VIII.
No había podido evitar a Doris mucho más tiempo. Después de todos los años que me dio, creo que lo más justo era que le diera la cara y aclaráramos las cosas. Ella estaría, aunque sea en el fondo, feliz de que hubiera encontrado lo que esquivé durante tanto tiempo.
O eso esperaba ilusamente.
No fui a su departamento para evitar cualquier problema. No había necesidad de tentar al diablo.
Doris se veía exquisita. No sabía si era el tiempo que tenía sin verla, pero parecía más en forma, tonificada, fuerte. Y el cabello rojo le brillaba diferente. Quizás era porque no lo veía así con la tenue luz de su habitación.
─Un Julián sin barba, estoy impresionada.
─Te ves muy bien Doris. Estás preciosa.
─Y tú feliz. Dejémosle como un empate.
Sonreí.
─Ya no te ves apesadumbrado. Es como si hubiera dejado de lloverte y se te hubiera iluminado la vida.
─No tiene nada que ver que su nombre signifique exactamente eso.
─La vida es tan extraña.
─Necesito pedirte disculpas por todo lo que pude llegar a hacerte, Doris. A veces te recuerdo y sé que debí portarme mejor contigo. Debí portarme mejor con todas. Lo lamento.
─Qué más da. También me equivoqué. Cuando quise aferrarme a ti ya era muy tarde.
─Hice mal en verte sólo como mi salida fácil. Te veía como sexo y no te lo merecías. Después de tantas cosas que me pasaron, pude comprenderlo.
─Juli, no tienes nada de qué preocuparte. Yo siempre supe mi lugar. Yo no necesitaba que me quisieras, siempre me va mal queriendo. Pero algún cariño te tuve e intento alegrarme de verte tan bien, tan saludable. Y extraño tirarte, pero eso es otro asunto.
─No digas esas cosas, Doris. No sabes lo equivocada que estás.
─Pero ya en temas más agradables. No sabes quién se va a casar.
─No voy a adivinar ni en un millón de años.
─Joaquín.
─Es mentira─ dije, atónito.
─Va a hacer una despedida de soltero en Montañita y no puedes faltar, ni tu primo, ni Johnny ni ninguno de los chicos.
Despedida de soltero en Montañita. Hasta yo sabía que eso no iba a terminar bien.
─No creo que pueda, Dor...
─Ya hablé con Oscar. Así que nada de "mi enamorada no me deja". No te voy a morder Juliancito. Lo prometo.
A ella no podía mentirle, ni podía decirle nada perspicaz. Doris no tenía cinco años más que yo en vano.
─Voy a pensarlo.
─No me hagas perder el tiempo, Juliancito.
Y efectivamente, Oscar estuvo en la ciudad ese mismo fin de semana, invitándome a mí y a Alba por unos tragos.
Era mi fin.
****
Recuerdo que en esa semana Guillermo empezó a hablarme con mayor frecuencia y a mí me dio gusto volver a saber de él. Claro que insistió en que Sergio y yo deberíamos ser los mejores amigos, pero decidí ignorar esa parte.
Alba últimamente estaba muy callada. A veces sentía que quería decirme algo, pero luego se encerraba en sí misma y alegaba que estaba ocupada. Si les fuera sinceros, podría decir que estaba ignorándome.
Las últimas semanas nos veíamos casi todos los días, pero ella estaba siempre muy ausente y yo no sabía cómo abordarla. No sabía si debía preocuparme. Yo, que normalmente me jactaba de poder leer cualquier mente con un poco de detenimiento, en Alba veía un cristal en blanco.
Esa noche, Guillermo me contaba que una doctora que les daba pediatría, estaba enseñándoles algo de violencia intrafamiliar y habían armado varias parejas para hacer una dramatización. Sergio era la pareja de Alba, por supuesto.
Me pasó un video en el que habían colectado todas las escenas de ese día. Me salté a las que tenían a Alba de protagonista.
Recuerdo ese día. Después de esa clase fui a verla. Estaba con el cabello largo y rizado. Los ojos negros y los labios pintados de un rojo intenso. Últimamente llevaba siempre labial, me dejaba marcas en la piel, en las sábanas. Y nunca creí que fuera tan sexy.
Pero ella no mencionó ni un video, ni una dramatización. Lo repito, totalmente ausente.
Sergio llegaba a casa de trabajar, aparentemente y estaba Alba hecha una furia, recibiéndolo. Le pedía dinero. Él decía que no tenía, que había sido un mal día, y entonces ella cambiaba la agresión alegando que Sergio tenía otra. Sergio la tocaba, le juraba que era mentira. Le pedía que no gritara porque sus hijos estaban durmiendo.
Sergio la estaba tocando.
Y no sé si era mi paranoia, pero del auditórium que veía la actuación, más de uno no la veía. La contemplaba.
¿Es que acaso todos iban a querer quitarme a mi novia ahora?
Alba se encontraba muy reacia a creer nada de lo que saliera de los labios de Sergio, y de tanto celo y tanta discusión, ella terminó clavándole una pluma que en ese caso, simulaba alguna navaja. El acto terminaba ahí entre risas y aplausos. Se abraza con Sergio entre risas. La verdad a veces imagino a Alba haciendo algo de artes y nada de medicina. Lo hace igual de bien.
Sergio iba donde el doctor, donde mentía diciendo que habían intentado atracarlo y que lo habían herido. El doctor indaga y Sergio se rompe. Dice que no puede denunciar a su mujer, que la quiere y que no puede estar sin ella.
La doctora interviene y hace alguna reflexión sobre cómo los hombres también pueden sufrir de violencia y pidió un aplauso para los participantes.
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Otra Forma de Lograr que me Ames
RomanceNadie más en el mundo que me mire con sus ojos color marrón y me sacuda la existencia. Todo lo que había vivido con ella, todas las excusas, todos los errores, todo lo que estaba por venir, era otra forma de lograr que me ame.