Poema 59.

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Qué curiosa es la vida, tan incierta y efímera.

Se escapa el destino, como un suspiro de una estrella.

Y eres tú esa estrella, tan muerta en la distancia, que forma una constelación que me define.

Un conjunto de estrellas perfecto, interpretado humanamente, como una realidad inexistente.

Un animal con pinzas, que se aferra a la vida, porque la ama.

Celoso, astuto, inteligente y poderoso. Salvaje y misterioso.

Como un escorpio me siento a esperar, solitario.

En soledad veo pasar la vida, esperando a que sea mi día de suerte.

Esperando que se pongan de acuerdo las estrellas.

Celosa de mi sombra incluso. No me entiende ni ella.

Oscuros, pero proyectando luz por fuera.

Esto no tiene sentido, Escorpio.
No entiendo por qué escribo dadaísmos.

Abrázame, con tus pinzas.
No me sueltes nunca, pues eres tú la cura, de tu propio veneno.

Dulce veneno, Escorpio.
Adictivo.

Escorpio, no me mates.
No me sueltes.

Un día lluvioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora