Capitulo 36: ¿Bailas conmigo?

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—¿Podrás bailar? —pregunto.

Con ambos brazos rodeé su cuello y él mi cintura, sin ni siquiera pedírselo, él sabía que debía sostenerme fuerte para no caer y que nuestros movimientos no deben ser rápidos. Nuestro baile era el típico, damos un paso a cada lado y giramos sumamente lento en nuestra misma posición.

La música seguía sonando y nos movimos al ritmo de ella. Me sentí totalmente segura en los brazos de Carl, por lo que decidí acomodarme.

Incline mi rostro para esconderlo dentro de su cuello y abrazarnos aún más. El momento era muy cómodo.

Después de minutos de hacer el mismo movimiento abrazados, la grabadora se quedó sin batería y la música dejó de sonar, por lo que Carl me ayudó a sentarme en el sillón naranja para 3 personas que se encontraba en la esquina de la habitación.

—Cada día me sorprendes más —dijo Carl.

—¿Creíste que no volvería a levantarme? —pregunte.

—Yo sabía que te levantarías, pero no imaginé que lo hicieras tan rápido —su mano llegó hasta mi mejilla y comenzó a acariciarla —Eres aún más fuerte de lo que pensé —

Coloque mi mano sobre la suya, en forma de agradecer sus palabras. Hace tiempo que esperaba palabras de ánimo, hacerme recordar que soy fuerte y que yo puedo.

—Tengo un regalo para ti — comento.

Carl se separó de mí y camino hasta un pequeño mueble color café y de diseño antiguo que estaba junto a la pared. Abrió uno de los cajones, tomo algo y después volvió a cerrarlo. Regreso a mi lado y se sentó a mi lado.

Carl extendió su brazo, que estaba en un puño cerrado, escondiendo algo entre sus dedos. Fijé mi vista en su mano y la abrió lentamente para dejarme ver un pequeño collar con un corazón y una "C" al centro. El collar era plateado y brillaba intensamente.

—Es muy bonito. —

Carl tomó el collar con ambas manos y se aproximó a mí para colocármelo. Una vez que estaba sujeto en cuello, regreso a su lugar.

—¿La "C" es de Carol? —bromeé. Él sonrió. — Gracias —

[...]

Teníamos un par de minutos, inclusive podría ser una hora, en la que solo estábamos hablando de cosas sin sentido.

Me había recargado en el sillón y Carl había recostado su cabeza sobre mis piernas y con mis dedos jugaba con su cabello mientras me contaba cómo había sido su experiencia hasta llegar a Alexandria.

—La prisión fue mi hogar favorito —dijo —Aunque ahí perdí a mi madre, hasta el momento es donde más tiempo hemos permanecido, y fue totalmente nuestro. Limpiamos poco a poco, hasta que estuvo libre de caminantes. —

—¿A dónde fueron después? —pregunte.

—Fuimos a muchas partes, pero ninguna la consideramos un hogar, hasta que llegamos aquí. — respondió —Es por mucho el lugar más cómodo en el que hemos estado, pero sé que a muchos les incomoda o no confían en estar aquí. Daryl sería uno de ellos, si no fuera por ti —

—¿Mi padre? — pregunté sorprendida.

—No confía con facilidad, tanta gente nueva, que no conoce, y además no estamos acostumbrados a que otra persona que no sea mi padre esté liderando el grupo, realmente no sabemos cómo sean los planes de supervivencia de la comunidad —

—No hay planes, solo sobrevivir —

—Me imagino que sí, hay que adecuar los planes diariamente conforme a las circunstancias — habló nuevamente. —Solo hay una cosa que no me gusta de lo que han decidido —

—¿Qué cosa? —pregunte.

—Muy pocas personas de Alexandria son las que salen en busca de alimentos, de armas, de lo necesario para sobrevivir y la mayoría de ellas son de nuestro grupo. Siendo que aquí hay muchas personas que puedo asegurar que hace años no salen o aportan algo realmente significativo. Sin embargo, si son capaces de opinar sobre las vidas ajenas, como si ellos hicieran algo bueno. Les han dado muchos privilegios y se los han tomado en serio. —

Sus palabras me hicieron recordar al grupo que hace un par de horas habían criticado la actividad que estábamos haciendo. Y para ser sincera era un par de señoras de quien no sabía ni siquiera el nombre, siendo que llevan aquí años y eso es porque no había tenido comunicación con ella en todo este tiempo, pues no aportaban a la supervivencia. Para mí ya era tarde, porque me había retirado del cargo. Pero aún no era tarde para convencer a Deanna que se lo cediera a Rick.


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Editado 27/09/23

El viaje más largo | Carl Grimes |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora