Poema 77.

36 2 0
                                    

En esta soledad tan solitaria, grito tu nombre desesperadamente,
entre lágrimas y sangre derramada.

Rompiendo en mil pedazos este espejo que me sonríe, me corto las venas,
y con mi sangre me dibujo una lágrima.

En la oscuridad que me arropa apareces, con una vela que me deja ciega.

Con el alcohol de tus labios curas mis heridas y abrazas mi alma hasta quedarme dormida.

He perdido la noción del tiempo entre tus brazos, las horas se deshacen en suspiros.

Tan vacío veo el vaso, que ni disfrutar del momento puedo.

Mi corazón lleva tatuado el dolor, un dolor que ni la poesía cura.

Quiero morirme cada día, no sé cuántos golpes más soportará mi mente.

Provocaré mi muerte, haré que parezca un accidente.

Y desapareceré por siempre de esta realidad confusa, realidad que no me llena.

Vivir es para mí una lenta agonía.

Impaciente estoy de que llegue mi hora,
y mi corazón tatuado deje de sangrar tinta negra...

Un día lluvioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora