Su mirada esta fija en la mía, se ve asombrado. No sé que me impulsó a besarlo en el cachete, solo lo hice. Estoy realmente agradecida por todo lo que está haciendo por mí, por ser tan bueno conmigo.
—De nada —me sonríe.
Vuelvo mi mirada hacia el frente para disfrutar de las vistas. La garganta me duele horrores, pero no me importa, es un dolor que vale la pena sentir, gritar fue algo que se sintió liberador. Como me sugirió, grite pensando en todas aquellas veces en las que quise gritarle, por todas esas veces que me sentí dolida, herida. Por toda la ira que me generaba verlo maltratar a mi madre. Grite por la muerte de mi padre y por el dolor de haberlo perdido. Para cuando calle, me sentí más liviana.
Me abrazo a mí misma, está empezando a bajar el sol y el frío se siente con mayor intensidad. Busco la campera que deje en el suelo al lado de la mochila y me la pongo. El también se acerca y se pone la suya, luego agarra su mochila para guardar el agua y las galletas, la cierra y se la cuelga del hombro.
—¿Volvemos?
—Sí.
Retomamos el camino de vuelta, el cual me resulta un poco más complicado que cuando subimos. Algunas rocas son demasiado altas y empinadas, pero él me ayuda a bajarlas sosteniéndome de la mano para que pueda mantener el equilibrio. En una de esas veces en la cual me ofrece su mano para bajar de una roca noto unas cicatrices en su muñeca.
Claramente son la evidencia de un intento de suicidio, lo cuál me hace estremecer. Me pregunto que lo habrá llevado a eso. Sé lo que se siente querer acabar con tu vida, aunque yo nunca llegue tan lejos. Decido dejar de lado dichos pensamientos, no quiero ir por ese camino. Cuando llegamos a la altura del arrollo aprovecho para tomar otro sorbo de esa refrescante agua mientras Adrian llena la botella a mi lado.
Para cuando llegamos al pie del cerro son las cinco y cuarto de la tarde. El lugar se encuentra bastante vacío en comparación a cuando llegamos. Aun se pueden ver algunos adolescentes deambulando, pero las familias y la mayoría de las parejas ya se han marchado.
Cuando nos habíamos sentado a almorzar en la zona de camping no pude evitar observar a algunas de esas familias. El trato amoroso entre las parejas, el cariño con que trataban a sus hijos, como los niños jugaban y se divertían a su alrededor. Sé que en algún momento de mi vida tuve todo esto, cuando mi padre aun vivía, pero no logro recordarlo. Es como si nunca hubiese existido tiempos felices en mi vida. Solo puedo recordar todo lo malo que vino después.
Sacudo mi cabeza para alejar estos pensamientos, no quiero arruinar este hermoso día. Adrian puso todo su esfuerzo para hacerme sentir bien, debo comportarme y no pensar más en cosas que no puedo cambiar. Por más que lo desee con todo mi ser.
Nos acercamos a la zona de artesanías y observamos las hermosas cosas que aquí se venden. Un bellísimo collar llama mi atención, es una piedra azul con un símbolo del infinito tallado en ella. La piedra está unida a un cordel hecho de cuero trenzado de color marrón. Es precioso.
—¿Te gusta? —me susurra al oído haciéndome sobresaltar por su cercanía.
—Es hermoso —digo intentando controlar los latidos de mi corazón.
—Me llevo este —dice al artesano levantando el collar de la manta.
—No hace falta...—quiero impedir que lo compre pero es en vano.
—Son ochenta pesos —dice el artesano.
Adrian saca el dinero de su bolsillo y se lo entrega
—¿Se lo envuelvo?
—No gracias.
Lo toma con sus dos manos y me hace señas para que me gire. Coloca el collar en mi cuello, atándolo por detrás. Luego me gira y me mira
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Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITAR
RomanceElla necesitaba desesperadamente volver a sentir. El no quería volver a sentir nunca más en su vida. Dos vidas, mucho dolor y sufrimiento. ¿Cómo amar cuando se teme decirlo y duele sentirlo? Un encuentro que los llevara por un camino de sanación. ...