Capítulo 11.

3.5K 230 23
                                    

Me remuevo lentamente, aferrándome más a la almohada que tengo a mi izquierda. Acomodo mi cabeza y me doy cuenta de que lo que está debajo no es una almohada. Abro los ojos de golpe y me encuentro a Luke. Estoy recostada sobre su pecho y lo que abrazaba con fuerza no era una almohada sino su torso. Levanto un poco el rostro, esperando encontrarme con aquella mirada azul que me sonroja cada tres segundos, pero lo único que puedo ver es al chico H dormido. Vaya, me he salvado de que se diera cuenta de la forma en la que me sujetaba a su cuerpo. Decido que no quiero levantarme aún y vuelvo a abrazarle, un tanto temerosa de espantar su siesta y que despierte. Acomodo mi cabeza de tal forma que puedo escuchar el latir de su corazón y pongo mi brazo a través de su abdomen.

Ya no entra mucha luz por la ventana del ático y supongo que hemos dormido por unas cinco horas o así. Lo cierto es que yo necesitaba dormir un poco ya que la noche en aquella banca me había dejado aún más cansada de lo normal.

La respiración de Luke es tan lenta y tranquila que me trasmite toda esa calma. Aún no puedo entender cómo terminamos aquí después de tener unos minutos de conocernos, literalmente.

Su brazo me aprieta más contra su cuerpo y me estremezco. Él se está despertando poco a poco y yo cierro los ojos. Fingiré que sigo dormida para no tener que explicar el hecho de estar abrazándolo aún con tanto afán.

—Diablos —susurra con voz ronca y algo dentro de mí comienza a derretirse.

Se mueve un poco y luego se detiene en seco cuando se da cuenta de que estoy completamente pegada a él. Su brazo se mueve suavemente y me acaricia el costado del cuerpo. Es reconfortante.

Me muevo involuntariamente ya que su mano estaba comenzando a causarme cosquillas. Aprovecho la situación y aprieto mi mano sobre su abdomen.

—Hola —me dice con la voz aún ronca y caliente.

—Hola —respondo y me aparto de su agarre.

— ¿Descansaste? —cuestiona mirándome fijamente.

—Sí, gracias —murmuro y deseo poder esconderme detrás de un árbol.

Me levanto de la cama y le miro. Es extraño ver a un chico tendido sobre el edredón que me compró mi madre hace un par de meses. Y me sonrojo al darme cuenta de que el chico H es el único con el que he estado en una cama.

—Veo que has vuelto, cálida tarde de verano —sonríe—. Pensé que pasaría un tiempo hasta verte sonreír de nuevo.

—Sonreír contigo es fácil —declaro—. Es algo extraño pero siento que contigo no tengo que pretender nada. No tengo que esforzarme por tener tu atención o cualquier cosa.

—Eso es porque tú ya tienes mi total atención —sonríe—. Eres una chica que se puede querer muy fácilmente, Amelie.

—Luke...

No sé qué decirle. No sé a qué viene todo esto. El chico H es demasiado lindo y guapo. Y escucharle decir tal cosa me hace idealizarlo por un segundo como chico de mis más profundos sueños y fantasías.

—No creo que un chico como tú pueda quererme —murmuro—. Si mi propio padre me ha rechazado toda su vida, ¿por qué no harías tú lo mismo?

—La cuestión es —deja la frase en el aire algunos segundos y se pone de pie— que él no se ha dado cuenta de lo interesante que eres. Vas por ahí sin fijarte en las miradas que levantas cuando pasas frente a un grupo de chicos. Estás tan preocupada pensando en que pueden rechazarte que no te das cuenta de que estarías dentro con tan sólo una palabra.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora