Capítulo 38

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Siento su corazón latir tan fuerte como lo está haciendo el mío. No voy a negar que me asusta todo lo que ella provoca en mí, pero en este momento no quiero pensar, solo quiero sentir. Subo mi mano hasta su rostro y acaricio su mejilla, luego la llevo hasta su cuello y la acerco a mí para besarla nuevamente.

El beso comienza lento, solo son suaves roces y mordiscos. No puedo evitar temblar ante el contacto, pero poco a poco me voy acostumbrando. No sé en qué momento el beso se vuelve más intenso, la temperatura de mi cuerpo se eleva haciendo que cierta parte de mi cuerpo despierte. Tengo que parar ahora porque no sé si sea capaz de hacerlo más adelante. Intento separarme pero ella pone sus manos en mí cuello y tira de mí para que nuestros labios no se separen.

—Lau...—susurro sobre su boca—, creo que mejor...—me sigue besando—, si no paro ahora no creo que pueda...

Ella se separa y me mira.

—¿No me deseas?

—Dios, sí, claro que sí —el bulto en mi entrepierna es una fiel prueba de eso—. Es solo que...no creo que debamos...

—Quiero esto.

—Lau, pasaste por muchas cosas esta noche y no creo que estés pesando con claridad.

La secuestraron, la golpearon, la drogaron, incluso estuvo a punto de morir de una sobredosis.

—Nunca estuve tan segura de algo en mi vida.

Vuelve a estampar sus labios contra los míos y no tardo mucho en perder la cordura y la voluntad. Me dejo llevar por todas las sensaciones y sentimientos que me recorren. La giro haciendo que apoye su espalda sobre el colchón y luego me coloco encima de ella apoyando parte de mi peso en mi brazo izquierdo. La miro a los ojos mientras con mi mano derecha acaricio su rostro, luego la bajo lentamente y en el camino acaricio su cuello, su clavícula, su brazo.

Ella tiembla y se estremece ante mis caricias, me encanta saber que soy yo quien provoca eso. La beso mientras mi mano sigue explorando su cuerpo hasta llegar a la curvatura de su pecho, aprieto suavemente y ella suelta un suave gemido en mi boca. Eso me pone a mil. Me entretengo un rato ahí y luego bajo mi mano hasta llegar al borde de la remera. Meto mi mano por debajo y comienzo a subirla por su cintura y acaricio su plano abdomen, su piel se siente suave y tersa.

Cuando llego a sus pechos busco lentamente su pezón. Apenas lo rozo se pone duro y erguido, noto como ella se tensa y separo nuestros labios para poder mirarla a los ojos. En su mirada puedo ver lujuria, excitación, pero también miedo y eso me desconcierta. Quizás todo esto le hace recordar lo que ese hijo de puta le hizo. Que estúpido fui, había olvidado por completo ese detalle. Paro de golpe sacando mi mano de abajo de su remera. Ella me mira extrañada.

—¿Estás bien?

—Si...solo un poco nerviosa...

—Lau, quiero que sepas que yo no voy a hacerte daño...jamás te lastimaría...

—Lo sé ¿Por qué lo decís?

—Es que...quizás todo esto te recuerde a lo que ese...

—No, no lo hace —dice interrumpiendo mis palabras.

—Entonces ¿Por qué estas nerviosa?

Ella se sonroja y baja su mirada a mi pecho.

—Es que yo...nunca...

Trago saliva al escuchar sus palabras.

—Lau ¿Sos virgen?

Se sonroja pero enseguida asiente mientras se muerde su labio inferior. Me está volviendo loco.

—¿Queres que pare?

Ella niega esta vez y su sonrojo aumenta más como si eso fuera posible. Yo tampoco quiero parar, he deseado esto los últimos días y sé que ella también.

—Vamos a ir despacio, si necesitas que pare, por favor decímelo.

—Si —me regala una sonrisa tímida.

Mis manos vuelven al borde de la remera y sin quitar mis ojos de los de ella se la quito sumamente despacio por la cabeza dejándola únicamente con su tanga. Es hermosa, realmente lo es. Me incorporo un poco y me saco mi remera, quiero que estemos en igualdad de condiciones. Me coloco a su costado y aun mirándola comienzo a acariciar su cuerpo, centímetro a centímetro, dejando suaves caricias.

Luego me acerco y comienzo a depositarle besos y suaves mordiscos por todos aquellos lugares por donde mi mano la acaricio. Primero su cuello, luego su clavícula, arriba de sus pechos, sus costillas, su abdomen. Ella se estremece con cada contacto y yo no puedo evitar sonreír. Llevo mi mano hacia su pecho y le doy un suave apretón antes de ponerme a jugar con sus pezones.

Sus pechos no son muy grandes pero se ven gloriosos, caben perfectamente en mi mano. Los acaricio y masajeo mientras noto como ella se excita cada vez más y más. Bajo mi boca hacia uno de sus pezones y la escucho soltar un gemido que repercute directamente en mi ingle. Como siga así no voy a poder aguantar mucho tiempo más.

Dejo sus pechos y llevo mi mano hasta el borde de su tanga, meto un dedo por debajo del elástico y recorro todo el borde hasta llegar a su cadera. Una vez ahí tiro hacia abajo para comenzar a bajársela. Ella mira atenta cada uno de mis movimientos, otra vez noto miedo pero me sonríe para hacerme saber que está bien.

Me coloco en cuclillas para poder terminar de sacársela por sus pies. Su pecho sube y baja lentamente y veo como traga saliva cuando su mirada se fija en mi bulto. Yo le sonrío para tranquilizarla y me acerco a su oído para susurrarle.

—Tranquila, prometo cuidarte, no voy a hacerte daño.

Me incorporo y me acerco a su boca, se la devoro en un beso profundo y apasionado. Mis manos acarician todo la piel que encuentra en su camino, mientras va bajando hacia su entrepierna. Cuando llega ahí ella se tensa. Me separo de su boca.

—¿Confias en mi?

—Sí.

—Quiero que a partir de ahora solo te dejes llevar, solo sentí.




Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora