|Narra Chloe|
Carl tenía razón.
Chloe que había levantado Alexandria había desaparecido, me he convertido en una cobarde, en alguien que ahora su mundo no era la Tierra, sino, él.
Mis emociones se habían convertido en dependientes de mi relación con él. Quizá si al inicio de nuestra relación él hubiera hecho esto, mi corazón hubiera sido lo suficientemente valiente como para dejarlo estar con ella, me habría dolido, pero no tanto como para dejarme hacer cosas tan ridículas como las que estoy haciendo ahora. He tirado mi valentía al suelo y la he pisoteado yo misma.
Las cosas debían cambiar, esto no podía continuar así, debía darme un tiempo para volver a ser fuerte, como para ignorar cualquier cosa menos grave que en el apocalipsis en el que vivimos. No logro entender como un hombre pudo haberme hecho pensar que sería mejor lanzarme a los caminantes que continuar mi vida sin él.
*3 días después*
Había estado sin contacto con Carl estos últimos 3 días. En mis momentos de desesperación corría con él para arreglar las cosas, pero el seguía en su postura, con su orgullo muy alto. Cada vez que iba a buscarlo era un poco más que perdía mi honor, y solo quedaba más humillada.
Al menos Carl tenía la decencia de comportarse como si nada pasara enfrente de otras personas.
Había recobrado mi energía en estos días, comí lo mejor posible y todo para alejarme. Alejarme de mi familia y mi hogar para poder superar este maldito dolor.
Me dirigía a la casa con el gran arsenal que Alexandria había conseguido en los años que habían transcurrido durante este virus, tome 3 pequeñas armas para mi uso personal y una cantidad de municiones para sobrevivir unos cuantos días. Continúe con mi camino ahora hacia el almacén de comida, solo para tomar unas cuantas latas de comida.
Estaba lista para irme, mi mochila con comida, armas, y un cambio de ropa. Mi padre iba a hacer una expedición con un grupo de personas de Alexandria, solo averiguar porque los caminantes ahora solo se acercaban del lado sur de Alexandria y no se despertaban por todos lados como comúnmente lo hacían.
Iba caminando con Peter, quien era un joven nuevo que había llegado, él no quería perder la costumbre de luchar tampoco quería ser un "mantenido" como él dice, me agrada este tipo de personas que llega a mi hogar no solo para esperar protección, él era de mi edad, tal vez unos años un poco más grande.
Todo el camino había platicado con él, contándome sobre como era su antigua vida, antes del apocalipsis y también antes de cuando había llegado con nosotros.
—Necesito que me hagas un favor —dije.
—Lo que sea por ti —Contesto Peter.
—Quiero que le des esta carta a Daryl, si algún día me llega a pasar algo — continúe —solo por precaución —
—Yo se la daré —sonrió con nostalgia.
Seguíamos caminando, nos habíamos topado con unos cuantos caminantes, pero nada que no pudiéramos cubrir, todo el silencio ya que aun estábamos algo cerca de Alexandria.
...
Habíamos llegado por fin al problema que había ocasionado todo lo de los caminantes en Alexandria. Había un corral con unos cuantos caballos muertos, claramente su sangre los había atraído hasta este lugar, aunque era un poco sospechoso por qué apenas, después de tantos años de esta tragedia había muerto, no creo que hayan sobrevivido tanto tiempo aquí solos, ya que no veo ninguna casa por ningún lugar, o algún indicio de que los hayan cuidado o permanecido aquí tanto tiempo, era obvio que hacía poco tiempo que habían llegado aquí, pero este ya no era mi problema. Estaba esperando solo el momento indicado para escapar.
Los caminantes por fin habían notado nuestra presencia y con ello habían dejado se saborear a los caballos para poder cazar a su presa viva. ¿Que pensaran ellos? ¿Que lo difícil es mejor? Claro que lo difícil es mejor, las cosas fáciles no se disfrutan, pero obviamente ellos no tenían una mente para poder pensar eso ¿Porque les atraería más las cosas vivas? Es obvio que con esos caballos tenían comida como para un par de horas.
Peleamos contra ellos, no eran más de 20 caminantes, pero por seguridad habíamos optado por no hacer mucho ruido, ya que sabíamos que podría haber más de una docena de ellos por los alrededores. Faltaba muy poco para terminar con ellos, así que aproveche el momento para correr, por el ruido de los golpes y gritos de satisfacción que daban mis compañeros podría creer que no escucharían mis pasos al momento de correr, y estuve en lo correcto, ya que pude correr sin recibir ningún reproche de alguno de ellos.
Porque una despedida también puede romper tu corazón.
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El viaje más largo | Carl Grimes |
FanfictionEra tan solo una niña cuando todo empezó. ¿Quién diría que una irreal y absurda pesadilla lejana se transformaría en mi nueva realidad? Apenas si puedo recordarlo, pero el hecho es que, desde ese día, mi existencia no volvió a ser igual. Me quedé...