Capítulo 34

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Los nervios no me dejan pensar con claridad, salgo desesperado a la calle sin tomar ninguna precaución y me encamino lo más rápido que puedo hacia lo de Nina. No logro hacer una cuadra cuando siento mi teléfono vibrar dentro de mi bolsillo. Saco el aparato con las manos temblorosas y veo en la pantalla que se trata de Ciro.

—Sí.

—Quince ¿Dónde estás?

—Yendo a lo de Nina, no puedo hablar ahora, después te llamo —le digo.

Estoy por cortar pero el grito de Ciro me detiene.

—¡Quince espera! ¿Estás ahí? ¿Me estas escuchando?

—¿Qué pasa Ciro? No tengo tiempo ahora para boludeces...

—Se trata de Lara —me dice interrumpiéndome.

Me detengo en seco al escuchar su nombre.

—¿Qué es lo que sabes? —le pregunto temeroso de escuchar la respuesta.

—Me vino a buscar Nina, está a mi lado en este momento, me dijo que hace casi dos horas Lara fue al almacén y cuando salieron las intercepto Alejandro...

Mi corazón se salta un latido en cuanto lo escucho, Ciro sigue hablando pero ya no soy capaz de comprender ninguna de sus palabras. Me doy cuenta que estoy en medio de la calle, miro para todos lados, no hay casi nadie. Tomo una profunda bocanada de aire e intento relajarme, ponerme así no va a ayudar de mucho.

—Mierda Quince ¿me estas escuchando?

—¿Dónde están?

—En mi casa.

—Quédense ahí, estoy yendo.

Corto la llamada y decido llamar a Tato, es el único que puede ayudarme. Marco su numero y al segundo tono me atiende.

—¿Quince?

—Surgió algo.

—¿Qué paso?

—Lara, se la llevo Alejandro.

—¿Cómo?

—Llegue a casa y no estaba, había salido a comprar a lo de Nina pero nunca volvió. Recién me llamo Ciro que esta con Nina, ella le contó que Alejandro las intercepto y se llevo a Lara.

—¡Mierda! Esto complica las cosas.

—Necesito encontrarla Tato, no puedo dejar que le pase algo por mi culpa, no me lo perdonaría... —trago el nudo que tengo en la garganta—, no puedo perderla a ella también...

Tan pronto esas palabras salen de mi boca caigo en lo importante que se ha vuelto Laura para mi.

—¿Dónde estás ahora?

—Yendo a lo de Ciro.

—Ok, voy para ahí

—¿Tato?

—¿Qué?

—Gracias.

—Tranquilo, vamos a resolverlo.

Corto la llamada y apuro mis pasos para llegar pronto a lo de Ciro, mi corazón aun late desbocado y no precisamente por el esfuerzo de la carrera. Llego y entro sin golpear, me interno en la casa hasta que encuentro a Nina sentada en una silla de la cocina mientras toma un vaso de agua y a Ciro apoyado en la mesada frente a ella. Ambos se giran al verme y Ciro se acerca a mí. La cara de Nina es de culpa y yo niego intentando sonreírle para que no se sienta mal.

Despertar a la Vida (#Wattys2016) SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora