El crujido de las ramas de los árboles sonaba, mas no le daba importancia, pues era común que los caminantes pasen por debajo de mí causando ruidos.
—Maldición — escuché una voz peculiar.
Me arrastré sobre la madera hasta llegar a la orilla del piso, donde al sacar la cabeza pude ver a Carl luchando con un caminante que le había salido de sorpresa. Sin problema pudo acabar con él, se levantó del suelo y pateó al caminante con coraje. Esa escena me dio un poco de gracia, pues estaba claro que Carl se había molestado que un solo caminante lo tumbara.
Levanté la vista y a un par de metros pude visualizar una pequeña horda de caminantes que se aproximaban en esta dirección. Carl era lo suficientemente ágil para acabar con ellos utilizando su arma, pero eso significaba llamar la atención de otro par de caminantes a esa zona, y yo no estaba equipada con más comida para sobrevivir unos días más en el árbol.
—Carl — susurré. Más allá de solo pensar en mí, debía pensar en la supervivencia de él, por lo que decidí revelar mi escondite y lograr que él subiera para protegerse. Carl miró a todos lados y no logro localizarme—. Mira arriba —
Inmediatamente, giró su cabeza en dirección al cielo y pudo verme. Con las manos hice señales para que subiera, pero era posible que por el par de ramas que estaban entre nosotros no pudiera entenderme.
—Sube rápido —volví a susurrar. Cabía la posibilidad de que no lo hiciera, por lo que debía alertarlo. —se acerca una horda. —
Carl obedeció sin más y comenzó a subir el árbol sin preguntar. Al llegar recorrió con la mirada la pequeña casita.
—¿En qué estabas pensando? —grito enojado. No podía permitir que los podridos permanecieran mucho tiempo bajo nosotros, así que debía hacer que se callara.
—Guarda silencio —susurré. Tape su boca con mis manos. —Debemos esperar a que se vayan, si no, se quedarán bajo el árbol. —
[...]
Habían pasado alrededor de 20 minutos, cuando dejaron de escucharse pasos arrastrándose sobre la hierba.
—Listo —rompí el silencio, para indicarle a Carl que ya podía hablar.
—¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué te fuiste? ¿Sabes lo que causaste? ¿Sabes lo preocupado que están todos? Creíamos que no regresaría —hablo Carl tratando de permanecer tranquilo, pero solo así demostró enojo.
—Necesitaba estar sola —dije. Sus reclamos no son algo que necesite en este momento.
—Puedes estar sola en Alexandria, no necesitas salir de tu hogar, arriesgarte de esta manera y además preocuparnos a todos, al menos pudiste avisar que vendrías aquí — reclamó. Empezaba a considerar que fue mala idea permitir que subiera. Sus palabras lograron desesperarme.
—Si viniste aquí para gritarme, o hacer que me disculpe, no lo haré. — Camine, hacia el colchón y me senté en él, esperando que la plática terminara ahí.
—Necesitas hablar conmigo —dijo calmado. —Necesito entender qué te está pasando —
Dio en mi punto débil, había querido poder hablar con alguien hace tiempo, pero algo en mí me lo impedía, y no sabía con seguridad si era el miedo al rechazo o que empezaran a crear un sentimiento de lástima por mí. Las palabras se formulaban en mi cabeza y no sabía si contar la verdad o seguir guardando el secreto, el pensar de forma repentina esto en mi cabeza había logrado ocasionar un nudo en mi garganta.
—Lo he intentado, Carl. Pero no puedo —decidí no decirlo, y aunque intenté no romperme, mis últimas palabras demostraron mi dolor.
Estaba por decirle a Carl que debía irse, cuando sentí como me tomo de los hombros y giró mi cuerpo, obligándome a que me acercara a él. Su acto me tomó de sorpresa, por unos minutos quedé congelada, pero cuando sentí como me abrazaba y comenzaba apretarme poco a poco pude sentir paz dentro de mí, lo que me dio la confianza para corresponder su abrazo y soltar todos mis sentimientos entre sus brazos.
ESTÁS LEYENDO
El viaje más largo | Carl Grimes |
FanfictionEra tan solo una niña cuando todo empezó. ¿Quién diría que una irreal y absurda pesadilla lejana se transformaría en mi nueva realidad? Apenas si puedo recordarlo, pero el hecho es que, desde ese día, mi existencia no volvió a ser igual. Me quedé...