Capítulo 6

7.4K 620 45
                                    

No me gusta para nada la mirada que le dirigió a Laura, lo conozco demasiado como para saber lo que pasa por su podrida cabeza y de solo pensarlo me provocan ganas de molerlo a golpes. Apoyo las cajas en el piso y decido dar unos pasos para mantenerlo lo más lejos posible de ella, solo espero que las cosas no se vayan a la mierda porque no estoy seguro de poder controlarme si eso sucede.

—Quince —me dice mirándome a los ojos intentando intimidarme, pero hace mucho tiempo que dejo de hacerlo.

—Alejandro —le digo en el mismo tono.

—Veo que estas muy bien acompañado hoy —la mira por encima de mi hombro por unos segundos y luego me vuelve a mirar—. Se parece a la chica que me describió Juan, la que vos salvaste ayer de ser, como lo digo delicadamente ¿cortejada? —levanta la ceja izquierda— por él y por sus otros dos amigos ¿es tu nueva puta?

Sé que me está provocando, quiere saber si se trata de alguien que me importe.

—Sí lo es o no, no es de tu incumbencia —le digo secamente.

—Tenes razón, no me incumbe. Es solo que me pareció raro cuando Juan me contó lo sucedido. No soles jugarla de héroe o meterte en los asuntos de los demás.

Sabía que mis acciones podría traer consecuencias, debo alejar su atención sobre ella como sea.

—No me gusta compartir, creo que eso lo aprendí de vos —le digo con un tono algo irónico—, pero podes decirle a Juan y sus amiguitos que cuando me canse de ella se la regalo, no creo que tengan problema ya que están acostumbrados a recibir siempre las sobras, en todo.

—Jajaja —se ríe falsamente—, en eso tenes razón — vuelve a mirar hacia atrás de mi—. Te dejo jugando a la casita, tengo cosas más importantes que hacer —vuelve a mirarme—. Que sigas bien Quince.

Se da media vuelta y comienza a alejarse. Maldición, de todas las personas que podíamos cruzarnos tuvo que ser él, creo que lo mejor es que por unos días no me vean con ella. Si llegan a ponerla en la mira las cosas se pueden poner difíciles y terminar mal. Me maldigo internamente por traerla y por haberme ofrecido a ayudarla, mas sabiendo perfectamente que si permanece mucho tiempo a mi lado la pongo en riesgo. Y no solo a ella.

Decido darme vuelta para agarrar las cajas y seguir nuestro camino, pero me quedo duro cuando me encuentro con sus ojos. Me está viendo fijamente, pero no trasmite nada con su mirada. Esperaba encontrarme con una mirada de reproche, de enojo o incuso temor, pero no. Como es eso posible, es decir, literalmente acabo de tratarla de puta y la ofrecí al mejor postor.

Una sensación de impotencia me recorre helándome la sangre a su paso. El arrepentimiento que sentí hace unos segundos se esfuma dando lugar a unas inmensas ganas por querer ayudarla, de querer llenar ese vacío que veo en este momento en sus ojos. No sé como lo voy a hacer, ni siquiera sé si lo voy a lograr, pero voy a intentarlo con todas mis fuerzas.

Me doy cuenta que llevo varios segundos observándola en medio de la calle y sé que no es una buena idea. Sin decir nada me agacho a recoger las cajas y me doy media vuelta para seguir caminando. Escucho que sigue mis pasos y decido concentrarme mejor en lo que debo hacer a continuación. No puedo cometer errores, no puedo llamar la atención, nadie puede darse cuenta de que me importa. Porque me guste o no admitirlo, esta chica que apenas conozco me importa.

Aun no entiendo el por qué, solo sé que lo hace, que provoca que sienta una inmensa necesidad por querer ayudarla. Así que decido no perder tiempo tratando de entender los motivos, si voy a ayudarla debo hacerlo rápido, antes de que algo malo le suceda por mi culpa.

Tomo otro camino al que tomamos antes, siempre lo hago con el fin de despistar a quien quiera que decida seguirme. A veces camino varias cuadras de más solo para asegurarme que nadie lo hace. Una vez que estoy seguro de eso, nos guió hacia el callejón. Ambos subimos por las escaleras y entramos a mi casa.

Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora