Santuario

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Viajamos horas hasta que nuestro estomago nos exigio comida, a lo largo del camino rodeado de arboles de fresca sombra y brillante pasto verde.
Tomamos las provisiones que nos habiamos encargado de traer, chocolate y otras cosas que saciaran nuestra hambre, aunque sabiamos no lo harian del todo.
Seguimos aun por unas horas mas nuestro viaje, mientras reiamos, veiamos las curiosas formas de las nubes que se formaban con cierto encanto infantil. Nos fuimos acercando a una villa ubicada sobre una colina no muy pronunciada pero que resaltaba por la vegetacion que crecia en brillantes colores, o quizas era mi poca costumbre a la vida silvestre, al campo.
Quizas mis ojos se habian insensibilizado con tanta blancura en el hielo...

El sendero siguio hasta que nos encontramos al frente de una villa, la casa era muy grande, de techo oscuro y paredes de un color chocolate. Estaba rodeada de arbustos, flores y arboles, muchos colores que se juntaban para crear la vision de paraiso que tenia frente a mi. André me abrio la puerta y me ayudo a salir del auto, cuando observe mi alrededor vi a la abuela de André-a quien habia conocido poco antes de la boda- que venia con los brazos muy abiertos mientras saludaba.
Nos dimos un fuerte abrazo, era pequeñita de ojos grises, cabello oscuro, piel corrugada y tostada por el sol. Su imagen me recordaba, de cierta manera a Nana, era como ver Nana solo unos treinta centimetros mas pequeña.
Nos sentamos en sillas de terraza que ella tenia bajo el techo que cubria parte de la entrada. El calor se sentia con intensidad, pero la brisa era fresca y se agradecia. Conversamos sobre el viaje ya que ella hacia un dia habia llegado a su casa por la boda y nos miraba feliz y hablaba con entusiasmo.
-Que hermosa pareja-Murmuro con un brillo especial en sus ojos.
Reimos, mientras nos tomabamos de las manos, que contentos estabamos. Me detuve a pensar en lo rapido que todo habia sucedido, pero no me asustaba, me encantaba.
Estaba en un frenesi de sentimientos, en el ojo del huracan, mientras me sentia volando, estaba tan extasiada de todo lo que nos estaba sucediendo, de la intensidad con que todo fluia.
Una joven de tez clarisima se acerco con una jarra de limonada en una bandeja. Tenia cierto parecido con la abuela de Andre y nos saludo con efusividad, tenia el vientre abultado ya en una gran panza de embarazada... me detuve a mirarle... tenia los ojos brillantes y su... un aire especial.
Quise pensar rapidamente en otras cosas, no queria abrumarme viendo mi vientre plano, pero estaba agobiada. Esa sensacion... jamas la sentiria... esa vida dentro que crece cada dia...
André parecio notarlo porque tomo mis manos en un apreton delicado. Parecia que colapsaria...
Agradeci que no tuve que hablar en absoluto y luego de un vaso de limonada nos llevaron a una especie de cabaña aislada que parecia ser la habitacion de huespedes, dejandonos por fin solos.
Las lagrimas estaban agolpadas en mis ojos, aun sin notarlo las lagrimas habian comenzado a correr, pero no queria que André me viera asi, no soportaria otro de esos momentos incomodos en que te sientes el estorbo, la persona del problema, quien no puede pasar la pagina...
Sin mirarle sali de ahi muy disimuladamente tras dejar las maletas a un lado de la cama.
Habian grandes colinas, aprovechando que André habia ido a tomar una ducha antes que me escabullera, lo que habia hecho mas que sencillo escapar.
Era cierto que estaba recien casada, pero la herida seguia abierta, la herida de saber que no podria tener ese vientre abultado, ese brillo de futura mamá, esa sonrisa...
Corri por detras de la casa, evitando el peligro de encontrarme con alguien. Llegue a unas colinas donde podria perderme, me meti por un sendero, hasta que mis pies se cansaron de vagar y mi garganta de retener el llanto. Me acerque a una especie de muro formado de una fila de arboles y detras una sucesiva y asi... decidi entrar alli, me senti atraida hasta el punto de no pensar siquiera en donde iba, de un momento a otro me enrede en una raiz de arbol, mientras cruzaba otra pared de arboles, tropece con estrepito y me mire la rodilla con cierto recelo... pero eso no era lo que mas me dolia...
Me estremeci al levantarme y ver ante mi un claro de bosque con un columpio que colgaba de las ramas de un añoso sauce lloron. Fui atraida con un magnetismo que aun no lograba entender.
Imagine como podria correr por aqui el hijo de la joven, que supe, era la prima mayor de Andre... estaba colapsada, sobretodo por la frase que la abuela de mi esposo dijo una vez que la muchacha se habia sentado a nuestro lado.
-Mi nieta tendra su hijo en dos meses, si vieran como le ha crecido la barriga- Dijo con orgullo- Y ustedes...¿Cuando piensan darme un bisnieto?
Mi corazon dio un vuelco, me dolio, era como si con toda su amabilidad tomara mi corazon y lo estrujara con fuerza...
El niño iria creciendo y correria por estos campos, se columpiaria aqui... asi como lo haria mi hijo... si tan solo pudiera concebirlo...
Me sente en el columpio mientras lloraba, descompuesta hasta el alma, con un raspon en mi mano, en mis nudillos, que sangraba casi con capricho.
Quise gritar, pero senti que seria descubierta, estaba cansada de no ser lo suficientemente mujer... casi pensaba que era culpa del patinaje, que me habia hecho esto, que me habia quitado mi femeneidad...
Pero no era eso... era la furia provocada por la envidia, por la maldad...
Lo cierto era que la tristeza ardia con intensidad en mi pecho y no encontraba la manera de apagar ese fuego que me convertia poco a poco en cenizas negras y malolientes.
Llore con rabia, con dolor, con agonia... estaba agotada, temblaba, me retorcia en convulsos movimientos, efectos de las ardientes lagrimas que corrian por mis mejillas.

Mi mirada se perdio cuando ya no tuve fuerzas para llorar, las lagrimas se habian secado y al menos una hora habia pasado. Hacia unos momentos habia escuchado gritos que clamaban mi nombre, buscandome, pero el deseo de quedarme sola aun un poco mas me embargo, poniendome en posicion fetal aun sobre el columpio.

Este era mi espacio, asi lo reconocia y sentia, habia algo que me calaba hasta el corazon, que me conmovia hasta lo mas intimo... era un encuentro con algo aun mas grande que el cielo... quizas eventualmente posiblemente en alguna especie de probalidad habia encontrado alli... a Dios. Quizas suene absurdo pero, como muchas veces oi, la soledad te acerca a la inmensidad del Dios lleno de misterio y amor...
El tiempo siguio pasando hasta que el sueño se adueño de mi y... no supe como ni en que momento pero cuando desperte, estaba en la habitacion.
Quise pensar que habia sido un sueño, pero las lagrimas secas en mi rostro y la noche reflejada en las ventanas de la habitacion me dieron a entender que alguien me habia encontrado, me habia encontrado y me habia devuelto al punto de inicio.
No paso mucho tiempo cuando André entro. Traia una bandeja entre las manos y parecia algo cansado.
Me vio con el seño fruncido y me hablo con voz dura:
-Te he estado buscando desde que te fuiste...
Agache la cabeza sintiendome mas culpable y pequeña que nunca.
-Yo...
Se acerco dejando la bandeja en una de las mesitas de noche y se sento a mi lado con ciertos ademanes de exasperacion. Algo estaba sucediendo...
-Me tenias preocupado.
Su expresion se suavizo hasta mostrarme cuanto habia sufrido por encontrarme.
-Yo... lo siento-Murmure soltando nuevas lagrimas que renovaron el calor en mis mejillas.
Temble entre sus brazos cuando me abrazo con fuerza, le mire entre lagrimas, como queriendo que adivinara lo que me habia hecho huir.
-Su rostro de felicidad, su pancita de mamá, ella tendria un bebé.-Logre tartamudear debido a esos hipos exagerados que provocan las lagrimas.
Me estrecho con suavidad, entendiendome.
-Amor... todo esta bien, no necesito que me des un hijo para saber que me amas...nosotros dos podemos ser muy felices...
Sonrei entre lagrimas, mientras me abrazaba a sus hombros. Bese sus labios con demencia, con necesidad, para luego besar sus mejillas, su frente, hasta que todo su rostro se hubo regado de mis besos...

Una parte del peso que habia cargado hasta ese momento se desprendio cuando me solte de su abrazo. Y ahora caminaba un poco mas ligera, podia sentirlo, podia... vivirlo asi.

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora