Capítulo 28.

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Me desplomo en el sofá una vez que estoy en casa, no me siento nada bien y creo mi estado de ánimo sólo lo empeora. Aún no puedo asimilar del todo lo que aquel médico dijo sobre mi corazón, me niego a creer que soy aún más inservible de lo que mi padre creía. Luke simplemente se sienta a mi lado, sin decir nada, el único contacto que hay entre nosotros es a través de nuestras manos; la suya es cálida y la mía no tanto.

Mi mirada está fija en algún punto sobre la alfombra mientras pienso brevemente en todo lo que ha sucedido a lo largo de mi vida, más cosas malas que buenas, pero al final del día sigo siendo sólo yo, con mamá y Jeff.

Mis ojos se empapan de lágrimas al darme cuenta de que no quiero morir ahora, quiero vivir y hacer de mi vida algo mejor, quiero alcanzar la felicidad y superar de una vez por todas que mi padre me ha aborrecido prácticamente desde que fui concebida.

— ¿No vas a decirme nada? —cuestiona Luke, frotando la yema de su dedo pulgar sobre mi piel.

—Aún me siento... mal —suspiro y concentro toda mi atención en su rostro.

Luke Hemmings es potencialmente el chico más guapo sobre la faz de la tierra, es decir, aquellos ojos azules que combinan a la perfección con el tono de su piel, la suavidad de su alma y obviamente aquel arillo perforando su labio inferior que le quita cualquier ápice de ternura que pudiera tener. Nunca antes había conocido a alguien como él, nunca antes me habían sacado tanto de balance, no sé qué es lo que está sucediendo entre nosotros, pero estoy completamente segura de que no quiero perder esta sensación que se esparce lentamente dentro de mi pecho cada que estoy a su lado.

—Yo sí voy a decirte algo —murmura y se mueve un poco para quedar más cerca de mí.

—Te escucho —suelto un suspiro y me recargo sobre su pecho.

— ¿Estás cómoda? —cuestiona agachando un poco el rostro para mirarme.

—Sí —asiento levemente y pongo una de mis manos sobre su abdomen.

—Quiero que grabes en tu cabeza que siempre voy a estar contigo, no importa qué pase, no importa qué tan mal estén las cosas, de ahora en adelante seremos tú y yo contra lo que venga.

Sus palabras me devuelven hasta aquel momento lleno de nostalgia y mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas. Sé que mi mamá y Jeff siempre han estado a mi lado contra todo, pero esto es totalmente diferente, una persona completamente ajena a mí, sin ningún compromiso vital conmigo, quiere estar a mi lado y ayudarme a afrontar cualquier cosa que pase en mi vida, ya sea buena o mala.

Luke significa tanto que me aterra perderlo de cualquier manera y me da miedo que él decida irse algún día.

—Si es necesario que consigamos un corazón para ti voy a hacer todo lo que esté a mi alcance, sé que no es mucho pero...

—Shh... —suspiro—. Es más de lo que alguien haya hecho por mí. Gracias Luke, gracias por estar conmigo justo ahora que más lo necesito.

—Siempre Amelie —suspira y me abraza con más fuerza.

Dejamos que el tiempo corra a nuestro alrededor, el único sonido que llena el silencio es mi madre, preparando algo en la cocina. El aroma llega hasta mí flotando suavemente en el aire y me duele el pecho.

No te vuelves consciente de cada pequeño detalle que te rodea hasta que te das cuenta de que todo eso puede dejar de existir para ti en cualquier momento.

La puerta de casa se abre cautelosamente y alzo la cabeza para ver si se trata de mi hermano y Cindy, pero no es así. Allí, entrando como un ladrón, está el hombre esperma. Tiene una expresión afligida y no logro imaginar qué es lo que lo tiene así. Frunce un poco el ceño al darse cuenta de que estoy con Luke, pero no me importa.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora