Cap. 2

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Miré el reloj al darme cuenta de que ya estaba amaneciendo, me había perdido tanto en mis recuerdos que ni me había dado cuenta.

Eran casi las seis así que decidí volver a la cabaña antes de que alguien me encontrase aquí.

Cuando iba por el segundo piso, que era donde mis tios tenían la habitación me fijé en que su  puerta estaba entreabierta.

Que raro.

Pensé en entrar, pero entonces escuché una voz que no reconocía como la de ninguno de ellos.

- No podéis retenerla eternamente ya va siendo hora de sacarla de aquí.

- Es mi sobrina, yo se lo que es mejor para ella- Escuché decir a Mike.

Me alerté y acerqué más mi oído a la puerta ¿Estaban hablando de mí?

- Tenéis dos meses, todo lo demás esta decidido. Ya no podéis echaros atrás, vosotros mismos firmasteis ese papel- Dijo de nuevo el hombre.

- Pensabamos que era lo mejor, por favor es muy joven todavía nos necesita- Exclamó Mari llorando.

¿Qué está pasando?

- No es como si fuese una niña, en dos meses cumple diecisiete.

¿Cómo sabía eso de mí? Antes de que alguno de mis tios dijera algo él volvió a hablar.

-Además, vosotros no sois sus padres, si con solo seis años pudo superar la muerte de estos también podrá separarse de vosotros. De todos modos trabajais demasiado, no le prestáis ninguna atención- Dijo aquel hombre sin ningún tipo de sentimiento ni emoción en su voz.

¿Qué tipo de persona se atreve a decir eso? Se me revolvió el estómago.

Eso no era cierto, dudo mucho que se pueda superar la muerte de unos padres. Al menos yo no lo había hecho.

Si ya no me afecta tanto o no dejo que se vea es gracias a mis tios, ellos siempre han estado ahí cuando he necesitado su ayuda y si no están encima mío, es porque odio que cualquier persona este pendiente de mí en todo momento. Saben respetarlo y se lo agradezco.

- Largate- Se escuchó la voz dura de Mike.

- Está bien, buenos días y ya saben, dos meses- Dijo y su voz sonó burlona.

Cabrón.

Tenía que irme o me pillarían espiando así que me di la vuelta y comencé a bajar las escaleras con cierta rapidez. No podía ni imaginarme que estaba pasando pero al parecer en dos meses lo sabría.

Llegué a mi habitacion y me tiré sobre la cama quitándome las botas con resignación.

Cerré los ojos y respiré profundamente, ese hombre había conseguido enfadarme, ¿Quién se creía que era para hablar de esa manera?

Llegaron las seis y media entre pensamientos y vueltas en la litera, la primera alarma sonó.

Todas mis compañeras se fueron levantando y yo hice lo mismo fingiendo también estar recién levantada ya que no quería preguntas.

- Buenos dias Alex- Me dijo Daniela, mi compañera de litera, con una sonrisa de oreja a oreja.

- Hola Dani- Le contesté con una sonrisa forzada, no era por ella, seguía un tanto molesta por lo que le había oído decir a aquel hombre.

Todas empezamos a cambiarnos y a prepararnos en general.

Recogí mi pelo en una coleta alta para que no me molestase al entrenar y tras ponerme el uniforme até con fuerza los cordones de mis botas.

AlexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora