuente-Murmuro con preocupacion- Solo tiene siete meses.
-Hay que sacarlo-Dijo con seriedad un medico que anotaba algo en una hoja de papel.
Me estremeci de nervios cuando me ayudaban a ponerme la bata. André entro velozmente y se puso a mi lado.
Senti las lagrimas recorrer mis mejillas mientras el me abrazaba.
-Estaras bien, estaras bien, lo prometo-Dijo intermitentemente, alternando con besos que estampaba en mi rostro humedecido por el llanto.
Fui llevada al quirofano, donde me inyectaron algunas cosas, pero no estaba dormida, estaba segura, pero tampoco podia ver nada.
Al inicio no sentia nada, absolutamente nada, pero a la vez que fue avanzando el tiempo me setia derramar a traves de el. Ya no era yo la que estaba en medio de la camilla, si no que algo estaba cambiando.
Los pasos se hicieron resonar en medio del quirofano y voces agitadas gritaban. Quise decirles que dejaran de gritar, no estoy segura de si pude articular palabra alguna. Lo cierto era que mi cuerpo no hacia mas que yacer sin fuerzas a mercer de los medicos.
Intente abrir los ojos y la enfermera traia entre sus manos ensangrentadas un pequeño bultp que lloraba, era mi bebé que me buscaba entre manos extrañas.
Esa vision duro unos segundos, pues algo habia sucedido. Los medicos no hacian mas que gritarse unos a otros, mas que correr viendo numeros en maquinas que nisiquiera reconocia.
Pronto mis oidos se taparon en un pitido agudo y molesto, mis manos pesaron como hierro al igual que mis parpados, no habia nada, ni medico que intentara moverme ni despertarme, tampoco enfermera que trajera a mi pecho a mi indefenso bebé. Solo habia una pista de hielo blanca interminable, perfecta. Rodeada de nieve, pero no hacia frio, que se extendia hacia donde alcanzara la vista.
No recordaba como ni cuando ni por que me hallaba alli, asi mismo como ya no recordaba nada. Solo sentia esa eterna felicidad que me daba el hielo y el suave movimiento que, dejando mis huellas en el, me llevaba a saltar una y otra vez hacia el cielo.

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