Alexia

Epílogo.

- El cielo hoy está muy despejado. Es cómo si todas las nubes de ayer se hubiesen puesto de acuerdo para desaparecer- Digo mirando el cielo azul a través de mis gafas de sol.

Una brisa golpea mi rostro.

- ¿Sabes? Me voy...otra vez. Pero tranquilo, prometo volver pronto. No pienso dejarte solo mucho tiempo- Digo soltando una risita- Todavía recuerdo el día que te conocí. Como si fuera ayer. Y todos los días siguientes Isaac. Nunca te voy a olvidar.

Bajo la cabeza y acaricio la lápida frente a mí mientras una solitaria lágrima rueda por mi mejilla.

- Sé que siempre te lo digo, pero necesito que lo sepas. Te he perdonado. Enrealidad, nunca fui capaz de odiarte, sólo estuve confundida porque...te quería. Siempre te defendí, incluso lo hacía cuando Ed y tu peleabais. Porque siempre fuiste un gran apoyo para mí y me enseñaste mucho y te lo agradeceré siempre- Suspiro, mi cara entera está cubierta de lágrimas.

Pero ya no importa.

Otra brisa golpea mi rostro. Cada vez que eso pasa sentía como si fuese él respondiéndome, diciendome que aún estaba conmigo.

Arranco un hierbajo que ha crecido junto a su tumba.

- ¡Hey por cierto! Kiko está enorme- Digo recordando al peludo animal y no puedo evitar soltar una carcajada- Sigue sin parar quieto. Y siempre está conmigo, aunque sé que te echa de menos. Como yo. Como Ed.

Miro el reloj y me doy cuenta de que se me ha hecho tarde.

- Bueno viejo amigo- Comienzo cerrando los ojos y recordando su rostro cuando sonreía. También recuerdo ese día inevitablemente y un escalofrío me atraviesa el cuerpo entero. No estoy orgullosa de lo que hizo por mí. Fue estúpido. Pero supongo que ese tipo de cosas son las que se hacen por amor...Aunque ese amor no sea correspondido o al menos no lo sea del mismo modo- Creo que ya va siendo hora de que me despida.

Sonrío e imagino que él me devuelve la sonrisa mientras leo en su lápida.

"Isaac Evans. No era perfecto, pero ¿Quien lo es? Aquí yace un buen amigo, un maravilloso humano, un valiente. Siempre te recordaremos"

- Ya sabes que te quiero y que espero que te estés portando bien allá donde estés- Río- Si no, cuando volvamos a encontrarnos tendrás que oirme Evans.

Me pongo de rodillas y deposito un beso en la lápida.

- Hasta pronto amigo- Susurro mientras coloco bien el ramo de flores.

Me levanto del suelo y sacudo mi falda negra a la vez que lágrimas agridulces recorren mi rostro.

Camino por el cementerio en silencio. Recordando cada momento, cada risa.

Una vez fuera suspiro mirando hacia el coche parado en mitad de la calle.

E intento limpiarme las lágrimas pero no me da tiempo porque sus brazos ya me están rodeando desde atrás y deposita pequeños besos en la curva de mi cuello.

- ¿Qué tal ha ido?- Pregunta poniéndose frente a mí a la vez que examina mi cara minuciosamente.

Me quita las gafas de sol y las pone en el cuello de mi camisa blanca, que traigo metida dentro de la falda.

- ¿Sabes que no fue tu culpa no?- Pregunta y lo agradezco, a veces, necesitaba que alguien me lo dijese.

Muevo la cabeza afirmando y él pasa los pulgares por mis mejillas antes de unir nuestros labios.