Capitulo 29: Soy Chloe

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|Narra Chloe|

El sol estaba en su punto fuerte, indicaba que era poco más de medio día. Estábamos en la espera de un par de hombres que se ofrecieron ayudar a traer las pertenencias del grupo de Isaii. Estaba sentada frente a la pequeña laguna que estaba cerca de la entrada de Alexandria, esperando a que llegara el nuevo grupo. La silla de ruedas me resultaba muy incómoda, y mis piernas seguían sin responder, el corto rato que estuve con Isaii me había permitido olvidar todo, pues él no conocía mi pasado, y me sentía libre de ser juzgada.

El sonido de un motor me indico que era hora de acercarme a la entrada, pues Isaii y su gente habían llegado. Con mis manos impulsaba las finas llantas de la silla de ruedas, hasta que mi padre apareció atrás de mí para ayudarme avanzar más rápido.

La gente del grupo de mi padre empezó a reunirse alrededor, siempre se mantenían alerta ante cualquier posible amenaza, y aunque agradecía eso de ellos, en esta ocasión me molestó, pues confío totalmente en la persona que me salvó este día.

Tara llegó deprisa a mi ubicación, para mantenerse cerca para ver nuevamente a Isaii, y seguramente esperaba que los presentará.

El motor se apagó y la puerta lateral del camión escolar se abrió, uno a uno empezó a bajar del nuevo grupo. Me llevé la gran sorpresa de que la mayoría de las personas que bajaban eran niños y personas de la 3ra edad. Había acertado en confiar en Isaii y su grupo, pues hoy en día pocas personas se arriesgarían a cuidar a una gran cantidad de personas que no pueden protegerse por sí solas. Las personas nobles seguían existiendo, y la prueba la estaba presenciando.

Mire al grupo de mi padre y tenían todos una misma expresión. No podía darle un correcto significado, pero es posible que pensaran lo mismo que yo, y más allá de amabilidad, buen corazón, y demás sentimientos positivos, estaban el pesar de saber que tendremos que duplicar nuestro trabajo y hacer rendir el alimento, pues la mayoría de estas personas estaba claro que no aportarían en el trabajo pesado y riesgoso. Básicamente inútil.

—¿Juliet? —La voz de mi padre interrumpió mis pensamientos y me obligó a mirar en la misma dirección que él.

La mujer rubia que había bajado del autobús me era sumamente familiar. Segundos después pude reconocerla, y aunque había cambiado ligeramente, era el rostro de mi madre. Lo catastrófico del mundo me había hecho olvidar por completo preguntarle a mi padre que había sucedido con ella.

Mi corazón gritaba de alegría al poder reencontrarme con ella, pues estos años siempre me hizo falta. Deslice mis manos por las llantas de mi silla para acercarme a ella.

—¡Mamá! — grité. Esperaba llegar más rápido a ella y por costumbre intenté levantarme de mi asiento, apoyando todo mi peso en mis brazos para después caer por no tener una base firme en qué sostenerme. Escuché pasos rápidos acercándose a mí, y puede sentir a Carl levantándome del suelo y colocarme nuevamente en mi silla, seguí avanzando hasta ella.

—¡Mamá, soy Chloe! — grité nuevamente. Un par de lágrimas de felicidad me recorrieron las mejillas. —Soy tu hija—

—Yo no tengo hijas —respondió ella.

—Soy Chloe, mamá —insistí.

—Tú no eres mi hija —

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Editado 16/09/23

El viaje más largo | Carl Grimes |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora