Despierta...

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-¿Cuando volveras?
-Aun no lo se...
-Ah... pues yo...
-Amor hare lo posible, lo prometo.
Quise cortarle la llamada de una
vez por todas, no tenia ganas de escuchar como me decia que quizas en unos dias o una semana volveria. Fui afortunada, la llamada no duro mucho mas, cuando por fin termino, me lance en el sofa esperando que algo milagrosamente salvara mi noche y, como veces anteriores, solo Lorde acudio a mi mudo llamado.
Pasamos la noche hasta que supe que era tiempo de ir a la cama, vi el techo largo tiempo, segundos, minutos e incluso horas. Lorde se acurruco en algun lugar de la cama muy cerca de mis pies, por lo que podia sentir su calor emanar de el.
Aun dormia cuando algo comenzo a molestarme soplando mi oreja.
-Despierta...
-Debo estar loca, ya oigo la voz de André...
Quise voltearme en la cama, pero fui detenida por unos fuertes brazos que conocia de memoria.
-¡André!
Me levante como resorte a abrazarle.
-¿Cuando llegaste?
-Hace una o dos horas.
Estuvimos largo tiempo abrazados.
-¿Me haces un lugar?-Murmuro.
Me movi para dejar que entrara en la cama, me abrace a el y bese sus labios con la esperanza de recobrar su sabor casi olvidado a los mios. A pesar que aparentara que ambos eaperabamos algo mas de esos besos, era evidente que estabamos demasiado cansados para darnos ese lujo, si que nos abrazamos y sin decir nada, solo nos dormimos.
Eran cerca de las once de la mañana cuando desperte, habia extrañado tanto la presencia de André en la cama, que ahora mismo querria volver a dormirme para seguir alli abrazada a el.
Le mire largo rato mientras acariciaba su cabello, no note que ya habia despertado hasta que se abalanzo sobre mi.
-Crei que estabas durmiendo-Susurre contra sus labios.
-Sorpresa...
Nos besamos hasta que no pude resistirlo mas y cai a sus brazos... fue hasta unas horas que nos levantamos de la cama para comer. No teniamos deseos de cocinar, por lo que recurrimos a telefonear para alimentarnos.
Lorde sebos acurruco a los pies de la cama mientras comiamos, André estaba demasiado cansado para levantarse de la cama y yo no tenia ninguna intencion de alejarme de el.
Los dias siguieron pasando hasta que se completaron dos semanas y André tuvo que volver a viajar... esta vez tuvo que ir a Francia en lo que seria una travesia de casi un mes.
Lorde y yo nos quedamos solos otra vez e incluso lo llevaba cyando me iba a patinar en las tardes o los sabados, de cierta manera se habia vuelto un peludo compañero de soledades que me daba un poco mas de animo.
André no se olvido de llamarme nngun dia, pero eso no quitaba que no pudiera estar conmigo, que asi como asi tuviera que irse, no era justo que me tuviera que quedar sola...
Los entrenamientos fueron progresando, faltaba solo un mes para lo que seria una de las ultimas competencias antes de los juegos olimpicos, las que quedaban aun en medio se centraban en amistosos encargados de afamar a las patinadoras y evitar que perdieran su forma.
André tardo en llegar, un mes y casi una semana, el trabajo se le habia hecho pesado y yo, yo solo queria mantenerme a raya, intentando ser esa esposa que el necesitaba, que en este momento debia estar serena y esperar paciente a que llegara al departamento.
Esta vez André no me desperto, si no que nisiquiera me hablo, se acosto en la cama y durmio toda la noche, esa mañana de sabado me levante y el no lo hizo, no me miro ni desayuno a mi lado. Sali del departamento antes de verlo de nuevo, no queria que viera que mis lagrimas se agolpaban en mis ojos.
Solo puse mis patines en la mochila, la colgue de mis hombros, le di unas caricias a Lorde y comence a caminar.
Baje las escaleras para evitarme el ascensor, necesitaba caminar y quizas conversar con el viento, si el acaso quisiera escucharme...
Una ola de frio inesperado me ataco e hizo enrrojecer mis mejillas. Me puse la capucha y segui caminando.
-Alice...
Era aquel compañero-el cual aun no podia recordar su nombre- y que me habia invitado a la fiesta.
-Hola.
Mi voz se corto, las lagrimas me estaban estrangulado y solo queria huir de ahi.
-¿Sucede algo?-Dijo mientras se acercaba con cierta preocupacion que me costaba saber si era verdadera o falsa.
-Nada, lo siento, debo irme a entrenar.
Comence a caminar a toda prisa hasta que lo perdi, o eso crei, al menos ya no podia escuchar su voz llamandome.
Rosa estaba ahi, se sorprendio al verme asi, pero no pregunto nada, ya sabia que no le responderia.
Entre al hielo con impetu, no hizo falta que Rosa dijera la palabra "rutina" para que yo comenzara a moverme por el hielo. Di saltos furiosos pero bellos, movimientos de rabia que dieron fuerza a la rutina. Sentia las heridas que aun sangraban en mi, por mera precaucion apague el telefono para no verlo y sentir la imperiosa necesidad de llamar a André.
Rosa salio un momento para dejarme gastar mis energias en sentimientos sin remedio que se vertian en el hielo como si de purificarse se trarara. El reproductor aiguio sonando y asi fui adecuandome a las melodias hasta que las gotas de sudor comenzaron a humedecer mi rostro, pero no me detuvo, si no que segui patinando aun con mas fuerza.
Supe que mis fuerzas se habian agotado cuando mis piernas comenzaron a temblar, sali del hielo antes que pudiera resbalar por el cansancio. Rosa, que estaba sentada en las gradas, se acerco tendiendome una toalla para secarme el rostro. Me sente y una voz conocida me saco de la burbuja en la que me habia encerrado.
-Eres espectacular- Sono la voz del muchacho de antes que ahora se acercaba desde la puerta.
No respondi, estaba demasiado cansada para pensar siquiera en una respuesta que no me expusiera como la hija rebelde de un magnate de los negocios.

Le mire para lanzarle una sonrisa e irme. Camine hasta llegar a un lugar que no esperaba, la casa de mis padres. No entre, solo la mire con cierta esperanza de que alguien saliera y me hiciera entrar, pero el animo nisiquiera me alcanzaba para alzar la vista.
Segui caminando para encontrarme sola en algun punto de la ciudad, camine toda la tarde fui de un parque a otro, almorce en un restaurante cercano y segui caminando para llegar al departamento ya cuando comenzaba a anochecer.
André estaba furioso esperandome. No hice caso de sus palabras, estaba cansada. Fui a ducharme para evitar su rostro afeado por el enojo. En el baño mismo seque mi cabello y sali de el lista para dormirme.
Me sente en la cama y enseguida Lorde se acurruco en mis piernas, me dedique largo rato a acariciarle mientras André me hacia la ley del hielo.
-Tu si me entiendes ¿verdad?- Le dije con cierto acento mimoso al felino.
Me dejo sola cuando su instinto le indico que ya estaba demasiado cansada para mantenerme alerta. Entre en la cama fria y me voltee para llorar un rato. Muchas veces oi que llorar era patetico, pero el hecho lo ameritaba, estaba aburrida de ser yo quien tuviera que recibirle como todo un heroe y proveerle de las caricias de las que habia sido privado, André no tenia voz ante su padre, ni voluntad contra sus mandatos; no estaba segura de cuanto podria seguir soportando en estas condiciones, eramos unos recien casados que se veian menos que lo que habiamos hecho en el mismo noviazgo.
La furia me duro hasta que André volvio a viajar. A pesar de lo que significaba eso en nuestro matrimonio, siguio haciendolo intermitentemente por algunos dias.

Esto habia seguido asi, arrastrando toda la amargura que se acumulaba en mis lagrimas y la insatisfaccion de un matrimonio que a simple vista parecia perfecto.
Un dia me anuncio que volveria a viajar, tardaria algo mas de un mes en arreglar un asunto, segun entiendo, sobre alguien que ajustaba las finanzas en Canadá y que le habia robado a la joyeria al menos la mitad de las ganancias del mes, en una concureida sucursal.
Se me rompio el corazon y el llanto se escurrio casi automaticamente de mis ojos. Hacia unas semanas el me habia pedido perdon por todo lo sucedido, excusandose de una jaqueca que no le dejaba nisiquiera abrir los ojos y, a pesar de seguir dolida, le habia creido.
La competencia seria en dos semanas y tenia la esperanza que el fuera a llegar, pero se derrumbaron cuando dijo esas palabras...
Estaba sentada en la cama en silencio, sintiendo las calidas lagrimas regarse por mis mejillas.
-Lo siento, prometo que sera el ultimo-Quiso decirme con voz suave.
-Eso dijiste la ultima vez.
Fui cortante, lo sabia, pero el llanto no me daba la oportunidad de entonar mejor. Senti sus manos en mis hombros intentando abrazarme, pero me recoste de costado en la cama, evitando que se me acercara.
-Solo vete.



Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora