Esa noche salimos a celebrar, por protocolo mi actividad en los juegos olimpicos habia terminado si que podia estar libre de todo eso.
Estaba relajada, tranquila pero a la vez algo me consumia. Las mariposas no dejaban de asaltarme y picarme como dagas en el abdomen.
Ibamos de camino a un restaurante de conocido renombre, cuando divise a lo lejos una gran iglesia que no dejaba de sorprenderme a cada paso que daba.
Tenia que ir alli, era una necesidad imperiosa que no dejaba de llamarme. Corri de una manera sigilosa hacia la iglesia que se encontraba a unos metros.
Sonrei infantilmente al notar que nadie me seguia, segui mi camino para acercarme a la catedral que se mostraba ante mi con todo su esplendor. Poseia algunas torres, vitrales y gargolas que imitaban cierto estilo europeo aunque era cierto que eran algo escalofriantes.
Entre para ver enormes figuras de escenas gloriosas y poca gente que se mantenia en las bancas esperando seguramente la misa de la tarde. Camine casi atraida por un extraño magnetismo que me llevaba hacia el altar.
Me sente en una banca frente a él. Una especia de extraña felicidad me envolvio con cierta tranquilidad, me gustaria quedarme un poco mas aqui, solo un momento mas.
Cuando quise moverme las piernas no me respondieron e incluso resbale, cayendo sobre mis manos al piso. Una religiosa que por alli pasaba me ayudo a levantarme y se sento a mi lado en la banca.
La mire y quise hablarle, pero la voz parecia haberse estancado en mi garganta.
-¿Que te trae por aqui?-Dijo con voz apacible y mesurada.
-Bueno... am yo solo entre y...
-Lo se, esta iglesia tiene fama de ser atrayente.
Le mire un momento, su voz me calmaba, casi como si estuviera hablando con mi abuela, Nana. De pronto una calidez inmensa lleno mi pecho, estaba conmovida, esta mujer parecia una dama tan sencilla, tan humilde pero tambien tan dulce y respetable.
-Si entraste aun si saber el motivo, es porque algo te ha llamado.
-Oh, yo am ya no puedo ser monja, estoy casada-Dije apresuradamente
Me quede perpleja mientras ella reia a suaves carcajadas.
-No es eso, hay algo que debes estar buscando y Él-Dijo señalando al Cristo doliente del Crucifijo mayor-Ha querido que estes aqui.
-Yo am...-Temia decirle lo que me acontecia, era una perfecta extraña, aunque fuera religiosa.
-Ven-Dijo acercandome su mano- No necesitas decirmelo, pero vamos a rogar juntas por ello.
Me llevo hacia los escalones que llevaban al altar y ambas nos arrodillamos.
-Señor, esta muchacha ha venido hoy porque tiene necesidad de ti, si es posible, ayudala para que tenga la paz que necesita y le sea solicito aquello que tanto necesita. Amén.
No logre decir nada, un nudo en la garganta me presiono hasta obligarme a soltar las lagrimas que aun me quedaban en el corazon. De manera que fui encorvandome mientras sollozaba con intensidad.
En menos de un segundo la monja me abrazo con fuerza, pero a la vez delicadeza, dandome a entender que estaba bien que llorara, que me desahogara.
Fui reponiendme poco a poco hasta escuchar las voces de mi familia que entraba a la iglesia buscandome.
-Es mi familia-Le murmure a la religiosa.
-Es hora que vayas con ellos-Susurro con dulzura- No te olvides de orar de vez en cuando y veras como Dios te oye y te respondera.
Quise agradecerle mientras me levantaba pero en cuanto me hube erguido ella ya no estaba alli.
-¿Asi que aqui estabas? Nos tenias preocupados-Susurro André manteniendo absoluto respeto.
-Fue am... yo, lo siento.
Salimos de alli e nexplicablemente una sonrisa se instalo en mi boca, la mas sincera que en la vida habia podido dar.
Cuando llegabamos al restaurant André dio su nombre por las reservaciones, en ese mmento nos llevaron a una especie de terraza en la cual habia una larga mesa donde cabiamos todos, sobre la cual brillaban tibias luces de velas cuya llama se batia en direccion del viento.
Cenamos con aquel ambiente familiar que tanto me agradaba, eramos una familia al fin y al cabo, y estabamos aqui, en Canadá, donde gané mi primera medalla olímpica de oro...-------------------------------------------------------------
Holaaaa en verdad lamento la demora > < y bueno espero que esten disfrutando la historia que pronto llegara a su fin, si que ojala les guste ^^
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Huellas en el hielo
Teen FictionEl patinaje siempre ha sido mi vida... me encanta, me relaja, me... en fin, enserio adoro patinar. Mis padres siempre me dicen que soy una loca por no sociabilizar en la escuela, pero eso no es lo realmente importante...¡Solo quieren que me case ya...