Poema 29.

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Como un destello de luz, una brisa suave, momentánea, eres tú, tan fugaz...

Como una chispa, encendiste mi vida, quemando todas mis tristezas, arrasando mi pasado.

Como el agua, me purificaste, por dentro.
Como la ginebra, bebida de golpe, abrasaste mi cuerpo...

Te siento, sin conocerte.
Te pienso, y me desmuestras mi real existencia.
Te tengo, lejos, pero te tengo.

Ven, ven a mí, no te vayas nunca.
No me dejes, no, por favor.

De rodillas te lo pido, y le digo al diablo, que cualquier penitencia, incluso la muerte,
es menos dolorosa, que el castigo, de perderte.

Un día lluvioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora