Cap. 4

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Los dos meses siguientes pasaron volando.

Aprovechaba para pasar tiempo con Mike y Mari, ya que después de irme tardaría en volverlos a ver.

En un abrir y cerrar de ojos estaría en una nueva ciudad, con dos desconocidos, empezaría las clases en un sitio nuevo con gente nueva, no sabía como sentirme.

Sonó el timbre que anunciaba el comienzo del día, me levanté y me sorprendí al fijarme en que ninguna de las chicas se encontraba en su cama.

'Feliz Cumpleaños Alex' me dije a mi misma en un suspiro.

Me dirigí a los vesturarios y me di una ducha.

Cuando terminé de ducharme sujeté mi cabello en una coleta alta y me vestí mis mallas con estampado militar y una camiseta de tirantes negra, junto con mis botas negras preferidas.

Volví a mi habitación y miré todo con lástima. Cogí las maletas con cuidado de mi cama, el coche que me llevaría a el aeropuerto llegaría en veinte minutos.

Caminé por el campamento despidiéndome de todo mentalmente, y recordando todos los momentos vividos aquí.

La verdad es que necesitaba que alguien me pellizcase para creerme que esto estaba pasando.

Cuando llegué a la puerta principal, escuché un ruido y de repente gente empezó a salir de todos los lados gritando 'Feliz cumpleaños'.

¿Qué es esto? Pregunté sin saber que decir.

Miré a la gente que se acercaban hacia mi con globos y demás.

Estaban todos.

Mis amigas corrieron a rodearme en un abrazo grupal.

No solía ser muy cariñosa pero en este momento, algo en mí se rompió y cedí disfrutando de su abrazo.

- No sabéis lo que os echaré de menos- Susurré.

- Y nosotras, no nos olvides eh. Ya sabes llamanos para contarnos como es todo por ahi- Me dijeron sonriendo.

Cuando se separaron vi como Carmen se acercaba a abrazarme con lágrimas en los ojos.

-Hey, la que debería llorar aquí soy yo- Dije sonriendole mientras le limpiaba las lágrimas.

- Lo sé pero no puedo evitarlo, eres como mi hermanita pequeña Alex, cuidate ¿si?- Dijo volviendome a abrazar- Toma, feliz cumpleaños.

- No tenías por qué hacerlo- Le dije cogiendo el regalo que me extendía entre sus manos y mirándola con cierto reproche.

- Es una simple pulsera, no es mucho, pero es para que no nos olvides.

- ¿Qué no es mucho? Es más que suficiente. Y sería imposible olvidarme de todo esto- Dije y le di un beso, iba a hecharla mucho de menos.

Poco a poco la gente se iba acercando a despedirse y a la vez felicitarme por mi cumpleaños, mis tios aparecieron de entre la gente cuando ya había terminado.

- Ya pensaba que no veniais- Dije corriendo a abrazarles.

Primero a Mari, que lloraba a moco tendido diciendome que me quería, que tuviera cuidado y todas esas cosas que llavaba diciendome los ultimos dos meses.

Por último me acerqué a Mike que me envolvió en sus brazos paternalmente como siempre hacía.

- Feliz cumpleaños pequeña, espero que te guste- Me susurró al oído antes de meter una pequeña cajita en el bolsillo pequeño de la mochila que llevaba colgada al hombro- Te quiero.

- Gracias Mike, yo también a ti- Le devolví el susurro- Nos veremos pronto ¿verdad?

- No lo dudes pequeña.

El coche que me recogía ya había llegado. Caminé hacia la entrada sintiendome un poco avergonzada por todas las miradas que estaban puestas en mí.

Le entregué mi equipaje al conductor y me monté en el asiento del copiloto con la cabeza gacha.

Cuando el motor arrancó me despedí de todos de nuevo haciendo un gesto con la mano.

Adiós a mi vida. Pensé dramáticamente viendo por última vez el campamento, através del retrovisor.

'''

Después de tres horas de vuelo el avión comenzó a descender y con ello las pulsaciones de mi corazón.

No me encantaba volar pero, la verdad esque agradecí internamente a los que pagaron el vuelo por darme un asiento en primera clase.

No pude dormir pero gracias a el silencio que reinaba pude relajar mis nervios aunque fuera un poquito.

Tras bajar del avión. Caminé con el carrito de equipaje por el aeropuerto sin saber a donde ir.

Me paré para mirar hacia todos lados en busca de un cartel con mi nombre como ocurre en las películas.

- ¿Señorita Martinez?- Escuché que decían detrás mio.

Me dí la vuelta, se trataba de un hombre mayor, con notables arrugas en su rostro.

- Sí, soy yo- Le respondí mirándolo con extrañeza.

Una gran sonrisa invadió su rostro, llenándolo todavía más de arrugas.

A pesar de eso, se veía muy amigable, su sonrisa me transmitía confianza.

- Acompañeme por favor, y permítame que la ayude con el equipaje, espero que haya disfrutado del viaje- Dijo cojiendo el carrito y haciéndome una seña hacia un coche que se veía, pertenecía a alguien rico.

Alguien verdaderamente rico.

- Suba, el avión ha llegado con algo de retraso ¿No es cierto?

- Sí, esperé una media hora en el aeropuerto antes de que nos dejaran entrar- Le dije mientras subía al coche por la puerta que él me había abierto.

Qué educación. Pensé.

'''

Durante el trayecto estuvimos en silencio, de la radio salía una canción que no conocía, aunque tampoco le presté mucha atención.

Estaba demasiado embelesada con los paisajes que veía a traves de la ventanilla del coche.

Nos paramos frente una casa que parecía la más grande de aquel barrio. Las casas contiguas eran algo más humildes, aunque tampoco demasiado.

Era grande y tenía un precioso jardín delantero con un camino que llevaba hasta la puerta de la casa.

- Ya hemos llegado señorita Alexia- Asentí mirando hacia la casa.

Respiré profundamente y bajé del coche con el estómago revuelto.

El señor me ayudó a bajar el equipaje y después de eso se despidió diciéndome que debía hacer unos recados.

Cuando el coche se fue, me quedé sola frente a la casa. Crucé el camino arrastrando las maletas y me paré.

-Tranquila Alex, todo va a salir bien tu solo llama al timbre- Me animé a mi misma.

Estaba dispuesta a llamar cuando sentí como algo chocaba fuertemente contra mi cabeza haciéndome perder el equilibrio y como consecuencia, caí de espaldas.

Mierda, ¿Qué acaba de pasar?

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Sophie

AlexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora