Capítulo 31.

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La música está demasiado alta para mi gusto, me duele la cabeza desde hace media hora e intento mantenerme alejada de aquella esquina en donde un grupo de muchachos no hacen más que drogarse y beber, de tal forma que pareciera que esperan perder la consciencia en cualquier instante.

Blake no se ha separado de mí ni un momento desde que llegamos y empieza a ser algo molesto, su aliento ahora huele a alcohol y se la pasa sonriéndole a cualquier chica que voltea a mirarlo. La casa de su amigo Dallas es muy acogedora y me gustaría tener la oportunidad darle un vistazo cuando no haya chicos universitarios, sumergiéndose en distintos vicios, por todas partes. Hay un par de pinturas que llaman mi atención, pero no logro verlas muy bien ya que la luz es escasa.

—Bailemos —propone Blake, inclinándose demasiado sobre mí para que pueda escucharlo.

Niego con la cabeza mientras rezo silenciosamente para que haya algo que pueda sacarme de aquí lo antes posible.

— ¿Quieres algo de beber? —cuestiona, ésta vez casi susurrando aquello en mi oído.

—No, Blake. Gracias —respondo intentando sonar cortés.

Él asiente haciéndome saber que ha escuchado mi respuesta y después arroja su vaso al suelo, me mira fijamente y una sonrisa maliciosa se despliega lentamente en su rostro. ¿En qué diablos está pensando?

Se agacha un poco y en un abrir y cerrar de ojos me levanta y me carga sobre su hombro, tal como si yo fuera un costal de harina. Inevitablemente me río.

— ¡Blake! —chillo—. ¡Bájame ahora!

—Sólo quiero llevarte a la sala para que bailemos.

— ¡No me gusta bailar! —exclamo mientras me retuerzo para intentar liberarme de su agarre.

Él se detiene cuando por fin estamos en la sala y me baja cuidadosamente. Los sillones negros están completamente pegados a las paredes, de tal forma que el espacio en el centro es mayor. Hay demasiadas personas en éste lugar y siento como si estuviera a punto de sofocarme. Creo que la descarga de adrenalina que me recorrió cuando Blake me cargó está haciendo estragos con mi sistema ahora mismo.

—Necesito... sa-salir a tomar aire —murmuro con cierta dificultad.

Blake luce preocupado de inmediato, me toma de la mano y empieza a abrirse paso entre la gente. Más rápido de lo pensado estamos fuera. El viento me revuelve el cabello pero me siento un poco mejor.

— ¿Qué te pasó? —cuestiona él, aun tomándome de la mano y mirándome muy fijamente.

—Es... —inhalo y exhalo un par de veces y después continúo—: mi corazón.

— ¿Quieres que te lleve al hospital?

—Sólo necesito un momento —murmuro.

Él asiente y se quita su chaqueta negra para dármela a mí. Le sonrío a modo de agradecimiento y él estrecha mi mano con un poco más de fuerza.

—Me asusté como el infierno —se ríe—. No quiero tener problemas con Jacob.

—Papá no te culparía de nada —sonrío—. Parece que le agradas demasiado.

—Nos llevamos bien —dice sencillamente y después encoje sus hombros.

Y entonces me doy cuenta de que platicar con Blake puede servirme para saber algunas cosas más sobre mi padre, ya que el chico ha convivido más con él que yo.

Aunque aquella idea me resulta deprimente, sé que ahora yo también tengo la oportunidad de compartir tiempo con mi padre, así que no permito que la tristeza se instale en mi pecho.

STAY - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora