Poema 19.

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Almohadas arañadas con las garras llenas de pasión, noches alteradas, corazones extasiados, rompiendo el colchón.

Sudamos, excitados, moviéndonos, embistiéndonos, arrancándonos la piel.

Muérdeme, bésame, arráncame el alma con cada embestida, que nunca me veas vestida.

Házmelo lento, rápido, al compás de la música, del viento o déjate llevar en cada movimiento.

Sin sentimientos, no importa, házmelo salvaje, fuerte, duro, sexo impuro.

Házmelo, no importa el sitio, una cama, una pared, un banco, solo importa el vicio.

Tatúame la piel, márcame con tu tinta, lleguemos al nirvana, juntos, perdiéndonos entre las sábanas, testigos de nuestro placer.

No importa el tiempo, que se detenga, que nos deje disfrutar, que no existen las horas.

Hazme tuya, siénteme, desnúdame, enséñame qué es lo que te gusta.

Y que sea al mismo tiempo, que sea exagerado, que no cesen los gritos, las mordidas de labios, reprimiendo el gusto, que no se escondan las miradas, que estén presentes en cada follada.

Fóllame sin parada, sin medida, sin dejarme insatisfecha, entrégate en cuerpo y alma.
Hazme gritar tu nombre, jadear de placer, llorar, sentir, el contacto de tu piel.

Acaba conmigo, cómeme, que yo te entrego mi cuerpo, para que hagas lo que quieras con él.

Un día lluvioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora