─Luché, pero fui a esa batalla sola. Debí decirle a Julián. Él me habría ayudado, pero no lo hice. No me atreví.
Alba rompió en llanto. ¿Esto era una sesión para ella o para mi hermana? ¿Qué diablos estaba sucediendo? Me sentía traicionado, dolido. Sin embargo, quería correr a abrazarla y contenerle el dolor en las manos, mandarlo lejos. Saber la verdad detrás del telón no me hacía bien, me había destrozado. Y la odiaba, la odiaba por haberme descartado como a un juguete. Pero la amaba por el ser tan frágil que ahora sabía que era.
Rompí a llorar al igual que ella.
─Después pasó demasiado. Yo era consciente que en el curso que llevaban las cosas, que sabía que inexorablemente terminarían, el asunto era culpa mía. Pero luego Julián... Julián...
Doris.
Alba enterró el rostro entre sus manos y empezó a sollozar más fuertemente. Mi hermana se acercó a colocar sus pequeñas manos en sus hombros.
─L-lo siento─ murmuró Alba.
─Está bien, tranquila.
─No puedo. Luego Julián me hizo algo imperdonable, y luego me mintió y luego me demostró, que tal como me lo repitió Sergio todo el tiempo, yo no podía confiar en él, que en verdad nunca debí. Él jamás iba a cambiar sus formas, ciertamente no por mí. Entré en una hecatombe emocional, me rompí, me desarmé y Sergio se quedó con todos los pedazos. Le debo demasiado.
─¿Entonces ya no amas a Julián?
Mi corazón estaba a punto de caerse de mi pecho.
─Nunca dejaré de amar a Julián.
─¿Entonces qué quieres?
─Confiar en alguien. ¿Te imaginas si Sergio hizo toda esta treta y yo caí? Necesito creer que Julián se acostó con Doris para darle alivio a mi alma. Necesito aferrarme a eso porque de lo contrario me volveré loca. Habré lanzado lo mejor que me pasó en la vida al tacho de basura porque me dejé engañar como una niña.
─Pero si mi hermano hizo lo que hizo, no tendría lógica que lo perdonaras.
─No puedo vivir con él, Astrid. Pero tampoco sin él.
Alba estuvo llorando un largo rato. Yo ya no quería escuchar nada más. Necesitaba salir de esa habitación y huir a donde nadie pudiera encontrarme. No podía con tanto. Si no tuviera que regresar a mi hermana a su casa, habría salido corriendo hace mucho rato ya.
─Tuve parte de la culpa...─ escuché decir a Astrid.
─¿A qué te refieres?
─Ahora que lo dices, si Julián hubiera tenido algo que decir, quizás esa parte de ti que tenías tan reservada habría sentido empatía y ustedes habrían podido sincerarse.
─No es acerca de buscar más culpables...
─Julián también la ha pasado mal. Y quizás no llevó todos esos problemas por el camino correcto porque no podía compartirlos contigo. Yo no lo dejé y él respetó mi decisión para protegerme, callando. Esa noche que viajaste a Santana y que estaba todo golpeado, fue porque había querido defenderme de... d-de mi ex novio.
No Astrid.
─Pablo tenía casi diez años más que yo y decía que me quería mucho. Le di mi virginidad. Le di todo. Me salté todas esas etapas que dicen los más grandes que hay que vivir porque pensaba que estaba haciendo lo correcto. Luego quedé embarazada. Era un hijo del amor de mi vida y yo no tenía miedo. Pero luego Pablo me hizo abortarlo y yo me sentí como lo peor que existía en este mundo. ¿Cómo pudo hacerlo?
─Él no te quería Astrid.
Ahora ambas lloraban.
─Lo entendí muy tarde.
─Ven, pequeña─ Alba abrazó a mi hermana─. Imaginé que algo así había pasado. Pero sólo asumí que en tu inmadurez creíste que esa era la respuesta correcta. Entiendo por qué odias el sermón que te puede dar cualquier adulto.
─No... soy... una... mala... persona...─ sollozaba.
─Lo sé princesa, lo sé. Querías a ese niño, ¿cómo puede nadie juzgarte?
─A Julián le afectó muchísimo. No sé si pudiste ver lo mucho que le gustan los niños. Sé lo mucho que le martirizó, toda la ilusión que murió en él cuando se enteró. Y él te necesitaba, y yo no lo dejé abrirse contigo, es mi culpa.
─No cariño, no digas eso. Si nuestra relación tomó el horrible rumbo que tomó, será porque así lo quiso Dios. No te culpes por ello.
─¿Qué hago?
─Me hace retomar esperanza ver que confías en que te dé un buen consejo.
─Eres una buena chica, y sé que quieres ayudarme.
─Hay un lugar al que puedes darle una oportunidad.
─¿Doctores y medicación?
─Un espacio donde puedes ocupar tu tiempo libre y aprovechar para distraer tu mente. Una vez leí en un libro acerca de unas instituciones donde aceptaban a chicos que no encontraban un lugar donde sentirse cómodos. Tienen horarios según tus intereses con actividades que tú misma puedes escoger. Resulta que en lo que buscaba una salida a mi problema, encontré una residencia que sigue este modelo. Puedes por ejemplo, levantarte muy temprano a preparar tu desayuno, ir por unas frutas frescas, pintar, tocar un instrumento, estudiar historia, hacer servicio comunitario. Y puedes quedarte el tiempo que quieras.
─¿Por qué no has ido tú?
─Porque no tengo los recursos económicos y no puedo darme el lujo de dejar mi carrera a la mitad. Créeme que nada me gustaría más que perderme unos meses y no tener que tomar malas decisiones que me atormenten. A mí no me gusta tener tanto tiempo libre, porque mis pensamientos se descarrilan por lugares donde no soy feliz. Cuando encuentres esas cosas que te hagan disfrutar la vida de vuelta, te reincorporas al mundo real. A mí me parece muy apropiado.
─¿Están todos de acuerdo?
─Nadie lo sabe. Podemos regresar a la ciudad a conversarlo con más tranquilidad. ¿Tenemos un trato?
─Gracias Alba. Quiero que esto termine.
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Otra Forma de Lograr que me Ames
RomanceNadie más en el mundo que me mire con sus ojos color marrón y me sacuda la existencia. Todo lo que había vivido con ella, todas las excusas, todos los errores, todo lo que estaba por venir, era otra forma de lograr que me ame.