Capítulo 36.

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Si ir a la escuela en viernes no es lo suficientemente horrendo, a eso tengo que agregarle que me encontraré irremediablemente con Luke, y quizá con ella..., tan despampanante y rubia.

Niego con la cabeza mientras me miro al espejo y termino de peinarme, el relicario que me dio papá anoche descansa sobre mi pecho de una forma sutil y aquello me hace sonreír. Fue una noche llena de sorpresas, tanto buenas como malas, pero podría asegurar que la balanza se inclina más hacia el lado bueno en donde se encuentra toda mi familia.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras pacientemente, en la cocina me encuentro con Cindy quien tiene una taza de té entre sus manos y está cubierta con una bata de color hueso que le queda muy bien.

—Buenos días Cindy —sonrío—. ¿Qué tal estás?

—Buen día —me sonríe y bebe un sorbo de su té—. Bien, ¿y tú?

—Pues... dejando de lado todo lo de Luke, bien —suspiro.

— ¿Puedo darte mi opinión? —cuestiona mientras sirve un poco de té en otra taza para mí.

—Claro, cuñada —sonrío intentando sonar más animada.

—Yo pienso que todo esto fue una treta de la chica esa, escucha a Luke. Deja que te explique, si después de ello no te sientes del todo segura, toma tu decisión en base a eso.

—Estoy cansada de sufrir, Cindy. Sólo quiero sentarme un segundo y no tener que preocuparme por nada.

—Te entiendo —asiente—, sólo tómalo en cuenta, ¿bien?

Le doy las gracias por sus consejos y después desayunamos solas en silencio. Me avisa que mamá se ha tenido que ir más temprano a cuidar al pequeño H y que Jeff ya se ha ido a trabajar.

Pienso en mi madre en casa de los Hemmings, ¿es que ella le comentará algo de lo que sucedió a Liz? Espero que no, no quiero que nadie más esté al tanto de los escabrosos problemas que tenemos el chico H y yo.

—Odio mi existencia —dramatizo después de un rato.

— ¿Por qué? —cuestiona luciendo un tanto preocupada por mí.

—No quiero ir a la escuela y tener que encontrarme a Luke —bufo—. Por muy patético que suene eso.

— ¿Qué tal un día de pinta? —sugiere, intentando darme un poco de ánimos.

—Suena genial —suspiro—, pero no creo que a mamá le haga gracia. La última vez que decidí faltar me envió a cuidar al pequeño Hemmings y...

Y ese día conocí a Luke.

—Estoy segura de que no le molestará que me acompañes a algunos lugares —ríe, impidiendo que profundice más en mis pensamientos.

— ¿Cuál será nuestro itinerario? —cuestiono y sonrío inevitablemente, contagiándome un poco de toda la alegría que ella irradia.

—Tú simplemente déjate llevar —guiña—. Iré a ducharme y nos vamos.

Asiento y la observo fijamente mientras desaparece escaleras arriba, hacia la habitación de mi odioso hermano Jeff. Empiezo a recoger las tazas y los platos y cargo el lavavajillas, no quiero que mamá tenga mucho que hacer cuando vuelva de la casa de los Hemmings.

Una vez que he terminado, voy hasta la sala, me dejo caer en el sofá más amplio y subo los pies, de manera que quedo completamente recostada, saco mi celular y la foto que le tomé a Luke hace algunos días, brilla como fondo de pantalla. Creo que debería cambiarla. Hago una mueca y me sobresalto cuando suena el timbre.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora