Capitulo 39: Te estuvimos buscando.

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|Narra Chloe|

Dio un gran suspiro y después de eso me miró, y sin despegar sus ojos de los míos, mencionó las dos palabras que lograron dejarme sin respuesta, solo una inmensa felicidad interior, que me permitieron sonreír y acostarme junto a él. «Te quiero»

[...]

Después de haber pasado toda la tarde juntos en la casita del árbol y por fin poner todas nuestras incomodidades sobre la mesa, pudimos resolver gran parte de los pequeños conflictos que estábamos teniendo sobre nuestra relación, además pudimos reír, por fin, abrazarnos y contarnos por horas todo lo que habíamos hecho a lo largo de estos años. Sacamos muchos de nuestros buenos recuerdos, usamos gran parte de la tarde para compartir risas, un día memorable, que no fue necesario ni un beso para sentir la gran cercanía que teníamos el uno al otro.

El cielo indicaba que no faltaba mucho para que anocheciera, por lo que decidimos bajar de la casita y regresar a Alexandria para inmediatamente comer algo, y después seguir compartiendo el tiempo juntos, pero desde el calor de nuestro hogar.

Caminábamos entre los árboles tomados de las manos. Siempre alertas ante cualquier situación que pudiera presentarse.

Un fuerte sonido se escuchó detrás de nosotros, ambos levantamos nuestras armas en la dirección que provino el sonido de un disparo, que claramente había sido realizado a una corta distancia de nosotros. Otro disparo volvió a escucharse y en seguida las pisadas de alguien que se aproximaba rápidamente hacia nuestra dirección. Carl se colocó frente a mí cubriéndome de la amenaza que se acercaba.

De entre los árboles salió Juliet, mi supuesta madre. Nos miramos fijamente a los ojos, pero no hubo oportunidad de nada más, pues el sonido de otro disparo se escuchó, y enseguida Juliet cayó al suelo, cubierta de sangre que provenía de su cabeza.

Había quedado en shock, aunque realmente ella no era mi madre, sentía algo por ella, pues fue la persona con la que crecí cuando el mundo era normal. Tuve que borrar cualquier rastro de sentimiento doloroso en ese mismo instante, pues un hombre salió del mismo lugar que mi madrastra. Un hombre que claramente reconocía, aquel hombre con la marca de W en su frente al que Nicholas ayudó a sacarme de la comunidad.

El hombre sonrió al verme, y al ver ese gesto mi cuerpo fue recorrido por un escalofrío, pues el que estuvieran cerca de Alexandria solo significaba que seguían buscándome para terminar lo que buscaron la última vez. Matarme.

- Vaya, vaya. No creí encontrarte aquí -dijo aquel hombre, aun con la sonrisa en su boca.

Carl cubrió completamente mi vista, parándose entre nosotros, manteniendo su arma firme, apuntando al hombre con la W en la frente.

-Amigo, no me gustaría tener que matarlos a los dos. Por favor, baja tu arma y retírate. El problema es con esta perra. Es una gran propuesta, así que aceptarla...- dijo mirándome.

Estaba a punto de hablar, su propuesta era absurda, ya que nosotros éramos dos y él solamente uno. Pero la presencia de un nuevo enemigo me hizo tragarme mis palabras, y también toda mi seguridad. Un hombre moreno salió de entre los árboles, y se posicionó junto al hombre de la W, eran claramente del mismo equipo por como tenían sus armas marcadas. Sin embargo, esta persona no tenía una W marcada, pero era alguien que nunca olvidaré. La piel se me erizó por completo y sentí como toda mi sangre se reunía en mi cara, sentía como ardía, y al mismo tiempo como se congelaba, mis manos estaban tiesas, y al mismo tiempo temblaban, sentí como se me iba la vida del cuerpo; sin embargo, sentía el palpitar de mi corazón más fuerte que nunca.

*Flashback*

-Bienvenida mi hogar -escuché la voz de Saúl. Seguía con aquella cosa en la cabeza, que no me permitía ver que había alrededor. Sentí un golpe sobre mi rostro que me hizo caer inmediatamente, ya en el suelo recibí una patada en el abdomen, que logro sacarme todo el aire que tenía, no pude emitir ningún ruido por lo que estaba sintiendo en este momento. -Llévala con las demás -

Me sostuvieron de los brazos y me obligaron a levantarme, caminamos un par de segundos y después empezamos a subir escaleras. Escuché el abrir de una puerta y por fin me quitaron aquella bolsa de tela de la cabeza. Un hombre alto y moreno me sujetaba de los brazos mientras me empujaba hacia adentro de la habitación, la cicatriz que recorría su rostro desde su ceja hasta su barbilla lo hacía ver muy escalofriante. Caí dentro de la habitación, golpeándome en el suelo. Mi labio estaba sangrando, y mis manos temblaban, el miedo, la impotencia y el dolor de lo que estaba viviendo, lograban volverme loca, jamás había imaginado tener que pasar por esto, dentro de mí me arrepentía por haber perdido la cuenta de los días y no haberme presentado con Saúl a entregarle lo que necesitaba.

*Fin del flashback*

La cicatriz de su rostro era inolvidable, la gente de Saúl no había desaparecido por completo, simplemente se había unido a un nuevo grupo, ahora quizás eran más fuertes. Aquel hombre me vio y era más que obvio que me había reconocido.

-Por fin apareces pequeña - escuché por primera vez la voz del hombre. Su voz tan grave detonó un miedo aún mayor en mí. Me sentía pequeña, me sentía indefensa, tenía miedo, deseaba que fuera un sueño. -Te estuvimos buscando - levantó su arma y me apuntó con ella.

-Bajen sus armas -habló Carl.

-¿Dónde estuviste? -preguntó el hombre, ignorando las palabras de Carl. Quería responder a su pregunta, para que no pareciera que tenía miedo, pero era imposible, si tenía miedo y no podía ni siquiera respirar correctamente.

Comencé a recordar cada segundo del infierno que viví en ese lugar, reviví cada golpe, cada lágrima, cada segundo de arrepentimiento y miedo, el asco de estar ahí, y revivir el trauma que por fin empezaba dejar atrás de haber sido abusada.

-¿Chloe? -La voz de Carl me saco de mis pensamientos. -¿Es verdad lo que está diciendo? -

-¿Qué? - con la voz temblando y llena de miedo pude finalmente hablar.

-Ay, niña. Pon atención -gritó el hombre de la cicatriz. -Le estoy diciendo a este chico, que te hemos buscado porque muy pocos te probamos en la cama y nos quedamos con las ganas -

Sus palabras me llenaron de coraje, pero también deseaba tirarme a llorar. Era claro que debía hacer las dos cosas, Carl no debía saber eso, y tampoco iba a permitir que este hombre dijera una palabra más.

No deje que hablara nuevamente y apreté el gatillo de mi arma, dando directamente en su cabeza. El hombre de la W saco con rapidez su arma y a punto en nuestra dirección, pero Carl fue más rápido, logro dispararle en el hombro, y al estar en el suelo, dio un segundo disparo, matándolo.

-¿Chloe? - escuché la voz de Carl a lo lejos. Salí corriendo en cuanto pude. No estoy lista para hablar de lo que acababa de suceder.

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Editado 29/11/23

El viaje más largo | Carl Grimes |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora