Imagen de un aborto

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Al dia siguiente se fue, casi como si mis palabras lo hubieran hechado y de cierta manera, asi lo habia hecho.
Los dias fueron volando y John, el joven que me habia estado siguiendo, se habia acercado hasta ser el unico con el que hablaba durante el dia ademas de Rosa y Lorde.
La competencia se me puso en frente casi como si el calendario me hubiera dado una bofetada. El traje estaba listo, estaba completamente preparada para dejar mis huellas en el hielo.
Lo cierto era que durante estos dias habia sentido nauseas y tenido episodios muy frecuentes de vomito que no lograba comprender, no le habia dicho a nadie, nadie debia saber. Asi que esa mañana sali del departamento, dispuesta a dar lo mejor de mi.
Mis padres me llevaron con Nana y Rosa a la pista donde debia ser la competencia, comenzaba a sentirme nerviosa, era verdad; pero sentirlos ahi a mi lado me daba la confianza que tanto me faltaba.
Mi telefono quedo apagado, hacia unos dias que André no me habia llamado, sabia que habia herido su corazon, pero no estaba dispuesta a llamarlo, no cederia, estaba segura.
No preste atencion a las demas rutinas, ya mucho tenia yo misma para pensar largas horas como para preocuparme de mis rivales. Rebecca no estaba ahi, estaba sancionada y eso me relajaba un poco mas, solo un poco.
El tiempo paso y fue hora de entrar al hielo. Sonrei con cortesia a los jueces para comenzar a moverme al ritmo de respect, sentir la intensidad de la cancion me hacia llegar de aqui a alla con saltos impresionantes, me vi fuerte, graciosa y bella en medio de algo tan hostil como dulce, el hielo.
Un mareo repentino me hizo trastabillar, incluyendo piruetas improvisadas para evitar caer.
Pronto termino mi rutina y poco pude decir, era nuevamente la numero uno, pero eso ¿de que me valia?
Sonrei, fingiendo una emocion que no sentia, saliendo al encuentro de un premio que no creia que merecia.
No tuve la sensatez de quedarme con mis padres luego del almuerzo ganador como le llamaba mi padre, el malestar habia aumentado, si que fingi autosuficiencia para llegar al departamento y desplomarme en la cama sintiendo que el cuarto bailaba a mi alrededor.
Una vez que el mundo dejo de girar para mis ojos, tome el telefono, encontrando que mi esposo parecia haberse olvidado que tenia una mujer en este espacio desvalido del mundo.

No senti ya nada, los dias seguian pasando y nada, parecia que se habia esfumado y yo, era la tonta que esperaba a que el volviera, fuera lo que fuera que estaba haciendo queria que se detuviera y viniera por mi, abrazarme a su cuello en un intento vil de encarnarme a el y no tener que sentirme jamas sola otra vez.

A la semana ya no soporte, los estudios eran agobiantes y el departamento me asfixiaba casi como si accionara una valvula que le cerrara el paso al aire a traves de mi garganta.
Sali de alli corriendo q la pista de patinaje, pero alli, alli estaba John caminando.
Quiso detenerme para hablar pero fui mas rapida y segui como si no le hubiera visto.
Llegue y me lance a la pista como un leon a su presa. Salte de manera salvaje, me movi acechando, gire casi con euforia, para dar una y otra vez contra el suelo.
Los malestares habian aumentado, ya no podia mantenerme en ningun lado sin sentir las abominables ganas de vomitar y el dolor de cabeza no me dejaba abrir los ojos para mantenerme a salvo en medio del hielo.
Cuando vi a John sentado en las gradas con el rostro horrorizado me di cuenta que algo andaba mal. Se acerco corriendo apuntando a mis piernas que yacian tendidas sobre el hielo. Un dolor agudo me obligo a dar un grito que alerto al mundo entero, estaba sangrando, mis piernas estaban manchadas y no lograba levantarme.
La sangre sobre el hielo... fue lo unico que lograba ver, la ultima vision que tuve de aquel momento fue la de Rosa gritando, gritaba... estaba segura de ello, no porque pudiera oirle, si no porque veia moverse freneticamente sus labios.
Los oidos se me habian tapado, las manos me temblaban sobre la ropa ensangrentada y solo lograba desafiar a mi garganta a que emitiera algun sonido, algo audible para mis oidos, algo que me despertara de la pesadilla en que me habia mentido.
Cuando quise despertar los pesados parpados de hierro me lo.impidieron si que me rendi al sueño forzado en el que me encontraba.
Los milenios pasaron y yo seguia con los ojos cerrados, cuando el sueño se me quito y abri los ojos a una habitacion de paredes blancas que no reconocia pero que tampoco se me hacia extraña.
Nadie me acompañaba, solo me habia recibido una ventana que daba a un ciruelo florecido. Los segundos se me hicieron minutos y los minutos horas, tenia una trasfusion corriendo a mi brazo, monitores y otras cosas medicas curiosas que piteaban y tubos que llegaban a alguna parte de mis brazos.
-Bueno, señorita, digo, señora Accault-Dijo un doctor de perfecta bata blanca cuando me voltee a la puerta- No se mueva, ha perdido mucha sangre.
Temble casi con todo el cuerpo-tenia las piernas algo dormidas-, ¿que me habia sucedido?
-¿Que...
No termine la pregunta, un dolor intenso apretaba mi vientre, queria chillar pero no tenia las fuerzas suficientes para ello.
-No se esfuerce, tuvo un aborto...
Senti como mis ojos se abrieron desmesuradamente, si mi utero estaba atrofiado...¿Como pude haberme embarazado?
-Parece imposible, pero tenia casi dos meses de embarazo. Pero su cuerpo no lo resistio mas y tuvo un aborto natural. Lo lamento.
Me voltee un poco para que el medico no me viera, estaba destrozada, mi bebé, mi pequeño... muerto. El llanto me hizo gritar, queria estar sola, desaparecer, la maternidad huia de mi... ya no podia mas.
Una vez que mis padres quisieron entrar, les pedi que me dejaran sola, que nadie entrara, que me dejaran ahi sola con mi deshecha maternidad y mi maldito cuerpo infructuoso.
La noche llego casi con pereza y seguia alli sola, en la mañana me darian el alta y me mantendria en casa de mis padres descansando, no iria al departamento, me llevaria a Lorde y me quedaria con mis padres.
La noche ya se erguia orgullosa en el firmamento cuando permiti que mis padres y Nana entraran.
-Cariño.
Quisieron llorar, escuche sus murmullos pero no tuve la energia para fingir que me importaba. Quise levantarme y ser la hija que ellos necesitaban, pero ahora era yo quien necesitaba sostener los trozos derramados de mi corazon.
No tuvieron mucho tiempo pues debian dejarles visita a mis suegros.
-Querida.
Con ellos estuve obligada a hablar, no queria que se iniciaran chismes chismes sobre mi mala relacion con mis suegros.
-André no ha llegado-Dijo la señora Accault.
-No lo se, no me ha llamado en dias.
Hubo un silencio repentino que nisiquiera yo misma soportaba oir.
Se fueron tal como habian entrado, en silencio.
Pase la noche llorando y el dia en casa de mis padres, con Lorde, descansando de la noche en vela. Lo cierto era que ya no queria mas de nada de lo que en este momento tenia-salvo a Lorde, amaba a este gato-.
Para cuando André llego a casa, ya habian pasado dos dias de recuperacion.
-Hola-Dijo cuando mis padres lo dejaron entrar a la habitacion.
-Vete.
-Pero acabo de llegar...
-¡Vete!
Habia gritado fuerte y lo sabia, pero no me arrepentia. Se fue y yo me comence a dar cuenta que André habia dejado de ser el hombre al que yo amaba, esposo que yo queria.
Una de las mañanas de extra-recuperacion que mis padres me exigieron, me levante, tome a Lorde y corri al departamento, tome mi bolso mas grande donde puse las cosas mas esenciales, ropa, utiles de aseo, mi computadora y mis patines. Y, porsupuesto, la tarjeta del banco dnde tenia los ahorros de toda mi vida.
Me lleve a Lorde a un departamento amueblado que habia buscado en unternet dias antes, pague la mensualidad al instante y alli me quede.
Nadie entenderia por que estaba haciendo esto pero estaba cansada, cansada de depender, cansada de tener que ser la persona paciente, de ser la mujer amable que sortea todo tipo de dificultades y nisiquiera se despeina para salir victoriosa de ellas. Cansada de ser la bomba que habria de explotar, en algun momento, en algun lugar, en un momento exactamente como este.
Lorde me miraba casi como si entendiera cada paso que estaba dando, el dia que André fue a la casa de mis padres le habia hecho señas al felino para que se fuera con el, pero en lugar de seguirle se acurruco en la cama a mi lado, estaba clara la decision que el habia tomado.
Teclee mi nueva direccion a Jane, ella era la unica a la que podria ver en este momento, pero jamas envie aquel mensaje... era cierto que podria estar con ella, pero tambien era verdad que eso... no era lo que realmente queria.
Durante las noches no lograba dormir, la magen de mi sangre sobre el hielo no dejaba de atormentarme, despertaba llorando e incluso gritando, pero cuando Lorde me miraba y se acurrucaba a mi lado lograba-en parte- conciliar el sueño, era como los peces, pasando noches a medio dormir.
Uno de esos dias, André me encontró... le abri y me sente en el sofá abrazando mis rodillas, mientas el veia el lugar a dnde habia llegado.
-¿Por que no me has llamado? -Quiso saber casi con autoritarismo.
-Eso deberia preguntartelo yo.
-El telefono se descompuso tuve que mandarlo a arreglar y luego siguio mal, tuve que comprar uno nuevo.
Una especie de silencio me tapo los oidos, pero la verdad era que yo misma me los habia tapado.
-¿Que haces aqui? Vamos a casa.
-No
-Pero ¿Por que no?
-Porque ya no te quiero-Murmure.
-¿Ya no me quieres? pero ¿Por que?¿Acaso no te he dado cuanto has deseado?
-¡Porque me tuviste jodidos dias sin saber de ti! ¡Porque no tienes ni puta idea de que tuve un aborto!¡Porque no estuviste ahi!¡Porque dejaste de ser el André con el que me case!
Comence a llorar cada vez con mas intensidad, estaba gritando y el me miraba como si no se hubiera enterado de nada en todo este tiempo. Tenia la camisa arrugada, los ojos rojos y la corbata unida por un nudo suelto que amenazaba con desarmarse.
-Dejaste de interesarte en mi, en lo que me pasaba, en lo que queria. Dejaste de besarme antes de irte y despedirte sin falta. Comenzaste a irte mas y regresar menos... y ya no podia soportarlo.
Las lagrimas corrieron tambien por su rostro y supe entonces que le habia dado donde mas le dolia.
-No tenia idea que te sentias asi...
-No tenias como si jamas nos veiamos.
Me levante, me saque el anillo de matrimonio y tambien el de compromiso, para dejarlos en su mano.
-Ahora vete.
No dijo nada, salio en silencio. Los dias pasaron y entonces super que todo estaba dicho y hecho.

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora