Capítulo 47.

1.8K 125 21
                                    

Al fin estoy lista para regresar a casa, según lo que ha dicho el médico todo parece ir mejorando desde que se realizó el trasplante y además me aseguró que no hay ni una señal de que mi cuerpo esté rechazando el órgano que me donó mi padre.

Suspiro y me siento en el borde de la camilla para terminar de atarme las agujetas de mis tenis, estoy esperando a que mi madre y Jeff vengan por mí, están arreglando los últimos papeles para que el alta esté completamente lista.

Alguien toca sigilosamente a la puerta del cuarto y frunzo el ceño al pensar en que se puede tratar de Luke, no he sabido nada de él desde aquella noche y siendo completamente sincera no me gustaría que hubiera un encuentro entre él y Jeff porque sé a la perfección en la forma que aquello podría terminar.

—Adelante —murmuro y me pongo de pie tranquilamente.

—Hola Amelie.

Quisiera tener un espejo frente a mí para así poder contemplar la cara de asombro que seguramente tengo plantada en mi cara, cierro la boca antes de decir cualquier cosa mientras una rara sensación se expande lentamente por todo mi cuerpo, la punzada de culpa viene tan solo unos segundos después y cierro los ojos.

Parada justo bajo el umbral de la puerta está Deborah, la madre de Blake, la mujer que se casó con mi padre hace unos diez años o más, su segunda esposa. ¿Qué podría estar haciendo ella aquí?

Una imagen del pasado se cuela a mi mente y recuerdo la primera vez que la vi, ella sigue siendo tan bonita como en aquella ocasión, sólo que sus preciosos ojos verdes han perdido todo el brillo de aquella ocasión cuando la vi junto a papá. Estoy completamente segura de que ella lo amaba y ahora él no está más.

—Veo que estás sorprendida —murmura y la tristeza no permite que su sonrisa sea impresionante—. Te entiendo.

—No quiero sonar grosera, en lo absoluto pero... ¿qué haces aquí? —murmuro y después vuelvo a sentarme en la cama, la magnitud de este encuentro es imponente.

—Yo, tenía que verte —dice sencillamente y comienza a acercarse a mí—. ¿Cómo estás?

Me quedo estática algunos segundos porque me ha descolocado demasiado la sinceridad y la preocupación en su tono de voz, es como si ella de verdad estuviera interesada en la cantidad innumerable de sentimientos que se alojan ahora mismo dentro de mi pecho.

—Triste y... bien, físicamente —sonrío levemente y me aparto un poco, invitándola a que se siente a un costado mío.

—Gracias —suspira—. Entonces puedo decir que estamos igual. Lamento mucho lo de tu padre, Amelie.

—Lamento mucho lo de tu esposo —agacho la cabeza—. Imagino cómo debes sentirte, la verdad yo debo sentirme cien mil veces peor. Lo lamento tanto, Deborah.

—No tienes por qué sentirte así, Amelie —sonríe y estira su mano para tomar la mía—. Jacob habló conmigo de eso un par de veces, por supuesto que no estaba de acuerdo pero con el paso de los días logre asimilarlo y en parte pude entenderlo, pensar en que Blake podría estar mal me parte el alma y... Bueno, cosas que cuando seas madre entenderás.

La sonrisa cálida que me brinda me llena de una confianza que jamás pensé sentir estando con ella, jamás me esperé que fuera ella quien viniera a visitarme al hospital, me siento tan rara que es sumamente indescriptible.

—Gracias por venir —suspiro profundamente—. No sabía cuánto necesitaba charlar contigo hasta ahora.

—No agradezcas, Amelie. Yo sé cuán arrepentido estaba Jacob por lo que pasó y también sé cuánto te ama, porque aunque él ya no esté con nosotros en cuerpo, sigue amándonos y cuidando de nosotros.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora