Luna de miel

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Salimos a pasear esa tarde, en medio de arboles de colores vibrantes, pastos verdes y brillantes flores que se enredaban entre las ramas. Nos sentamos en una banca junto a una pileta adornada con estatuas de sirenas...

El sol comenzaba a desaparecer en el horizonte mientras hablabamos de lo hermosa que nos parecia la ciudad.
-Ojala pudieramos quedarnos aqui...-Murmure abrazandome a su pecho.
-¿Te gustaria?
-Claro que si, pero... aqui no puedo patinar.
Sonrio mientras, acariciaba mi hombro libre.
-Pronto volveremos a casa-Dije, sin pensar.
-Nop-Murmuro mientras me veia fijamente.
-¿Como?
-Nos queda mucha luna de miel aun...
Estaba nerviosa, pero ansiosa por ver que sorpresas me tenia preparadas.
-¿Crees que podremos convivir bien juntos?
-Claro que si.
-¿Por que estas tan seguro?
-Porque se que te amo y que podremos superar lo que se nos venga encima.
Ambos reimos, aun habian muchas cosas que comprar y quise aprovechar de hacerlo por los barrios de Paris.
Fueron cosas sencillas para acostumbrarme al departamento de André, y hacerlo, tambien un poco mio.
Cuando nos disponiamos a volver al hotel, nos detuvimos frente a un restaurant que brillaba envuelto de pequeñas luces, parecia tan calido y sencillo, que no lo pensamos dos veces y entramos alli.
Nos acercaton a una mesa ubicada junto a uno de los balcones. La luna se erigia a un lado de la torre Eiffel, brillante en un blanco primoroso que iluminaba el cielo aun algo azulado.
-Es precioso-Murmure.
-Claro que si, solo lo mejor para mi pequeña.
Sonreimos, mientras me tomaba las manos, estaba tan enamorada de el...
El menu fue algo complicado, no entendia nada, realmente nada, fue una gran ventaja que mi marido fuera frances. Me leyo con paciencia cada platillo, a veces incluso debia repetirmelo porque me habia quedado embobada por como pronunciaba el ya de por si, sensual frances, sumado a su susurrante voz, estaba colapsando por dentro.
Pedi algo, aun sin saber exactamente que era, pero me sonaba delicioso, eso era suficiente para mi. Esperamos un rato, tomados de las manos y viendonos fijamente.
-¿Que haremos mañana?-Pregunte, curiosa.
-Haremos un viajecito.
Me gustaba el misterio con que me hablaba, ya estaba impaciente porque amaneciera y pudiera saber a donde iriamos...
La comida estuvo deliciosa, el pollo en su punto, los champiñones bien salteados... pensaran ¿como puedes ser tan critica si vives de ensalada? Pues, tambien amo la comida ¿ok?
El postre fue... celestial. Algo sabia de que los franceses tenian la mejor reposteria, pero esto... wow, superaba todas mis expectativas.
Arandanos, una cremosa pasta de frambuesa cubierta de chocolate, todo blanco... demasiado placer en algo tan simple como un postre.
Me paralice un momento cuando vi la cuchara de André acercarse a mi boca cargada de cremoso créme brulé. Me ruborice hasta las orejas, mientras abria la boca para degustar otra delicia culinaria. El rio al verme tan nerviosa, trate de reir, uniendome a sus suaves carcajadas. Deslice mi dedo sobre un costado del plato, untandolo de crema y la embarre sobre la nariz de André, haciendo que su risa aumentara e intentara manchar mi rostro.
Reimos largo rato mientras esperabamos la cuenta, con André todo sucedia de forma tan natural, tan espontanea...
Salimos tomados de la mano, paseando, fascinados por la luz de la luna mientras nos dirigiamos con lentos pasos al hotel.

Cuando estuvimos en la habitacion me dedique a verla un poco mas a detalle. Eran de un color crema las paredes, blancos ceramicos cubrian el piso y alfombras cubrian algunos en forma de bajadas de cama. Los muebles tenian un estilo europeo agradable y totalmente elegante. El baño no dejaba de ser hermoso, con un agradable olor, muy limpio, y a la vez pintorezco, agradable.
Me lance de un salto a la cama, rebotando entre los almohadones que cubrian nuestro lecho. André rio mientras se quitaba la chaqueta, para acomodarse a mi lado.
-Tendremos que dormir, mañana srra un largo dia-Susurro.
El misterio brotaba de cada palabra deliciosamente, ya queria despertar y ver que hariamos, saber a donde iriamos, que nos esperaba...
Poco a poco la timidez fue desvaneciendo a traves de todo este tiempo, ahora que estabamos casados, me sentia relajada, sin miedo...
Me acerque a sus labios para besarlos largamente. Puso sus manos en mi cintura con suavidad, abrazandome. El dia habia sido maravilloso del todo, y esperaba siguiera asi.
-No me tiente señora Accault, debe descansar para la sorpresa que le tengo-Murmuro entre jadeos.
Sin ganas me levante de la cama, dirigiendome al ropero para buscar un pijama. Agradeci que habia un camison entre lo que mi familia habia empacado. Era de un rosa palido, ceñido al pecho y suelto desde la cintura, llegando a mis rodillas. Me agradaba, seguramemte Nana lo habia puesto alli.
Con cierto pudor me escondi en un rincon mientras me quitaba el vestido lila que traia puesto. Cuando me vi en ropa interior senti una mano apoyada en mi hombro izquierdo, di un respingo, mientras me giraba a verle cubriendome.
-No necesitas cubrirte...-Susurro con coqueteria.
-Yo... em...
Me quito el camison de la manos, y con cuidado lo dispuso para que levantara mis brazos-cosa que inconscientemente hice- y pudiera deslizarlo a traves de mi cuerpo.
La ternura de su gesto me hizo ruborizar, las mariposas me estremecieron cuando senti que besaba mi frente. Le mire largo tiempo, su torso desnudo, sus pantalones, sus pies descalzos...


Nos acercamos a la cama, una vez alli me envolvi entre las cobijas, viendo como mi esposo se quedaba en ropa interior para meterse en la cama a mi lado. Me abrazo mientras acariciaba su pecho, mientras hablabamos, asi, simplemente, relajadamente...
No supe cuanto nos dormimos, solo que desperte a eso de las siete de la mañana, pero estaba tan comoda a du lado que no pude evitar dormirme en la calidez de sus brazos.
Cuando desperte eran pasadas las nueve, y estaba sola en medio de la cama.
-¿André?-Dije, preocupada.
Me levante sintiendo el frio del ceramico, buscando a mi esposo... me rendi luego de un rato, si qie volvi a la cama masticando mi preocupacion...
Me quede ahi, hasta que un sonido de abrir y cerrar de puerta me alerto.
Temble al pensar en todas las situaciones que podian presentarseme en milesimas de segundo. Cuando vi entrar a André, duchado y vestido trayendo un carrito con comida. De mal humor, le lance una almohada directo a la cara y volvi a hundirme entre las mantas.
-¿Que pasa?- Dijo acomodandose q mi lado.
-Te busque y no estabas-Murmure de mala gana.
-Lo siento, fui a buscar algo para comer, crei que tendrias hambre al despertar.
Aun no muy convencida me abrace a el, quedandonos asi largo rato en medio de la cama.
Nos quedamos asi hasta las once mas o menos, desayunamos con gestos amorosos y nos dirigimos a la ducha para poder salir antes del almuerzo.
A eso de las doce y media sacamos las maletas de la habitacion, y nos subimos al auto con un destino aun para mi desconocido. Al parecer aun nos quedaba mucha luna de miel para disfrutar...

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora