Epílogo.

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Entro a la cocina rápidamente mientras intento huir de Luke y de la pelea que se avecina en cuestión de segundos. Estoy cansada de sentirme así, estoy increíblemente sofocada y siento que tengo que encontrar una solución pronto o de lo contrario esto podría terminar muy mal para ambos.

—Amelie... —él llega hasta donde yo estoy, se para frente a mí y me mira con una súplica implícita en sus ojos, la cual me deja muy en claro que él no quiere que llevemos esto más lejos de lo que ya ha ido.

— ¡Vi cómo la mirabas! —le espeto sintiéndome un poco más aliviada.

—Yo no la miré de ninguna manera —murmura calmado y se pone ambas manos en la cabeza, sé a la perfección que él está más harto de esto que yo.

— ¡Ja! —exclamo—. Te vi. Y también vi la forma en la que ella te sonrió.

Hace un par de meses nos mudamos a esta casa, una casa de ensueño que la señora Hemmings nos consiguió a un precio aceptable, es gigante y hermosa, y tiene un jardín enorme en el que la pequeña Camille juega la mayor parte del día con el viejo e increíblemente tierno "Ray", un perrito que mi hija rescató de la calle hace más de un año.

Me gustaría decir que todo ha sido perfecto desde que llegamos a este lugar, pero lamentablemente no es así. Las cosas entre Luke y yo han estado algo tensas, él ha dormido algunas veces en el sofá de la sala y, aunque hemos intentado hablar para arreglar las cosas, siempre terminamos peleando de nuevo.

La causa principal de nuestras discusiones es la hija de la vecina, ella tiene veinte años y pasa la mayor parte de su tiempo intentando provocar a Luke. La he cachado tomando el sol al lado de su piscina en topples más veces de las que me gustaría admitir. Esa chica es una descarada en toda la extensión de la palabra y me he cansado de ver la forma en la que Luke se desvive por ayudarla siempre que tiene una oportunidad. Él se excusa diciendo que únicamente lo hace por ser amable, pero siento que muy en el fondo se siente atraído por ella.

—Amelie, no pelemos de nuevo por algo que ya habíamos aclarado —suspira y se da media vuelta—. A mí no me gusta ella.

—Ahora dilo de una forma que suene más convincente —bufo—. Ya estoy harta de esto, Luke. Creo que lo mejor va a ser que Camille y yo vayamos a pasar unos días en casa de mi madre.

—Pero...

— ¿Qué? —cuestiono sintiéndome algo mareada. No ahora. No ahora. No ahora, por favor.

—Ella va a tener su primer día en la escuela este lunes, quedamos que la llevaríamos juntos.

—Genial, puedes pasar a buscarnos ahí. Sabes dónde es.

Paso a un costado suyo, esquivándolo, intentando no caer rendida ante su preciosa mirada. Voy rápidamente hasta el primer piso y entro en nuestra habitación dando un portazo, es verdad que estoy harta de esta situación y no me voy a quedar aquí, esperando que ocurra algo que termine por destrozar este matrimonio.

Saco una pequeña maleta del closet y comienzo a llenarla con algunas mudas de ropa. No quería llegar hasta este punto, pero justo ahora siento que tengo que apartarme de Luke para encontrarle una solución efectiva a esto... y al otro problema que he venido escondiendo desde hace un par de semanas.

—Quédate y hablemos de esto —murmura él entrando en la habitación—. No puedes irte. No puedes llevarte a mi hija.

—Es mi hija también —replico—. La llevé en mi vientre 9 meses, Hemmings.

—Me refería a que ustedes no pueden irse así como así —suspira—. Somos una familia, Amelie. En lugar de estar empacando deberías decirme qué te tiene así.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora