Después de que Juan me saca del baño me lleva hasta una habitación donde está Alejandro y otras tres personas más. Los cuatro se dan vuelta y me miraran de arriba abajo, me siento indefensa y vulgar con estas diminutas prendas.
—Mira lo que tenias escondido —dice Alejandro—. Veni, quiero verte.
Juan me empuja y me tropiezo con los tacones, pero logro recuperar el equilibrio. Me paro lo más erguida posible intentando no demostrar miedo ni vulnerabilidad. Alejandro se acerca más a mí y cuando está a solo unos centímetros me agarra del culo y me aprieta contra su cuerpo.
—Estas muy buena, pero no me gustan las sobras de Quince, es una pena que él te haya tomado primero. Pero mis chicos —se aleja un poco para mirarme—, ellos no tienen ningún problema al respecto, así que te conviene portarte bien esta noche ¿entendiste?
Asiento, se me revuelve el estomago por su cercanía. Él me suelta y se dirige hasta un mueble de dónde saca una cartera de mujer, me la lanza tomándome por sorpresa pero logro agarrarla antes de que caiga al piso.
—Hay algo de maquillaje ahí adentro, anda al baño y arreglate un poco, vamos a una fiesta.
Juan se acerca a mí y me arrastra nuevamente hasta al baño. Esta vez se queda apoyado en el umbral. Apoyo la pequeña cartera sobre el lavabo y la abro, adentro hay un labial, un juego de sombras en tonos rosas y un rímel. Comienzo a maquillarme bajo la atenta mirada de Juan.
Cuando termino Juan me hace señas para que camine delante de él, caminamos hacia el comedor y ahí está Alejandro solo. Al vernos entrar esboza una sonrisa maliciosa.
—Vamos.
Salimos de la casa, afuera está fresco y el frío hiela mi cuerpo poniéndome la piel de gallina. No me han dado ningún abrigo y las pocas prendas que llevo puestas a penas si me tapan. Por suerte nos subimos al auto negro de Alejandro, él se pone al volante y Juan me mete atrás, donde están dos de los tres tipos que estaban antes dentro de la casa. Me ubican entre medio de ellos dos y cada uno me agarra de uno de mis brazos. Juan entra del lado del acompañante.
—Toma Juan, hace que se la trague.
Veo con horror como Alejandro le da algo a Juan, este se gira y se abalanza encima mío mientras empiezo a tironear para zafarme del agarre de los dos grandulones. Pero ellos son más fuertes que yo. Juan se sienta sobre mis piernas y me agarra la cara con una de sus manos, apretando mis mejillas para hacerme abrir la boca.
—Vamos preciosa, esto te va a gustar.
Niego asustada, no quiero hacer esto, no puedo perder el control de mi cuerpo y mi mente, debo mantenerme alerta, debo mantenerme viva hasta que Adrian venga por mí. Pero todos mis esfuerzos se ven frustrados cuando uno de los dos grandulones me tapa la nariz obligándome a abrir la boca para poder respirar. Juan aprovecha y me mete lo que parece una pastilla dentro de mi boca, luego me la cierra y quien me tapaba la nariz me suelta.
—Traga.
Niego repetidas veces, noto como Juan se está poniendo furioso, saca una pistola de su espalda y me la apoya sobre mi frente.
—Traga.
Hago lo que me ordena, no tengo mucha opción. Sé que no me va a disparar, pero si puede hacerme mucho daño. Trago con dificultad y siento como esa pastilla pasa raspando por mi garganta. Los tres me sueltan y Juan vuelve a su lugar. El auto arranca y comienza a avanzar, no pasa mucho hasta que comienzo a notar como todo a mí alrededor comienza a desvirtuarse. Me siento liviana, mis brazos parece de pluma, mi respiración es superficial pero calma.
No me doy cuenta cuando llegamos, solo veo como abren la puerta y uno de los grandulones me tira del brazo para bajarme. Una vez fuera, Alejandro me agarra de la cintura y me arrastra dentro de una casa. Escucho música, suena fuerte, hay mucha gente pero no logro distinguir con claridad nada de lo que me rodea. Las voces, la música, todo retumba dentro de mi cabeza. Las luces parecen bailar por las paredes.
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Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITAR
RomanceElla necesitaba desesperadamente volver a sentir. El no quería volver a sentir nunca más en su vida. Dos vidas, mucho dolor y sufrimiento. ¿Cómo amar cuando se teme decirlo y duele sentirlo? Un encuentro que los llevara por un camino de sanación. ...