Capítulo 12

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Su cara de asombro me causa gracia, la había tomado por sorpresa con lo que le dije. Resulta que ayer me llamo Tato para avisarme que hoy a la noche tenía una pelea. Por eso fui a entrenar la tarde de ayer y hoy también.

Nunca había peleado antes de que llegar a este lugar, pero el deporte ya lo practicaba desde los trece años. Mis padres no estaban tan de acuerdo al respecto, decían que practicar artes marciales mixtas era peligroso y no era acorde a mi vida, pero a mí me gustaba y era bueno en ello.

Ellos nunca me obligaron a nada, nunca me impusieron nada, solo me daban su opinión, sus consejos. Eran buenos padres y yo, yo los había hecho sufrir mucho al irme. Sacudo mi cabeza intentando despejarla de los recuerdos. Me levanto de la mesa tomando ambas tazas y las dejo en la pileta.

—¿Vos peleas?

—Sí y vas a tener el honor de verme pelear esta noche.

—Ya me parecía —dice algo pensativa.

—¿Qué cosa? —pregunto curioso.

—¿Qué? 

Me mira algo ¿avergonzada? ¿Se ruborizo?

—Dijiste que ya te parecía ¿A qué te referías? —presiono intentando contener una sonrisa.

—Emm...nada...—la miro ladeando la cabeza con mi mano en mi barbilla—. Es que había pensado que debías practicar algún deporte por tu...—me señala de arriba abajo con la mano— estado...físico...

—¿Me estuviste observando? —ya me es imposible disimular la sonrisa.

—Es medio difícil no hacerlo cuando te paseas todo el tiempo en paños menores.

—¿Paños menores? Hablas como mi abuela —ahora río un poco sin poder evitarlo.

—No soy vieja, tengo veintidós.

¿Ella tiene veintidós años? no puedo creer que tenga la misma edad que yo cuando huí de mi vida, esa coincidencia me inquieta, aunque no sé por qué.

—Si bueno, solo dije que sonabas como mi abuela, no que fueras vieja —le guiño un ojo y ella intenta disimular una sonrisa—.   No importa, el tema es que hoy me vas a acompañar al Galpón —me mira desconcertada—. Es el lugar donde se llevan a cabo las peleas —aclaro—,   pero si me vas a acompañar necesito que sigas un par de reglas. Primero —enumero con mis dedos—,   por nada del mundo te separes de mi lado...

—¿Pero no se supone que vos vas a pelear? —me dice interrumpiéndome—, como voy a hacer para no separarme de tu lado cuando...

—Dejame terminar de hablar —ahora la interrumpo yo mientras la miro serio—. Cuando entre a la jaula te vas a quedar con mi amigo Tato, el va a cuidar de vos.

Hoy vino al entrenamiento y charlamos un poco. Le conté sobre Laura, le mentí también diciéndole que era mi prima, pero sospecho que no me creyó. No quería que supiera la verdad, de hecho no sabía cómo explicárselo. Además estaba seguro que me iba a bombardear con un millón de preguntas para entender mis motivos ¿Cómo podría contestarle cuando ni yo mismo encontraba la lógica en lo que estaba haciendo?

Le conté también lo que había sucedido con Alejandro ayer, no le gusto mucho, él lo conocía tanto o más que yo. Le dije que tenía intenciones de llevar a Laura a la pelea porque no quería dejarla sola en casa, obviamente no estuvo de acuerdo. Me dijo que ese no era lugar para llevar una chica, que le parecía demasiado arriesgado. Para mí también lo era, pero quería que estuviera ahí, que sintiera la adrenalina que emanaba ese lugar.

Además también quería que me viera luchar, quería que conociera esa faceta de mi vida.

—Número dos, no hables con nadie más que con Tato, pero solo lo justo y necesario. A él también le dije que sos mi prima y que te llamas Lara, eso es lo que todos deben creer.

Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora