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Y me dolió más de lo que imaginé. No era necesario que le preguntara si lo habían hecho, era evidente, y no quise hacerme más mala sangre.

─Pero se terminó muy pronto. No se sentía bien, no contigo lejos y esperando. Me arrepentí bastante, porque recordaba tus palabras, y en todos los niveles, tenías razón. Odio que tengas razón.

Una vez, yo le dije que si algún hombre de su pasado regresara por ella por una tarde de sexo, a ella le resultaría difícil decir que no. Menos con una historia tan significativa como la que ella había tenido con Mauricio, con todos esos sentimientos. Pero confesándomelo en este momento, estaba renunciando a él, y ella era consciente. Eso me dio las fuerzas que me faltaban para por lo menos devolverle el favor.

─¿Le dijiste que encontraste a Julián García?

No lo hizo. Terminó con ese asunto, pero no le puso punto final. Golpe bajo para mí, si me preguntan.

─Si lo pones así, haces que yo quede como una perra. No tienes que preocuparte, yo no haría nada para lastimarte, jamás.

Sinceramente, no parecía.

Era difícil recibir un trago de mi propia medicina. De ahora en adelante, pensaría dos veces antes de traicionar a Alba, o a cualquier otra mujer. No era nada bonito.

─Luego vino todo el drama de Paulina.

Cambié de escenario, porque estaba a punto de salirme una úlcera.

─¡Cómo olvidarlo! Aún me cuesta trabajo creer que saliste en una pieza.

─No salí en una pieza, Alba. Terminé en mil pedazos después de todas las cosas que me dijiste.

Alba me miró, y con sus ojos, me pidió perdón. Pero la entendía, en ese entonces, ella era incapaz de medir el alcance de daño colateral de sus palabras.

─Esa fiesta la conservo, sin embargo. Estábamos tan desinhibidos que me acerqué mucho a ti, como hombre y no como amigo.

─¿Bromeas? Cuando estábamos abrazados en el sofá sentí una ínfima esperanza de "nosotros". Fue un momento tan especial, era la primera vez que te sentía alcanzable.

Nos dimos un beso corto. Revivir estas cosas juntos, se sentía bien a pesar de todo.

─Luego estabas celoso de Sergio.

─Es que no creo que entiendas cómo te quedó viendo ese día de tu vestido negro. Sinceramente, para esas alturas, le tenía celos a cualquier hombre que se te acercara.

─Y no eras discreto. De todas las decenas de mujeres que te coqueteaban, no te celé con ninguna. Les decía feas, pero no alcanzaba tus niveles.

─Tú luchabas más que yo para que no se te notaran los sentimientos.

─¿Qué opción tenía? Para ti era muy fácil enfadarte y negarlo todo.

Se cruzó de brazos.

─Lo lamento. Pero tú también te pasabas. Me lanzabas a la primera mujer que encontrabas, me hacías pensar cualquier cosa. Quisiera decirte que fue increíble que lo hicieras, pero fue muy sacrificado de tu parte.

─Quería mantenerte cerca─ confesó.

Y yo la abracé. Las cosas no habían sido fáciles para ella y mucho menos para mí.

─Estuviste para mí en la primera de las pruebas difíciles que tuve, y no te rendiste ni dejaste que yo lo hiciera. Me enseñaste que en verdad no podía pasar por encima de quien me diera la gana.

─Ese día fue la primera vez que en verdad me rompiste el corazón. Yo sabía que querías besarme, pero luego dejaste eso a medias, y me dejaste ahí, tan triste y confundida.

Otra Forma de Lograr que me AmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora