Mi vida, una extraña antítesis: seguir viva es para mí la muerte.
La luz que desprende la esperanza, no ayuda;
tan solo me ciega, dejándome en la oscuridad, me acompaña la tristeza.No hay arma blanca con la que matar mi negra agonía.
Ya no me queda amor, ya me da igual todo.
El cansancio me ha ganado en esta lucha de impulsos.
No quiero mirarme, me tengo miedo.
No reconozco nada, y no lloro más porque mi alma está vacía.
Y tal vez, en algún momento de lucidez,
sea capaz de acabar con todo.Una decisión cobarde para el mundo, la única salvación para mí.
Mi tortura es seguir respirando,
incluso eso me cuesta.No puedo escribir cartas de despedida, porque me sentiría estúpida.
No puedo escribir poesía suicida, porque sería despedirme de mi poesía.
Me ahogo en este infierno lleno de muertos vivientes.
Estoy sola, nada me llena.
Estoy sola, vivo sola y, moriré sola.