Jamas pense que estaria aqui en Italia sintiendome ajena, sintiendo que mi felicidad habia colapsado. Mi marido estaba ahora en la ducha mientras yo descansaba. Mi muñeca se sentia mejor luego de los besos empapados de lagrimas que André rego en ellas... quizas el solo no midio su fuerza o era yo quien era demasiado delicada, solia pasarme que encontraba moretones por golpes que nisiquiera recordaba, debia perdonarlo y volver a la felicidad que teniamos antes de este altercado. Fue mi culpa huir y no enfrentarme a el, pero el no tenia el derecho a ocultarme cosas.
Me quede largo tiempo sobre la cama, hasta que la urgencia de comida en mi estomago me hizo recurrir a las fresas que tenia en mi mochila. Me sente con la bolsa de papel entre las piernas y saque una.para saborear el intenso sabor dulce que explotaba con cada mordida en mi paladar.
Estaba menos enojada peeo igualmente triste. Cuando André estuvo frente a mi, se sento a mi lado con una expresion triste y culpable.
-No vuelvas a hacerme eso...-Susurre abrazandome a su cuello, regandolo de lagrimas.
Me abrazo con cuidado, casi como si me fuera a romper... nos mantuvimos asi largo rato. Hasta que me tumbe en la cama y el lo hizo tambien.
-¿Quieres fresas?
-Huelen muy bien.
Le ofreci una para que probara la delicia que eran estas fresas. Quise besarle, todo se habia solucionado... ¿o no?
Su telefono volvio a sonar y me miro con culpabilidad antes de acercarse al pasillo para contestar.
Me mordi las ganas de enojarme, lo cierto era que nisiquiera tenia las fuerzas para sentir furia. Suspire mientras tomaba otra fresa.
-Vamos, tenemos algo muy importante que hacer y quiero que te veas preciosa, porque te tengo una sorpresa.
Sin sorprenderme-al menos como deberia- me levante y busque un vestido para ponerme. Me vesti veloz y sin nada de vanidad, solo era yo, tal cual sonaba, tal cual era...
Me sente con cierta resignacion en la cama esperando que el estuviera listo. Baje las escaleras hasta que llegue a recepcion, un botones traia nuestras maletas, mientras André todavia se mantenia hablando por telefono. Mientras le esperaba en la entrada del hotel el joven panadero del dia anterior paso ante mi con un niño de la mano, que no parecia tener mas de ocho años.
-¿Le gustaron las cassatas?-Dijo acercandose.
-Estaban deliciosas-Dije rememorando el cremoso centro del pastel.
Ambos reimos, mientras el pequeño-que tenia entre sus manos un ramo de rosas- se acerco y le murmuro algo al oido.
-Pero si son para la abuela, recuerda que es su cumpleaños.
-No va a molestarse si le quitamos solo una-Dijo encogiendose de hombros.
Les mire largo rato mientras el joven recibia el ramo y el pequeño de manera casi ceremoniosa saco una rosa del ramo.
-Señorina, una rosa para usted-Dijo el niño acercandomela.
Sonrei con gratitud. Alli fue cuando André me abrazo por la espalda y supe que debiamos despedirnos. Les hice señas para decir adios y subi al auto, para irme con mi esposo a recibir la supuesta sorpresa.
Viajamos unas horas hasta encontrarnos en toscana... eso fue algo que no esperaba. No me deje sorprender hasta que nos estacionamos en un restaurante, me baje sin pensarlo mucho y entramos de la mano.
Cuando levante la vista encontre a mis padres,Nana y los padres de André. La alegria se pinto en mi rostro y corri hacia ellos.
-Hablamos con André para que fuera una sorpresa.
Entonces me senti la tonta mas grande del mundo, mi esposo habia querido arreglar todo esto y yo me habia enojado.
Me abrace con fuerza a el con la intencion de disculparme con ese sencillo gesto. El moreton en mi muñeca era ligero y ya era dificilmente visible.
Parecio sentir mi disculpa, pues respondio con intensidad a mi abrazo. Almorzamos con tranquilidad y nos dejamos llevar por los encantos que la Toscana nos ofrecia. Paseamos, mientras probabamos como postre el tan conocido helado italiano. Era mas dulce, pero suave y cremoso.
André me habia sorprendido de la manera mas simple y dulce, a pesar de todos los altercados de enmedio, el me amaba, realmente lo hacia... y yo queria corresponder a todo su amor.
Cuando nos cansamos y la noche nos detuvo, nos acercamos a un restaurante en una terraza de esta hermosa ciudad para cenar. Nos deleitamos con los sabores propios de Italia, mientras hablabamos sobre el regreso a casa.
Esta seria la ultima noche en Italia, siendo jueves estariamos el sabado en la mañana en casa, asi tendriamos tiempo para instalarme en el departamento de André.
Nos mantuvimos alli hasta que el sueño nos embargo. Nos acercamos a un hotel para pasar la noche y nos dirigimos a las habitaciones, decoradas con los encantos de la Toscana.
Me sente en la cama con la cabeza gacha, cargada de culpabilidad. André se sento a mi lado y no pude mas que abrazarme a el.
-Lo siento...-Susurre.
-Esta bien amor, no podrias haberlo sabido.
Nos mantuvimos abrazados, hasta que el calor nos obligo a abrir los ventanales. Tome mi mochila de la que saque las fresas que aun me quedaban y puse una contra sus labios.
Los besos que siguieron tenian ese sabor dulce y acido de las fresas, asi nos fuimos dejando llevar bajo la luna del cielo de la hermosa Toscana italiana... hasta que al entrar la madrugada nos vimos abrazados entrando en un profundo sueño.
La reconciliacion me sabia dulce, mientras era presa del calor que irradiaba el cuerpo de mi esposo, que cuando desperte, me veia acariciando mi cabello.
-Hola...
-Hola mi vida.
-¿Hoy nos vamos?
-Si.
-Quiero irme a casa...-Murmure abrazada aun a su pecho.
-Vamos a casa, cariño.Nos duchamos, nos vestimos y salimos para encontrarnos con nuestros padres y Nana, y desayunar antes de dirigirnos al aereopuerto mas cercano.
Mientras ibamos viajando para tomar el vuelo, vi como Italia me despedia en toda su gloria, con sus colores, con su belleza, con su esencia a viña...
Tome la mano de mi esposo mientras le sonreia con plena sinceridad. Una parte de mi queria quedarse alli anclada en las calles de Toscana, y la otra queria vivir el dia a dia de mano de mi marido.
El clima era fresco a pesar del calor que reino en la noche. Estuvimos unas horas en el auto para pasar otras muchas horas en el avion que nos llevo a casa.
Dormimos en el avion tan comodos que no podia siquiera abrir los ojos. La comida habia sido deliciosa, y las peliculas que vimos habian sido mas que agradables. El viajar habia fortalecido nuestra relacion, sobretodo con las situaciones que habiamos sorteado durante el y las preciosas postales que llevaba en mi memoria desde el mismisimo momento en que se habian presentado ante mi.
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Huellas en el hielo
Teen FictionEl patinaje siempre ha sido mi vida... me encanta, me relaja, me... en fin, enserio adoro patinar. Mis padres siempre me dicen que soy una loca por no sociabilizar en la escuela, pero eso no es lo realmente importante...¡Solo quieren que me case ya...