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Como el karma llega a todo y a todos sin discriminación alguna, el fin de semana siguiente Alba en verdad debía hacer una guardia y yo tenía todo el sábado para mí. Hablé con Leandro, mi compañero de primer año y de este ciclo y me dijo que tenía ganas de salir a poner en práctica varias de las cosas de las que ya habíamos conversado. Nada muy fuera de lo común, además, cualquier cosa sonaba mejor que esperar a que me diera sueño pensando en lo mucho que extrañaba en Alba. Hablando de ella, era mejor que no se enterara. No había razón para alarmarla, yo no iba en busca de nada malo, después de todo.
Fuimos a un billar que queda a unos veinte minutos de mi casa. Llegué en taxi porque no sabía en qué condiciones terminaría mi noche y no podía arriesgar el Monte Carlo. Cuando entré, Leo me estaba esperando en la barra.
─Juliancito.
Me dijo afectuosamente y estrechamos las manos.
─Un hombre comprometido al que su novia lo deja salir. Eres afortunado.
─Estoy enamorado, no soy imbécil. Alba no sabe, ni puede saber.
─Copiado.
─¿Y bien?, ¿algo bueno?
─Aún no vienen las chicas guapas.
─¿De qué hablas? Fíjate en las que están en la tercera mesa a partir de la puerta. Deben de tener aquí unos veinte o treinta minutos, considerando que tienen dos botellas vacías en la mesa cada una. Su posición es estratégica. Las ven los de la barra, los que están jugando de frente y probablemente los de la terraza. No es la primera vez que vienen y ese quizás sea su lugar, con variaciones claro está. No son tan agraciadas, pero se manejan sus curvas y eso les costea las bebidas y el transporte. Al menos con el tiempo lo han aprendido.
─¿Cómo sabes tanto?
─No son las primeras que he visto. Lo que tienes que planear ahora es si quieres complacerlas o si quieres dominarlas. Bueno, a una de las dos.
─Pero es que no me gusta ninguna.
─Leo, Leito. Considéralo como entrenamiento. Yo veré como un logro si alguna de esas chicas no te escupe.
─Bueno, en todo caso supongo que no debemos ser los pendejos que les paguen todo.
─Exacto, muy bien Leito. No quieres ser ese pendejo. Repasemos lo que te he dicho hasta ahora.
Pedí dos cervezas. Leandro no tomaba mucho, pero necesitaba un incentivo. Y con lo larga que iba a ser esa noche, también yo.
─Las mujeres son seres emocionales.
─Exactamente. Y nosotros somos seres racionales. Nosotros pensamos que nos acostamos con alguien porque queremos hacerlo, al contrario, ellas piensan que quieren a alguien porque se han acostado con él. Si quieres seducir a un ser emocional siendo racional, estás perdido. No importa la labia o el conocimiento impresionantes que manejes, si no le causas emoción alguna, va a ignorarte. Por eso ves que el ganador no siempre es el más fornido ni el más apuesto. Si no sabe descifrar qué mueve a esa chica, no va a ir a ningún lado. Ni siquiera va a poder tirársela.
─No te creo.
─No me cuestiones. No es tiempo para eso. En fin, hay muchas maneras de causar una emoción. A veces la primera impresión de seguridad en ti mismo basta y te hace del resto del camino un pan comido.
─La emoción es la seguridad.
─Ciertamente. Debes tener tu propia jerga, vestirte bien y oler bien. Aun en el saludo inicial, esa chica puede quedar loca por ti.
Di un vistazo a las chicas en cuestión, y tenían un largo rato ya viéndonos.
─Les gusta que las toques, así que en el momento que puedas, hazlo. Yo muevo mucho las manos para que ellas piensen que es una equivocación, pero así mismo están a la expectativa de que las vuelva a tocar. Es un juego divertido y aunque intentarán distraer la mirada, terminarán siempre observando detenidamente tus movimientos. Si no quitas la mirada de ella está bien, porque ellas creen que estás muerto por ella, y al mismo tiempo tienes toda la libertad de estudiarla. Cuando te tome la mano, estás dentro. No seas atrevido. Tócale el hombro, los brazos, la cintura, si es que puedes. Depende de la chica. Si no sientes una correspondencia, no te preocupes. No todo está perdido.
─Viene el baile.
─Muy bien Leo, muy bien. No te va a negar una pieza, no si has hecho todo lo que te dije antes. Peor si ve que se ha quedado sola contigo en la mesa. En ese momento depende únicamente de ti. De repente bailas como a ella le gusta, pégate, sedúcela. Es extremadamente fácil. Junta las narices con ella e intenta darle un beso. Ese beso es el más importante. El que te dará cabida para su número de teléfono o para esa misma noche cerrar el trato. Otra vez, depende de la chica.
─Eso está sistematizado. Pero no entiendo cómo haremos para que nos acepten sin pagarles la noche.
─Dominación e imponencia. Pero eso déjamelo a mí, te falta experiencia. Otra cosa importante que creí que notarías. Este tiempo no sólo es para instruirte. Esas chicas nos están viendo desde que llegué, probablemente a ti desde antes. Si quieres crear expectativa, no vayas a ellas de inmediato, perderían interés. Pero sé prudente, me ha pasado que las mismas chicas te dicen "demoraste demasiado y otro chico más astuto que tú llegó primero". Según veo, con ellas este tiempo ha sido más que prudente. Es hora de ir.
─Espera. ¿No llevaremos nada?
─No, nuestra presencia basta.
─Espera.
─¿Ahora qué?
─¿Cómo es que alguien como Alba logró atraparte?
Yo era un cazador innato y nunca dejaría de ser uno, estar en ese lugar me lo confirmó. Y me hice esa misma pregunta un montón de veces. Y siempre obtuve la misma respuesta. Era ella. Yo había enamorado a Alba por todas las cosas que hice y dije antes, claro que inconscientemente, porque no me comporté de ella de ninguna manera diferente, y no había nada de complejo en eso, pero ya en lo contrario, ella era un ser tan inocente y bien intencionado que no me quedó más remedio que caer en sus redes, imagino que eso fue. La adrenalina que estaba viviendo en esos momentos por ejemplo, era buena, sin dudas. Estoy seguro que si Alba terminara conmigo yo regresaría a estas andadas. Pero por el momento, nada se comparaba a regresar una vez a la semana aunque fuera, a sus brazos.
Alba estuvo siempre para mí, pero no de la forma convencional y eso me confundió hasta la locura. Y se sumaron muchas otras cosas, como la de mi hermana Astrid. Entonces ella fue la indicada, la que llegó en el punto de quiebre y no le importó que no tuviera nada que ofrecerle, sin pedir nada a cambio recogió todos los pedazos.
Y entre peleas, mujeres y toda la libertad que me dio, la escogí. Fue un plan brillante de su parte, si me preguntan.
─Tiene todo lo que las otras no tenían y me lo ofreció. Tampoco se puede estar tan necio como para no aceptarlo. Ese tipo de cosas no se rechazan ni por todas las mujeres del mundo. Todos nos enamoramos, y a mí me tocó ahora.
Cuando nos acercamos,Leo preguntó que si podíamos sentarnos con ellas y nos respondieronpositivamente. Se presentaron, eran Kelly y Joselyn. Tenían veintitrés yveinticuatro años y no nos creyeron cuando les dijimos nuestras edades,especialmente a mí. Kelly hizo contacto espontáneo con Leandro y él se comportómucho mejor de lo que esperé. Afortunadamente no tuve que intervenir, porquecomo lo predije, las chicas sólo buscaban compañía. La cumbre de la noche, fuecuando empezó a elaborar un juego que yo le había enseñado alguna vez. Cabeseñalar que él ya tenía una mano suya en el antebrazo de la chica y ella estabaa punto de aceptarlo.
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Otra Forma de Lograr que me Ames
RomanceNadie más en el mundo que me mire con sus ojos color marrón y me sacuda la existencia. Todo lo que había vivido con ella, todas las excusas, todos los errores, todo lo que estaba por venir, era otra forma de lograr que me ame.