De vuelta a la rutina

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Desperte sorprendentemente temprano a las cinco, nerviosa, emocionada... como si hubieran puesto la parte faltante de mi complicado rompecabezas
El frio de la mañana desaparecio con el calor producido por los ejercicios previos, rayos necesitaba patinar ya.
Cerca de las seis veinte me encontraba entrando a la pista de patinaje, agradeciendo que se abria temprano los dias habiles.
Puse musica a todo volumen, para poder liberar la euforia y la efervescencia que me embargaban, llenandome de una impresionante y fantastica manera.
El hielo estaba perfecto y el hecho que nadie hubiera patinado en el en un tiempo lo hacia aun mejor... no pude evitarlo... comence a perderme en la fantasia congelada que era mi mundo...
Pronto seria año nuevo y el hielo era solo mio al menos hasta que a las nueve llegaran los pequeños que se dedicaban a aprender durante el invierno como pasatiempo, lo que era bastante comun.
Me entregue al placer de sentirme unica en medio de la pista, envuelta por la musica, cautivada por la noche anterior...y pos supuesto que traia puestos mis patines nuevos.
No es de extrañar que perdiera la nocion del tiempo.
-Vamos, dame la rutina.
Rosa habia entrado en pleno silencio, como solia hacerlo para tomarme por sorpresa. Muchas veces habia caido a causa de sus apariciones repentinas, pero al pasar el tiempo vas acostumbrandote a uno que otro sobresalto.
Se acerco al equipo de musica, buscando verano...
La musica cobro vida y pronto me vi saltando y haciendo acrobacias fabulosas que, esperaba, pudieran fascinar al publico...
Una parte del porque competia era el publico... el rostro maravillado de los niños al verte saltar, al maniobrar, al acercarte y saludar luego de la rutina, sobretodo las pequeñas que tenian entre sus sueños, el ser patinadora sobre hielo.
Unos aplausos sarcasticos detuvieron mi rutina... era Rebecca.
-Ja! Si esa es tu rutina, no me llegaras ni a los talones en las regionales.
La incomodidad de los patines nuevos se hizo palpable, cosa que habia pasado completamente por alto.
Me miro a traves de sus ojos castaños y sacudio su rubio cabello con sorna. Era una de esas personas realmente desagradables que soportas solo por amor a la humanidad.
Me retuve de contestarle como se merecia, por respeto a mi entrenadora que debia estar hirviendo por dentro. Rebecca habia sido una de sus patinadoras, pero no soporto los malos tratos de su parte ni los insultos por ser mexicana.
-Es una practica privada.
Se encogio de hombros como si nuestra presencia fuera insignificante y se fue dandonos una mirada.por sobre el hombro.
Luego que la rabia hubiera pasado, me sente con Rosa, para platicar y relajarnos un poco.
-No te preocupes, Rosa. Vamos a patearle el trasero y lo sabes.
Rebecca me hacia hervir la sangre, pero necesitaba que se calmara, si no... todo por lo que habiamos estado trabajando se derrumbaria.
Cuando hube llegado a casa, me di una larga ducha caliente... necesitaba relajarme. Cuando sali del baño, una llamada entrante en mi telefono llamo mi atencion.
-¿Hola?
-¿Como esta mi pequeña?
-André...Si ehh bien.
-No te oyes feliz ¿sucede algo?
-No.
-Vamos, dime.
-No, enserio, estoy bien.
-No me hagas ir a raptarte.
Rei algo desanimada, y al parecer el lo noto.
-Voy para alla.
-No hace falta, estoy bien.
El pitido de llamada terminada me indico que en verdad vendria.
No me importo estar en ropa deportiva cuando fui a abrirle la puerta, ahi estaba el, en traje, tan prolijo y guapo como siempre.
Y yo... despeinada, en ropa deportiva y pantuflas.
Rei para mi interior, viendo su expresion confundida al verme de forma tan hogareña. Le invite a pasar y nos sentamos en el salon de te donde solia pasar las tardes.
-¿Por que?-Susurre.
-Si voy a cortejarte, dejame hacerlo bien. Ahora dime, ¿que sucede?
Suspire, mirando mis manos que reposaban sobre mis piernas.
-Rebecca Green.
-Disculpa, pero no se quien es
Su amabilidad era tan agradable, que no pude evitar esbozar una sonrisa y mirarle a los ojos.
-Mi rival...
-¿Patinadora?
-Si, lo peor es que es buena...
Me encogi de hombros.
-No has de preocuparte, tu eres la mejor.
-Es que ha visto parte de mi rutina, la cree un asco y se ha burlado de mi...
Me abrazo a la vez que acariciaba mi cabello.
-Ten, vamos a planear una nueva rutina-Dijo sacando una libreta de su bolsillo.
Jamas me habria imaginado que me fuera a ayudar... tome la libreta, y mientras escuchabamos la melodia, meditamos sobre que movimiento o salto podiamos poner.
Intente arrancar las hoja que habiamos usado de su libreta, pero me detuvo, acercandomela.
-Quiero que me la cuides, te la pedire de vuelta luego de verte en primer lugar de las regionales...
Sonrei adentrandome en sus brazos. Estaba ahi conmigo, en lugar de en sus importantes ocupaciones. El calor que me brindaba era inigualable, era como estar abrazada a un suave oso de peluche... solo que mas atletico.
-¿Te sirvo un poco de té?
Sonrio al verme abrazada a su pecho, era evidente que algo estaba sucediendo entre nosotros... y, a pesar de que antes lo habria detestado... ahora comenzaba a acostumbrarme a su suave tacto y su profunda mirada.
-Por favor...
-Voy a mostrarte mi otro secreto...
Me miro confundido mientras me levantaba hacia el mueble donde muchos solian guardar licores, yo guardaba mi coleccion de té.
Me volvi hacia el, haciendole señas con mis manos para que se acercara.
Abri las puertas de vidrio del mueble de reluciente madera de caoba, en cuyos espacios descansaban bolsas de te en hoja y otras muchas cajas de te en bolsitas.
-Elije-Susurre sonriendole.
Fascinado comenzo a leer cada uno y olerlos... parecia un niño en una dulceria y eso, no tenia precio.
Nadie nos molestaba, estabamos solos, y a pesar de lo incomodo que pudiera sonar, estaba mas que agtadecida de tenerlo a mi lado y saber que el habia venido por su propia voluntad a pasar un momento conmigo, casi como un noviazgo...
Me acerco una bolsita que contenia te de rosa mosqueta, me sorprendio su eleccion. Lo cierto era que pensaba que eligiria alguno de esos tes de sabor fuerte, como los solia elegir papá.
Lo prepare en una tetera para luego servirselo acompañado de galletas que siempre teniamos a mano en este saloncito.
El se dedico a observar con detenimiento mi saloncito, mientras yo seguia su mirada. Primero repaso el techo de color blanco, las paredes de una tonalidad roja ocaso. Siguio enfocandose en los muebles que adornaban esta sencilla salita. Tenia una mesa de te rodeada de un sofa, un sillon individual y uno que otro taburete tallado en madera, y obviamente el mueble donde guardaba mi coleccion y algunos bocadillos.
-¿Sueles pasar mucho tiempo aqui?
-Sobretodo cuando estudio o leo.
-¿Te gusta leer?
La pregunta me hizo mirarle con simpatia.
-Que me dedique a patinar no significa que no haga otras cosas.
-Lo siento, lo siento.
-No te disculpes, creo que tambien lo habria preguntado estando en tu posicion.
Ambos reimos y nos desenvolvimos en una calida charla sobre libros, novelas y poesias...
Cuando comenzo a llegar el ocaso, me miro largo tiempo, iluminados por los calidos rayos del astro rey que penetraban casi con delicadeza a traves de las cortinas de claro lino.
-Me gusta cuando callas porque estas como ausente, y me oyes desde lejos pero mi voz no te toca. Parece que lo ojos se te hubieran volado, y parece que un beso te cerrara la boca...
Sonrei a reconocer los versos de Pablo Neruda, y me detuve a escucharle embelezada.. que hermoso recitaba...
-Como todas las cosas estan llenas de mi alma, emerges de las cosas, llena del alma mia. Mariposa de sueños te pareces a mi alma y te pareces a la palabra melancolía. Me gusta cuando callas y estas vomo distante y estas como quejandote mariposa en arrullo y me oye desde lejos y mi voz no te alcanza. Dejame que me calle con el silencio tuyo, dejame que te hable tambien como tu silencio, claro com una lampara, simple cmo un anilloEres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrellas tan lejano y sencillo. Me gusta cuando callas porque estas como.ausente, distante y dolorosa, como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa basta. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Algo se conmovio en mi al escuchar su honda voz, casi en susurros un poema tan hermoso...
-Que linda manera de decirme que me mantenga callada.
-No, no, me gusta tu voz.
Quiso arreglar el malentendido que creyo se habia formado.
-Lo se-Dije riendo- Es un poema hermoso.
-Debo irme-Susurro contra mi oido, provocandome suaves escalofrios.
-Quisiera que te quedaras un poco mas.
-Tus deseos son ordenes para mi, pero tengo una reunion a las siete y son las seis y media.
Alce los brazos deseosa que captara mi indirecta y al verme me abrazo con fuerza, con anhelo.
-Hablamos luego.
-Si.
Ninguno de los dos deseaba separarse, era mas que palpable el querer mantenernos juntos, el deseo que nos respondiamos en la intensidad de nuestros abrazos.
La luz anaranjada del atardecer lleno la habitacion y una sensacion magica invadio mi corazon, provocando millares de mariposas revoloteando entre mis costillas, deseosas de no dejar a este hombre tan hermoso de mi lado.
Nos vimos fijamente aun un poco mas, cuando puso suavemente su mano sobre mi mejilla derecha.
En medio de la luz que nos envolvia, fue acercandose con paciencia, con cierto deseo de permanencia. Cuando nuestros labios se rozaron, senti la suavidad con la que eran apenas presionados.
Fue un beso casto a mis labios virgenes. Nada podria jamas ser tan bello como este momento...
El rubor se adueño de mis mejillas, André sonrio al notarlo.
-Nuestro primer beso...-Susurro- Te debo todos los que vienen, lo prometo.
-Que te vaya bien en la reunion-Logre articular aun fascinada por la magia que se desarrollaba entre nosotros. Sin duda debia ser la famosa quimica de la que todos hablan cuando conocen a alguien.
Se fue... y mientras le veia caminar hacia su auto, volvia cada paso un poco en mi...
Si esta seria mi rutina desde hoy en adelante... creo que podria acostumbrarme a ella...

Huellas en el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora