Capítulo 65

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Vuelvo a mi sitio Daniel vuelve a servir vino en nuestras copas.

Alza su copa y yo alzo la mía.

-Daniel: Lo que la vida juntó, que no lo separe la gente. -Cantó-

Y chocó nuestras copas. Me ha cantado Dios. Que voz, entiendo por qué estaba tan enamorada de ellos cuando tenía 15 años.

Bebo un largo trago de vino. ¡Está delicioso!

-Yo: Daniel, deberías cantarme más a menudo.

Él alzó los hombros.

Otro trago.

-Daniel: Patri, déjalo ya. Has bebido mucho.

-Yo: Vamos Daniel. No seas aburrido. Solo llevo cinco copas.

-Daniel: He dicho que no. -Dijo con el ceño fruncido-

Iba a coger mi copa y me la quitó.

Ví como llamaba al camarero. Este le trajo la cuenta y Daniel pagó con su tarjeta de crédito.

Yo me dedicaba a mirar con el ceño fruncido.

-Daniel: Vamos cariño. -Suspiró-

El vino iba subiendo, más de lo que ya había subido. No consigo mantenerme en pie. Daniel viene y me agarra de la cintura. Y salimos andando.

Cojemos un taxi y llegamos al hotel. Daniel me coje como una princesa y me sube a la habitación.

En la habitación, me sienta sobre la cama. Daniel se desviste y se queda en boxers. Se acerca a mi y me tumba en la cama. Me quita lentamente los tacones, luego la camisa y la falda. Me da un beso en los labios y se acuesta a mi lado.

Unas horas después abro los ojos. Miro el reloj de la mesita de noche, las 4AM. Comienzo a recordar todo lo de anoche y me pongo a llorar. Intento hacer el menor ruido posible para no despertar a Daniel.

Noto como se me va de las manos y salgo a la terraza para no despertarlo.

La terraza da vistas a Paris, a la Torre Eiffel, me encanta. Todo esto para mí, y yo se lo pago emborrachándome. Al saber lo que se habrá pensado de mi Daniel.

Noto unas manos en mi cintura y doy un respingo. Roza su naríz por mi cuello y lo besa. Me doy la vuelta, lo abrazo, y sollozo en su hombro desnudo.

-Yo: Lo siento -Sollocé- Lo siento mucho. No te hice caso y se me fue de las manos. Al saber lo que has pensado de mi. -Volví a sollozar-

-Daniel: Cariño, no pasa nada. Qué voy a pensar de tí, eres la mujer más maravillosa del mundo. No pasa nada por emborracharse mientras estés conmigo y no te pase nada malo.

-Yo: Sí que pasa, me preparas todo esto para mí y así te lo pago. -Más sollozos-

-Daniel: Mírame. -Le miro a los ojos- Deja de llorar, no pasa nada cariño. No me lo has pagado de ninguna manera, solo te has emborrachado un poquito ¿Vale? ¡Ni que hubieras matado a alguien mujer!

-Yo: Dani, quiero que me hagas el amor, ahora. -Dije bajando la mirada-

No dijo nada, me cogió en brazos y me tumbó en la cama. Dejó un rastro de besos desde mi boca hasta mi vientre. Besa mis caderas. Llega a mis finas braguitas de encaje y besa mi intimidad a través de ellas. Se quita los calzoncillos y me baja lentamente las bragas. Se coloca sobre mi y enredo mis piernas en sus caderas. Entra en mí, entreabro los labios y cierro los ojos.

-Daniel: Mírame amor.

Le miré a los ojos mientras me penetraba. Cada embestiada entreabría los labios.

-Yo: Te quiero. -Gemí-

Me penetró en modo de respuesta. Siguió penetrando lentamente hasta que ambos nos corrimos.

-Daniel: Te quiero cielo.

Besó mi frente y rápidamente quedé dormida.

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Los Gemelos en mi hotel (Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora