78- Cobarde

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Termine aniquilar a los muertos, limpie la sangre y sudor que se posaba en mi rostro, gire un poco y me percate que todos estaban de alguna forma enojados/preocupados/asombrados, por lo que había hecho.

─Tengo hambre y no quiero lentejas ─me queje, sin darle importancia a lo sucedido.

Camine hacia donde estaba muestro comedor, con Carl tras de mí, y Alice tras de él.

Me senté en mi lugar sin nadie más en la mesa, ya que todos se estaban encargando de rematar a los caminantes y sacarlos de Alexandria.

─Chloe ─Escuche la voz de Carl junto a mí.

¿Qué necesitara? ¿Decirme que no era lo que pensaba? ¿Qué quiere hablar conmigo sobre lo que ha pasado esta semana? ¿Qué me quiere acaso? ¿O que piensa dejarme por Alice?, no hice caso a su llamada, y continué sirviéndome la comida en mi plato.

─Alice, vete ─Ordeno Carl. Alice se fue del pequeño comedor, espere unos segundos a que estuviera una distancia considerablemente lejos de mi para poder hablar.

─¿Qué quieres? ─pregunte

─Sé que crees que te engaño con Alice ─Dijo Carl

─Me engañarías si fueras algo mio, pero no lo eres. ─conteste de mala gana.

─¿Cuándo dejamos de ser novios? ─pregunto desconcertado.

─En el momento que tomaste la mano de ella ─respondí al recordar cuando los vi juntos en el bosque.

─¿Tomar la mano de alguien es algo malo? ¿Acaso la bese, abrace o algo? ─reclamo

─Es malo cuando sabes que esa persona quiere contigo, y tienes novia ─levante la vos al decir las ultimas palabras, este chico realmente me estaba haciendo enojar.

─Eso no es algo malo ─murmuro.

─¿No lo es? ¿Entonces quieres que yo este de la mano con Javier? él, con quien he dormido, he besado, abrazado, que es mi ex novio, que se que de alguna forma aun me quiere y me respeta, o que este de la mano con cualquier otra persona de Alexandria. ─grite

─Solo recuerda todo lo que hemos vivido, no lo puedes tirar a la basura ─termino de hablar. Carl dio media vuelta y se fue. Me dejo sola con la palabra en la boca, y sí, realmente tenia que recordar todo lo que hemos vivido. Aunque él también debería de hacerlo, me culpa a mi que esto se este derrumbando cuando es él quien hace estas tontas acciones. Debo distraerme, y necesito hacerlo un largo tiempo. 

[...]

Era aproximadamente media noche, estaba caminando por las calles de Alexandria, pensando en todo lo que había ocurrido con Carl, con mi padre, con todos.

Camine hacia mi casa en busca de mis pocas armas y un poco de ropa para de nuevo salir de Alexandria y perderme.

Guarde todo lo que creí que seria necesario en una mochila, deje una nota sobre bajo mi almohada y salí de mi habitación.

─¿Que haces? ─la voz masculina de Glenn se escucho tras de mi.

─No puedo dormir ─mentí. Voltee lentamente para ver a Glenn de frente y solo pude fijar mi vista en su cabello ridículamente alborotado.

─Rayos, Glenn, ¿quien te atropello? ─reí

─Tu vieja silla de ruedas ─rió más fuerte. Esta ves el asiático gano.

─Que cómico ─dije con sarcasmo. ─Iré a dejar esto al almacén. ─mentí nuevamente haciendo referencia a la ropa de la mochila. Necesitaba que Glenn no sospechara del porque saldré a esta hora de la casa y con ropa encima.

Glenn asintió con la cabeza y siguió su camino así como yo. Salí por fin de casa y camine justo a la entrada para quedarme unos minutos esperando a que cambiaran el turno de los vigilantes.

  [...] 

Después de unas horas pude salir sin problemas de Alexandria para adentrarme en el bosque. Camine por todo el bosque quizás, había pasado tanto tiempo desde que había ido por ultima vez a la casa del árbol, había olvidado exactamente donde estaba, pero por fin pude encontrarla, mate un par de caminantes en el camino, pero para mi suerte, no fueron la gran cantidad, me había quedado energía suficiente para trepar este viejo árbol. Subí a el y solo pude sacudir un poco el viejo colchón que estaba aquí, puse una manta que había traído de Alexandria y me dispuse a dormir. Mañana sera un largo día.

De nuevo había huido de mis problemas, de mis pesadillas, escape de toda responsabilidad. Me he vuelto una cobarde. 

El viaje más largo | Carl Grimes |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora