─Vamos a jugar un juego, ¿quieres Kelly?
─Dale, juguemos.
Kelly se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja. Ya estaba.
─Pero el juego tiene una serie de reglas que te voy a explicar y tú aceptar o declinar. Es tu decisión.
Y sonreí de lado. A este momento, incluso Joselyn había quitado su atención de mí y se enfocó en lo que mi amigo decía.
─Perfecto─ dijo Kelly y sonrió tímidamente.
─Tú vas a decir dos palabras con un nivel de complejidad intermedio y si yo las adivino, me tienes que dar un premio.
─No puedes adivinar dos palabras que esté pensando.
─Eso déjamelo a mí. Aunque puedes ayudarme respondiendo sólo dos preguntas.
─¿Sabes qué? Te ayudaré─ dijo la chica.
─Bien, entonces aceptas. Mira que una vez que lo hagas, ya no puedes echarte para atrás. ¿Me das tu palabra?
Estrecharon las manos y se sonrieron. Leandro iba a poder besarla aunque no ganara el juego, la chica ya estaba cautivada por él.
─Bien, si yo gano, me tienes que dar un beso por cada palabra que adivine. En los labios.
La chica de inmediato se sonrojó y su amiga empezó a reírse.
─Eres tramposo.
─Ni siquiera sabes si voy a ganar. Tú me acabas de decir que no iba a poder.
─¿Y si no puedes adivinar?
─Pídeme lo que quieras. Puedo devolverte esos besos.
Touché.
─Vamos a hacerlo más interesante─ dijo Kelly─. Si gano, me pagas la siguiente cerveza.
─Trato.
Yo estaba muy entretenido viendo la escena. Ver a Leandro tomar el control me llenaba de orgullo. La siguiente vez, él podría ir solo a conquistar mujeres de su nivel. Con un poco más de experiencia y caídas, aprendería a poder dominarlas a todas. Yo por mi parte, como no fui el que inició la conversación ni habló demasiado durante lo que iba de la velada, quedé como el tímido. Y estaba bien porque no tenía ningún interés en Joselyn y sentía una especie de fidelidad intrínseca grabada en mi cerebro.
─Primero vas a pensar en un país que empiece con la letra D. ¿Lo tienes?
Kelly se quedó pensando un momento y luego asintió.
─Ahora, piensa un animal que empiece con la segunda letra del país que pensaste.
Kelly empezó a reírse y colocó ambas manos alrededor de su rostro. Leandro las quitó delicadamente y acarició sutilmente su mejilla con el dorso de la mano.
─¿Puedo decirte lo que pensaste?
Kelly reía a carcajadas y no podía ni siquiera responder a la pregunta de Leo.
─Es que creo que no las tengo. Pero recuerdo que mi profesora de geografía una vez me dijo que en Dinamarca no existen las iguanas.
La amiga de Kelly la secundó y todos reímos. Leo reclamó su premio de inmediato y el resto fue historia. El primer beso fue corto, por eso siempre se piden dos, porque el primero puede no siempre salir bien. Como en esta ocasión, que el segundo fue sustancialmente más largo y con más lengua.
Esa chica se iría feliz a su casa, porque no sólo la conquistó el chico alfa de la mesa, sino porque la hizo reír y se divirtió. Lo que hiciera el resto de la noche ya era cuestión suya.
Como lo adiviné, la chica buscaba que le pagaran el alcohol. Leo ya había distraído ese pensamiento y tampoco tendría problema en ese sentido.
─¿Tú eres igual de divertido?─ dijo Joselyn.
─No, soy más bien tímido─ respondí─. El que se lleva las chicas siempre es Leito.
Claro que no lo era. Si ella me interesara y Alba no existiera, la tendría en el baño, de rodillas y...
─Es extraño, eres muy apuesto.
Ella intentaba seducirme a toda costa, pero no llegaría a ningún lado.
─Labia le gana a pinta(1) , ¿no crees?
─Vamos a bailar mejor─ dijo.
Mi baile era deprimente. Estábamos a más de diez centímetros de distancia a pesar de todas las maniobras que ella hizo para obtener algo más de mí.
─Soy gay─ le dije, para que se detuviera.
Me miró confundida, estoy seguro de que no me creía.
─Soy muy gay, por eso no hablo demasiado. Es más, estoy muerto por mi amigo, pero él me tiene en la friendzone.
─Es mentira.
─Te lo juro. Por favor, no me pongas más incómodo.
Ella dejó de bailar y yo pude estar tranquilo al fin. En lo que me daba vuelta para regresar a la mesa, ella se abalanzó sobre mí y me dio un beso. Se colgó de mi cuello y yo estaba paralizado y lleno de culpa. La separé de mí lo más rápido que pude y la miré lleno de enojo.
─Déjame en paz─ dije finalmente.
Salí del billar hasta la calle y froté mis manos en los pantalones. Demonios, se sentía mal. Eso era lo malo de salir sin la pareja de uno. Yo no fui a buscar chicas, pero igual había creado la oportunidad de que eso sucediera.
Sólo fue un beso, pendejo, me decía mi lado liberal, pero igual se sentía como mierda. Si Alba se enterara se rompería su corazón.
Compré un cigarrillo y empecé a fumar. La vida era extraña. Antes no sentiría remordimiento si una enamorada me hubiera visto tirándome a su mejor amiga, es más, le diría que viera la forma de acostumbrarse, porque ella fue la que se lo buscó, que ella sabía con quién se estaba metiendo. Pero ahora mismo, yo no podía lidiar conmigo. En la siguiente pitada, sentí irritación en el estómago y di una arcada con la que expulsé parte de la última cerveza que me había tomado. Boté el cigarrillo, frustrado. Buen momento para aparecer, gastritis.
Leo me alcanzó afuera con una sonrisa en los labios.
─¿Qué pasó hermano?
─Nada, mamá me llamó que hay una emergencia en casa. Pero te dejo en las mejores manos.
─No sé cómo agradecerte, esa chica está loca por mí.
─Lo has hecho todo tú mismo. Vacílatela y luego sigue con su amiga.
Ambos reímos.
─¿Le dijiste que eras gay y estabas enamorado de mí?
Reímos nuevamente.
─Formas de ser fiel desesperadamente, le llaman. Suerte Leo.
Tomé un taxi hasta mi casa un poco más tranquilo. No volvería a salir sin ella, no soportaría sentirme así todo el tiempo. Cuando llegué a casa antes de las doce, mamá se sorprendió de verme.
─¿Se están acabando las mujeres del mundo?
Dijo para molestarme.
─Parecen que están de más, más bien.
─Estoy orgullosa de ti, mi corazoncito. Y de ella.
Caí rendido en la cama. Revisé el celular antes de cerrar los ojos y tenía un mensaje suyo.
¿Qué me has hecho? Hasta las camillas libres de enfermos me parecen un buen lugar para hacer el amor contigo. ¿Soy ninfómana? Oye, te quiero y te extraño. ¿Pasas por mí mañana? Puedo hacer un esfuerzo.
Yo era el imbécil más grande que existía en el mundo.
No estás loca por el sexo, estás loca por mí y mi gran y bonito pene. Pero es un efecto colateral totalmente normal. Sexo post guardia, no me lo perdería por nada del mundo. Te quiero, bonita.
(1)Pinta; se refiere a atractivo.
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Otra Forma de Lograr que me Ames
RomanceNadie más en el mundo que me mire con sus ojos color marrón y me sacuda la existencia. Todo lo que había vivido con ella, todas las excusas, todos los errores, todo lo que estaba por venir, era otra forma de lograr que me ame.