Capítulo 3.

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Siento que la tela de la playera de Luke se humedece poco a poco a causa del sudor de mis manos. Aprieto los ojos con más fuerza e intento cubrirme por completo utilizando el cuerpo del chico rubio que recién he conocido. Mi respiración es más agitada de lo que debería, creo que en cualquier momento voy a empezar a hiperventilar.

Luke intenta agacharse pero mi exagerado agarre en su ropa lo impide. Abro lentamente uno de mis ojos y me doy cuenta de que él está acariciando al Golden retriever que está a unos cuantos centímetros de mí. El can lame su mano y él parece muy conforme con ello, pero aquel miedo sigue oprimiéndome el pecho de una forma insana, así que susurro de nuevo:

—Por favor, haz que se aleje.

El dueño del perro le llama y el horrible animal se va tan rápido como puede moviendo la cola de un lado a otro. Mi respiración comienza a normalizarse cuando veo al objeto de mis pesadillas alejándose de mí, dándome tanto espacio para recuperarme que siento el aire fresco golpeándome en el rostro instantáneamente. Dejo ir a Luke y me doy cuenta de que he dejado su playera arrugada y un poco húmeda. Lamento eso pero no pude controlarlo.

— ¿Qué tienes con los perros? —cuestiona extrañado y se deja caer sobre el césped.

—Fobias y mil cosas más —murmuro y un escalofrío recorre mi cuerpo mientras me siento a su lado.

— ¿Quieres hablarlo? —pregunta elevando una ceja.

—Puesto que acabo de conocerte, no. Gracias de todas formas.

—Bien —dice luciendo cabreado.

—No quise que sonara así —suspiro—. Simplemente no me siento muy cómoda hablando de ello y te acabo de conocer, Luke.

—Comprendo —asiente y ésta vez me da una sonrisa amistosa.

Miro a su pequeño hermano mientras juega con una niña de par de años más grande que él. Quisiera volver a ser pequeña, volver a nacer... o volver a ser concebida, crecer en una familia tranquila y hogareña, con un padre que me ame tanto como le sea posible, pero en ésta vida nunca se tiene lo que se desea.

—Entonces, nana, ¿cuidas niños de tiempo completo? —me pregunta Luke con tono gracioso.

—Usualmente no —niego con la cabeza—. Hoy me retrasé para la Universidad y cuidar a tu hermano fue el castigo que mamá encontró para mí.

— ¿Eres la hija de Kate? —cuestiona luciendo algo sorprendido.

—Esa soy yo —sonrío al pensar en mi madre. Es la mejor mujer que he conocido en mi corta vida.

—Mi mamá habla de ella todo el tiempo —sonríe—. Creo que son buenas amigas.

—Puesto que tu mamá nos ayudó cuando llegamos aquí, pienso que es verdad. Mi mamá aprecia mucho a...

De pronto soy interrumpida porque alguien se ha parado frente a mí y me cubre del sol que me calentaba la cabeza de una forma no muy agradable. Cuando levanto la vista me encuentro con los ojos negros de Landon mirándome cínicamente mientras sostiene a su nueva chica de la mano. Las náuseas no tardan mucho en llegar.

—Nunca pensé verte por aquí —murmura él—, después de que no fuiste a clase pensé que te habías mudado a China.

—Basta, Landon —bufo.

—No te preocupes, lo cuidaré por ti —murmura la chica rubia y se pone de puntitas para besarle la mejilla.

Las ganas de llorar vuelven pero ésta vez con más fuerza. Recuerdo lo agradable que era la corta barba de Landon haciéndome cosquillas en los labios.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora