Esperanzas

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Los meses pasaron y volvi a entrenar, aun me quedaban competencias antes de los juegos olimpicos y a pesar de que Rosa pensaba que lo mejor seria no arriesgarse, bien sabia yo que era momento de volver al hielo.
Incluso mi cumpleaños y el de André pasaron en ese lapso, a pesar de tener las fiestas organizadas por nuestros padres para celebrarlo, nada hizo que hicieramos demasiado publica nuestra dicha. Si algo habiamos aprendido era que nuestra felicidad era solo nuestra y la queriamos mantener en intimidad, al igual de todas las penas que habiamos pasado.
Si bien el dolor se fue gradualmente, las pesadillas se fueron de pronto para ya no volver.
La navidad la pasamos en la fiesta que hicieron los señores Accault y el año nuevo en casa de mis padres. Bo sentia que hubiera mayor felicidad, no habia nada que pudiera mejorarlo o eso crei.
Habia cambiado, eso era cierto, pero a estas alturas no rebuscaba volver a la que habia sido, exvepto cuando llegaba al hielo, cada mañana al practicar veia en el hielo mi sangre derramada, el reflejo de mi maternidad fallida.
Ya no saltaba como antes, ni podia moverme en el hielo con la naturalidad que alguna vez lo hice. Y Rosa lo notaba en cada entrenamiento.
Una noche cuando salia del entrenamiento Rosa me detuvo.
-Necesito hablar contigo.
-Si, dime- dije mientras colgaba mi bolso.
-Se que tu no puedes tener hijos pero... conozco de algo que podria ayudarte.
Una alarma se encendio en mi interior y no pude mas que mirarle cn la curiosidad a flor de piel.
-La Virgencita de Guadalupe.
-¿Que?
-Viaja a la capilla de la Virgencita de Guadalupe. Dicen que es muy milagrosa, si vas con fe la Virgencita te lo concedera.
Luego de la conversacion me fui pensativa al departamento y solo luego de un mes de investigarlo bien fui capaz de decirselo a André.
Estabamos conversando antes de dormir sobre los juegos olimpicos que tendrian lugar en algunas semanas.
-André ¿Podemos ir a Mexico?
- ¿A Mexico?
-Si, a ver a la Virgen de Guadalupe.
-¿Para que?-Susurro mientras acmodaba un mechon de mi cabello.
-Para rogar por nuestro hijo.
Me miro largo tiempo, estuvimos asi hasta que se volteo completamente hacia mi para poder verme directamente.
Me parecio algo confuso creer en una virgen pero en lo único que se verdad podía creer era en el gran poder de Dios, un Dios de amor y todopoderoso que me había hecho llegar hasta allí.
-Si es lo que tu deseas amor, vamos a ir, pero luego de los juegos olimpicos, quiero ir a verte ganar.
Entonces me di cuenta de la verdad, una imagen no puede hacer nada, ni una estatua ni anima. El único que puede hacer algo es Dios quien, en su infinita sabiduría me llevaba a cumplir el sueño que había puesto en mi corazón.
-Sabes que van patinadoras de todo el mundo y son muy buenas, es posible que no gane.
-Prometeme que ganaras, se que puedes, por es que te lo pido.
Sonrei, mi esposo en verdad me tenia confianza, mas de la que yo misma tenia. Me abrace a el para caer en el profundo don del sueño.
Los dias pasaron volando, los entrenamientos fueron cada vez mas arduos, una rutina innovadora, una nueva cancion a la cual moverme: paradise de Coldplay.
Me movi por la pista cada dia y venci en cada vompetencia que se me puso al frente para llegar al momento en que debia tomar mis maletas hacia la sede de los juegos olimpicos en Canadà.
André fue conmigo al aereopuerto ya que este era un viaje solo para Rosa y para mi, era mi destino, lo tenia claro. Llegar hasta ahi y sentir que todo valdria la pena, que fuera lo que fuera que sucediera, estaria orgullosa de estar alli, orgullosa de poder competir.
El viaje fue normal, en cambio la llegada estuvo repleta de camaras que buscaban renir las impresiones de los competidores. Debido a los escandalos que rodearon mi vida en el ultimo tiempo, fui blanco perfecto para los reporteros. Gracias a Dios Rosa supo esquivarlos.
Fuimos llevadas a las habitaciones y dispusimos los entrenamientos que tendriamos antes de la competencia que seria en dos dias.
A pesar de la adrenalina los entrenamientos eran igualmente arduos como los anteriores. La dieta era estricta pero los nervios tampoco daban espacio a mi eatomago a sentir hambre o siquiera a quejarse por algun antojo.
No dimos conferencias de prensa, no hacia falta, pero los periodistas no dejaban de rondar por el hotel como buitres en busca de carne fresca, pero no los culpo, siendo los juegos olimpicos todos han de querer las exclusivas de la fuente mas directa:Los atletas.
-Llegamos, Alice. Estamos aqui, tus patrocinadores no han dejado que nos quedemos sin comodidades-Dijo Rosa mientras recorria con la mirada la habitacion que compartiriamos.
-Decidieron que era mejor que estuvieramos en la misma habitacion, ya sabes, en caso que tuviera algun malestar.
La rutina era despanpanante, rectificamos algunos detalles, pensamos en los movimientos, nos dimos por completo a ello hasta que fue momento de la practica privada de hoy.

Practicamos hasta que mi tiempo se acabo y fuimos obligadas a volver al hotel. Y luego de cenar nos dedicamos a descansar largo rato en la sala de estar viendo television, ya estaba mas que nerviosa como para que el ambiente de los Juegos Olimpicos irrumpiera bruscamente en mi tranquilidad.
Mi telefono sono hasta que corri a la habitacion-a causa de mi desorden habitual- para poder contestar.
-¡Mi niña, estas en la television!
Era mamá intentando destrozar mis oidos con sus agudos chillidos, hablandome sobre la transmision de los Juegos Olimpicos. Hablamos un rato hasta que tuvo que irse para cenar.
Mire el telefono un momento pensando si André me llamaria. Agradeci que pronto comenzo a sonar.
-Amor, ¿que tal el hotel?
-Bien creo, estoy nerviosa.
-Tranquila, tu eres la mejor, te ira excelente.
Rei ante la confianza que André depositaba en mi, esas frases de aliento eran aquellas que no queria jamas dejar de escuchar.
Hablamos largamente e incluso pregunte por mi querido Lorde.
Segun André, estaban preparados para verme competir pasado mañana, incluso nuestro gatito estaria viendome por television.
Sonrei, estaba tomandose esto muy enserio y realmente lo era, es solo que el estar aqui es tan mpresionante que no tienes tiempo de pensar en nada mas que en vivirlo, no pensar ni imaginar nada, solo vivir el momento como si luego de un segundo fuera a desaparecer entre mis manos.
Nos despedimos al momento que Rosa fue a recriminarme que ya era demasiado tarde y que necesitaba estar en plena forma para mi competencia.
Me meti en la cama pensando que era cierto, que solo venia por una competencia, no era un viaje de placer ni mucho menos de turismo.
Solo era una competencia la que me traia aqui, tal como a muchas otras muchachas que esperaban llevarse el titulo olimpico a casa.
Aun asi algo me llevaba a pensar que podria lograrlo, que debia dar lo mejor de mi sin pensar en si el mañana llegaba sin gloria para mi, si caia estaba bien, si resbalaba nada pasaria, si hacia de mi rutina algo especial, me sentiria completamente pagada aun si no llevaba colgando del cuello una medalla de oro.

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora