Capítulo 56.

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Justo ahora tengo la sonrisa más grande plasmada en mi rostro, las manos me sudan de anticipación y estoy segura de que no podré contenerme por mucho más tiempo. El señor del taxi me ayuda a bajar mis maletas de su automóvil y posteriormente le pago; jalo mi equipaje hasta el porche de entrada de la casa de mi madre y luego rebusco las llaves dentro de mi bolso.

La luz de la sala está encendida, lo cual me notifica que sí hay alguien en casa, entro siendo lo más sigilosa que puedo y dejo todas mis cosas en el recibidor. Camino lentamente hasta la cocina y ahí está mi madre, de espaldas a mí poniéndole toda su atención a lo que sea que esté cocinando.

—Hola progenitora —murmuro en voz baja y sonrío de felicidad.

— ¡Amelie! —ella deja el trapo que tenía entre sus manos en la barra y viene hacia a mí mostrándome la más pura emoción y alegría—. Oh, cariño te extrañé tanto.

—Y yo a ti —suspiro y la abrazo—. No sabes cuánto te eché de menos.

—Mi vida —susurra acariciándome el cabello—. Estás hermosa y luces mayor, ¿hace cuánto que no te he visto?

—Sólo fueron unos meses, mamá —suspiro—. Unos largos y pesados meses.

— ¿Cómo está Blake? —se aparta un poco de mí y me mira directo a los ojos.

—Lo operaron antier —hago una mueca—. Fueron unos meses muy intensos, pero creo que ahora él puede recuperarse, le han extirpado el tumor y espero que eso sea el fin de todo ese sufrimiento.

—Lo será, verás que sí —me sonríe y me acaricia la mejilla de una forma maternal.

—Te extrañé con todas mis fuerzas —la nostalgia me invade y antes de comenzar a llorar me echo a sus brazos de nuevo.

—Y yo a ti, querida —me estrecha nuevamente y después me da un beso en la frente—. Aunque no soy la única que te ha extrañado.

Mi mamá me da una mirada extraña y yo frunzo el ceño, ¿se estará refiriendo a Luke? Tengo mucho que hablar con ella, necesito saber qué opina acerca de mi relación con el chico H ya que nunca tuvimos una oportunidad para hablar de todo lo que pasó el día de la boda.

—Ven —me toma de la mano y me saca de la cocina.

Ella me guía silenciosamente hasta la habitación de mi hermano Jeff y mi corazón comienza a latir rápidamente al darme cuenta de que es real, voy a conocer al bebé de mi hermano. La emoción empieza a fluir por todo mi cuerpo y quiero brincar de alegría. Mamá abre la puerta de la habitación una vez que se lo han indicado y entonces la sorpresa me llena el pecho. El cuarto es totalmente diferente a lo que era cuando me fui, ahora a un costado de la cama matrimonial hay una pequeña cunita, hay cobijitas de color azul apiladas sobre el colchón y un sinfín de cosas más; y en el sofá están ellos, Jeff, Cindy y en los brazos de esta última un pequeño bultito envuelto en cobijas color verde.

—Uh, hola —sonrío.

— ¡Amelie! —Jeff viene rápidamente hasta mí y no puedo hacer mucho después ya que él me envuelve en el abrazo más aplastante que me hayan dado alguna vez.

—No me imaginé que me hubieses extrañado tanto, Jeffrey —murmuro y me aferro a él—. Aunque saberlo es increíble.

— ¿Cómo no iba a extrañarte? Eres mi hermanita.

—También te amo, Jeff —sonrío y me aparto de él poco a poco—. Ahora estoy aquí y no me iré jamás.

—Eso esperamos —me dice Cindy y se pone de pie cuidadosamente para no perturbar la siesta de su bebé.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora