Capítulo 33

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Una parte de mi me dice que suelte todo y salga corriendo, pero la otra sabe que no tengo muchas probabilidades de lograrlo. Nina se gira y yo no tardo en seguirla.

—Alejandro —dice Nina en un tono que no logro distinguir.

—Nina, es tarde, deja que yo la acompaño a Lara.

Se acerca para agarrar la bolsa que lleva en su mano y ella retrocede.

—No hace falta, además ella viene a mi casa a cenar conmigo.

—La cena tendrá que quedar para otro día —dice seco.

Yo miro la escena petrificada, me asusta que pueda hacerle daño a Nina por querer ayudarme, así que intervengo.

—Está bien Nina, no se preocupe, lo dejamos para otro día.

Trato de darle una sonrisa tranquilizadora que ni yo misma me creo. Ella me mira con los ojos bien abiertos, obviamente con miedo y niega con la cabeza, pero no puedo dejar que ella salga perjudicada por querer ayudarme.

—Nina andate antes que pierda la paciencia —le dice Alejandro.

Ella le da la bolsa que lleva a regañadientes y se acerca a mi para saludarme y susurrarme al oído.

—Quedate tranquila que ahí le aviso a alguien.

Se separa de mí y yo vuelvo a sonreírle para que se vaya tranquila. Una vez solos, Alejandro se acerca mucho a mí, tanto que puedo sentir el aliento a cigarro mezclado con menta que emana de su boca.

—Al fin solos preciosa.

Sus palabras y su presencia me producen escalofríos, pero lo oculto lo mejor que puedo. Si algo aprendí de la vida que me toco vivir es que demostrarle miedo a tu victimario le da más poder sobre 

—¿Necesitas algo?

—No realmente, solo quería acompañarte a tu casa.

Quiere que lo lleve a la casa de Adrian, no sé qué hacer, no puedo guiarlo hasta ahí, se lo reservado que es Adrian con su espacio. Debo encontrar una excusa para distraerlo y salir de este embrollo, pero no sé cómo.

—Está bien, puedo sola, te lo agradezco.

Intento acercarme a él para tomar la bolsa pero él la sujeta con más fuerza mientras me mira con algo de impaciencia.

—Voy a ser directo porque no tengo tiempo para estupideces, vas a llevarme ahora mismo a lo de Quince y no quiero nada de trucos.

—¿Y si no quiero? —intento sonar lo más segura que puedo.

—No me provoques, no te va a gustar conocerme enojado.

Trago saliva, estoy realmente en aprietos y no sé cómo salir de esta. Solo puedo pensar en lo idiota que fui al salir de la casa a pesar de que Adrian me pidió que no lo haga. Me va a odiar y la culpa es solo mía. Después de todo lo que él hizo por mi yo vengo a pagarle de esta forma.

—Empeza a caminar, no tengo todo el día.

Me empuja con su mano libre haciendo que tropiece con una piedra y trastabille, la caja que llevo en la mano cae al piso desparramando todo su contenido. Intento agacharme para levantar las cosas pero Alejandro me agarra fuerte del brazo y me levanta de un tirón.

—Deja eso ahí y empeza a caminar de una puta vez.

Comienzo a caminar lentamente en dirección a la casa, mientras mi cabeza va a mil por hora intentando encontrar alguna forma de evitar lo inevitable. El se mantiene a mi lado, aun sujetándome fuerte del brazo para evitar que intente escapar. Por más que pienso ninguna idea viene a mí, por lo que decido enfrentarlo y negarme. Clavo mis pies en el piso y me giro.

Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora